lunes, 12 de noviembre de 2007

El Triunfal Febrero del 93.

Juan PabloII,G.Lapaz,Vaticano........Saúl Espinosa,Capitanazo.



La estadística de los campeonatos del Litoral no ha sido de alta frecuencia para las aspiraciones triunfalistas del fútbol mercedario.
Nuestra autoestima numérica es muy endeble.

Se ganó el primer Torneo en 1922 que fue el primero de la Confederación recién fundada. Se repitió en el 24 y en el 25. Buen comienzo como para alentar pronósticos de continuidad favorable. Corrían los "años locos" en el país. La celeste era oro olímpico en Ámsterdam (Holanda) y Colombes (Francia). Deleitaban María Eugenio y Delmira con poesía erótica que envidiaría Safo de Lesbos; y a Juana la "exportamos" porque era "de América". Se inauguró en el 25 el Palacio Legislativo, joya arquitectónica, y en el 30 el super Estadio "Centenario", levantado en menos de un año, el que vio nuevamente consagrarse a Nasazzi y sus guerreros en el Primer Mundial de la FIFA.
Nos dábamos ciertos lujos como prestarle dinero a la Inglaterra imperial. Rodó ejercía el magisterio póstumo e hispanoamericano con Ariel, poniendo en aprietos al yanqui Calibán, aunque aquél, en su templo de la espiritualidad interior, ni se enterase que el primer Roosevelt, Teodoro, no Franklin Delano, salía a cazar con sus águilas y osos tierras y continentes. Carlos Vaz Ferreira enseñaba a pensar con Lógica Viva. Florencio consolidaba el teatro rioplatense y se multiplicaban los discos del dúo oriental de Gardel y Razzano.
En Mercedes Carlos Federico Saez-muerto a los 21 años - y luego Pedro Blanes Viale, fundaban el impresionismo pictórico criollo como vanguardistas reconocidos.
Después, se esparciaron en Mercedes las conquistas futbolísticas del pago chico como si de una maldición se tratase. Los interregnos fueron largos y dolorosos. 1942…1955….1975. Generaciones enteras no supieron de un halago.
Hasta que llegó la prodigiosa década del 90.
¡Campeones en el 92, 93 y 96! Y además, en el 96, Campeones de la primera Copa OFI.
Siempre nos gustó – por una suerte de idiosincrasia todavía de inexplorada génesis- el estilo artístico de apreciar y jugar al fútbol. Toques sutiles, moñas galantes, frente al imperio de la fuerza bruta.
Se nos bautizó a nivel de selecciones departamentales como los "Académicos del Hum". Claro… no ganábamos , no obstante agradábamos mucho.
Los fraybentinos del otro lado del río eran los consumados dueños del podium mayor. Sin embargo, nos compadecíamos de ellos. En nuestra particular e inmaculada concepción de la belleza, eran los paradigmáticos exponentes de ese contra valor, por más que ejercieran el monopolio ganador de todas las Copas que ansiábamos para nosotros con predicciones triunfalísticas, muy volátiles a la hora de la verdad objetiva. En fin…¡qué rabia! Siempre detrás de los rudos "triperos" del Anglo, medios criollos, medio ingleses.
-"Domina Soriano….goool de Río Negro" pasó a ser un clisé en las sintonías narrativas de los periodistas, arraigando como decepcionante axioma funerario.
Resignados recibíamos el restregue de la gloria fortachona de los Pini, Zabaleta, Cerrilla, Grasso, Cáceres, Cochinello, Soria o Lazcano que nosotros, perdedores y todo, teníamos el pedigrí de la pureza delos Young, Chelle, Matosas, Cabrera, Ildo, Masnik, Espalter, Roa, Ortega, Salvador, García, Catalá, Forlán y algunos otros apellidos exquisitos de guardado anonimato que no se habían atrevido a deslumbrar en Montevideo, como sí lo consiguieron los nombrados que la mayoría de ellos fueron "celestes".
Para colmo, cuando en el 43 pudimos ganarles en su cancha del Liebg's, la felonía del juez actuante cedió a la agresividad hogareña convalidando un gol sucio penetrando lasciviamente la pelota fuera del arco.
En el 58 algo similar. Nos anularon por off side una conquista misil de 40 metros de Gil Simone, integrante de aquella memorable combinación que orientó don Héctor Scarone.
Eso fue también en el Liebig's….Bien que podíamos parafrasear a don Atahualpa Yupanqui: "Las penas son de nosotros, las conquistas son ajenas"…. Fue así que decidimos cambiar. Se excluyó a los hábiles marcándoles por decreto el ostracismo de la selección, tipificado el pecado de haber merecido la gracia y.... el castigo juntos. En tal severa tarea de cazar fantasmas, no fue tan radical el senador Mc Carthy en los EE.UU con los cineastas, como sí los componentes de aquellas Comisiones de Selección hacia jugadores dotados por la veta sacrosanta de la capacidad técnica. Se prefirió a los toscos, ingenuos voluntaristas de pelo en pecho, más identificables por sus torpezas y servicial prontitud para extraer balones de su propia red que por las donosas virtudes del dribling y del cabezazo goleador.
Obviamente, seguimos sin ganar y sin gustar , salvo en los amistosos del 25 de Agosto.
Antes del "decreto", por lo menos, éramos competitivos y captábamos admiración con las verónicas visuales de nuestros frustrados artistas del macramé.
Como no hay más verdad que la realidad, una fatídica evaluación indicó que debíamos agregar aditivos al plan mutilador. Más de lo mismo. Seguir con los de "pelo en pecho", incorporando en la desesperación de la ausencia de medallas, sin querer reconocer las culpas del equívoco propio, una categoría hostil de pauta demencial .-"En el "Koster" de aquí en más no podemos perder jamás, ni por los buenas ni por las malas", clamó el agriado lote de sabihondos…. "¡ni por las malas! "
Al no encontrarnos aptos para las "buenas"- interesantes jugadores proscriptos por la autosangría- fue la prepotencia la medida de nuestra acción y de nuestras impotencias.
Equipos rivales, jueces, supieron de la "Revolución Cultural" la que en alguna ocasión se expresó llevando perros ovejeros a la cancha por sí aparecían guardametas atajadores y belicosos entre los jugadores visitantes. Salto mandó uno -muy guapo el hombre- y así le fue. Lo corrieron por todo el Estadio, canes, corceles y bípedos. También se llegó a embarrar el área previo a un partido con regaderas de flor. Tampoco resultó. Al contrario: de "académicos" nos convertimos en "bandidos", convictos sin confesión. Se colocaron incluso alambrados detrás del arco de la calle Fregeiro para que el público metiera "pechera" , facilitándole el ingreso al partido con entradas devaluadas respecto a las generales.En ese lugar, salvo esa vez, nunca antes ni después hubo habilitaciones para observar los juegos , porque nuestro público prefiere la burguesa comodidad. Su partidarismo no llega a tanto como para ir a hinchar en sitio de mala visibilidad. ¡Faltaría más!
No hay caso. Se es como se es. En tanto el travestismo se pagó caro y generó revanchismos en feudos foráneos, conjurados con promesas de venganzas crueles, las que en general no se concretaron.
Entre la presión social de una nueva y candente revisión para reencontrar el reino del laurel –cada vez más inhospitalario y ajeno- y la apremiante necesidad de restaurar un perfil pacífico, reconstructor de lastimados relacionamientos externos, nació la idea de encontrar un Hombre providencial. No para calzarle la horodante casaquilla de un Nº 9 goleador.No. Fue la búsqueda mítica de un Midas directriz. De alguien que fuese motor de ideas, generador de espacios pragmáticos , padre venturoso y protector de maleficios y dependencias freudianas infantiles. Y a él, entregarse en cuerpo y alma, sin que nadie chistase sus osadías..
-"Yo ya no pienso más.Que lo haga por mí". Así se asumió la ilusión. Otra instancia más para probar… Se vería luego por sus frutos.Habíamos probado tanto y tantas veces.
¿Podría ser eun conocido Promotor radial y periodista deportivo, ese agente soñado que por ósmosis social de éxitos personales trasladara mágicas soluciones e ímpetus restauradores?
-¡Probemos con él! Es un "outsider", recién surgido y con mucho camino a recorrer amparado en su sigiloso e infalible Angel de la Guarda.
-¡Qué salve al fútbol!!, coreó unánime el Consejo Directivo de la Liga y todos sus clubes.
-¡Qué lo salve!, gritó la tribuna popular.
En poquitas semanas arregló cuentas. Con autoritaria legislación, que solo desde lo formal parecía institucional, se adelantó a solucionar conflictos habituales que inútilmente comprometían tiempos y esfuerzos, quitando oportunidades para la atención de lo significativo. Introdujo la Informática administrativa, días entonces de indiferencia modernizadora. Instaló una Clínica Deportóloga, para los futbolistas y para la población en general que todavía funciona ponderadamente.
-¡Parecía cosa de milagro!Hay que dejarlo hacer, no lo interrumpan ni lo hostiguen!
En meses las finanzas rebosaban tras el entierro de los tradicionales números rojos de los balances de Navidad.El público volvió a las canchas. Los Torneos apasionaban y las querellas tontas pasaron a ser anecdotario de museo historiográfico.
-Si, sí,sí…Todo muy lindo …pero ¿dónde está el título litoraleño? ,se enfadaba Catón el Censor y los envidiosos infaltables con alegría interior.
Al año siguiente de la asunción- con la casita arreglada ya por dentro- se formó una selección aleccionada en lo espiritual y sobre todo en lo material para ganar. El Entrenador apadrinó a sapientes y armó un equipo ofensivo, solo dispuesto para atacar sin antiguos complejos cualesquiera fuera el scorer. Fue el equipo de Pitito. Pitito Rodriguez.Luis Rodríguez.
Finalmente llegó la hora de la gran prueba final en match decisivo. Fue el 13 de febrero de 1992 con Artigas en su muy lejana frontera norte, tierra que la providencia futbolera ya había puesto precedentemente en otros famosos entreveros que hicieron estallar conflictos duros, tales los del 75, sentenciados con ruptura de relaciones entre ambas Ligas, recién normalizadas quince años después. Una multitud viajó desde Mercedes a las minas de las ágatas. En el Parque "Matías González", León de Maracaná, rugía la multitud lugareña. Las dos multitudes presionaron tanto que en el arco del Cuareim saltó hasta el último alfiler, expulso de su espacio privilegiado.
Pocas veces habíamos visto y escuchado tan sonora recepción como la prodigada por los artiguenses a los suyos. Los petardos y la cohetería alimentaron la pirotecnia estimulante de la garra silvestre.
Y por contrario sensu, quizás se amilanó la nuestra por un instante.
¡Metía miedo aquello!
¡Qué drama! A los veinte segundos el "Manquito" Cabral de Colonia cobra acertadamente un penal a favor de Artigas que el Vasco Aguirregaray convierte.Cero a uno. ¿Tendríamos que desandar quinientos quilómetros, hipotecada tan precozmente la esperanza?
Horacio Méndez, el centrodelantero que en el partido de ida en Mercedes había tenido choques muy fuertes al amparo de esa deliciosa permisibilidad extra reglamentaria que en general inmuniza al locatario non sanctus por ley no escrita pero imperativa, era el obligado receptor de las punzantes venganzas de los nativos y sus afilados tapones 43.
Pese a que no recibía balones tan severamente marcado, seguía merodeano con paciencia de felino de Bengala, sobándose en tanto pellizcotes y pullas.
De pronto, un centro a la olla.Horacio se eyecta con combustible de Cabo Cañaveral y pone el satélite de cuero plástico en el exacto lugar del cosmos donde no llegan los seres humanos.El arquero de Artigas, el asombroso Favale lo es ,y aterriza haciendo sapitos , rendido.¡Uno a uno!¡Muy bueno!
El aletear de la esperanza ahora sí que se percibió finito en los sensibles oídos visitantes, ochocientos presentes y cuarenta mil escuchando por radio en Mercedes con el cabalístico gancho de los dedos entrecruzados.
-¡Bien Horacio,bien!¡Qué golazo! Mercedes querida! Mercedes nomás!!
Por la aplicación de aquel indiscutible principio de la Física clásica –que también es de la Sociología de las masas-que a cada acción sobreviene una reacción de signo contrario, volvió la fe. En las atiborradas tribunas adversas, menos bombas se encendían. Los decibles de la grita estentórea norteña bajó abruptamente. Crecía sí el nerviosismo hecho silencio, devolución sensorial a las dos parcialidades ante el cariz de los acontecimientos m arcados de incertidumbres recíprocas.
El Presidente de la Liga,Lapaz Correa, por medida precautoria e identificado como el padre lúcido del rejuvenecimiento gladiador de Mercedes, subrepticia y solitariamente se instala en los solitarios vestuarios. Allí permanecerá bajo cónclave como monje penitente, sin conocer hasta el final el resultado de la puja.
-No es cobardía pensar en algunas circunstancias con las piernas, se confesaría después frente a inmediatos allegados.
Yo acompañaba a Oscar Galagorri como su comentarista en la narración de Difusora Soriano.En la euforia ciega de un anticipo triunfalista, dicho a voz tonante desde la precaria cabina al aire libre, tal se estila en el Interior, lesiono la susceptibilidad de un aficionado dramatizado, compungido por el giro rotatorio de los sucesos de la cancha, los que ponían en duro cuestionamiento la validez de sus goces y deseos iniciales pro festejo del campeonato.
Siento, más que veo, cuando el atleta trepa profiriendo amenazas etilizadas con apuñadas manos marciales.La coacción intimidatoria se aproximaba apuntando hacia mi rostro.La parábola que describió el puñetazo errático fue tal pues alguien sobrenatural puso en mi la destreza del "Intocable" Nicolino Locche , el gran boxeador mendocino y mundial.El golpe colisionó contra otra humanidad desprevenida, no precisamente la mía que experimentó el gancho aleve. Lo detienen y todo el micrófono de alta fidelidad capta el tumulto, escuchándose todavía en el Museo de la Voz de CX121 de Jesús Balseiro mi alegato justiciero cuando hay tiempos radiales de reminiscencias:
-Traicionero! Traicionero! No pasarán…no pasarán!! , sintiéndome, en la exgeración de la emoción y del fluir interior de la adrenalina, con el temor mimetizado en arrogancia, cual si fuese un miliciano madrileño del 39 en absurda comparación que me avergonzó de veras horas después, retomada la calma.
-¡Tranquilo…¡Tranquilo!, apaciguaba Oscar para reducir la tensión en Artigas como en Mercedes.-“Palmarín para Espinosa,éste a Hornos que abre para Cantirán, pasa la pelota Birriel…ful de Joao Fagúndez y repone otra vez Soriano!”
-Sí señor, me calmo…pero le aviso a mi señora en Mercedes que no me tocaron esta vez…Este partido lo ganamos.Sí,lo ganamos!!!
A los 68 minutos Walter Martínez la toma de bolea desde sesgados treinta y cinco metros poniendo un 1 a 2 antológico.¡Era el Campeonato, esquivo desde el 75!
-¡¡Gol!!Gooooool!!, la garganta de Oscar Galagorri era una lija.
-No lo puedo creer , algo nos va a pasar…algo nos va a pasar que impida el sueño.Treinta años transmitiendo y el la primera vez ¡.Tantas vecer nadando hasta la orilla para ahogarnos en la arenita.¡Es imposible creer que seremos campeones.¡Dios mío! Qué termine pronto!...que termine ¡por favor!!
Tenía razón a medias. Seríamos Campeones ,pero nada evitaría la consagración pese al postrer empate de Artigas que igual nos clasificaba como los mejores de la región.
Pitó el Manco!...y como pitó, cayó,rodeado por la cobarde turba enrdecida
en un conato consiguiente. Guapo y honesto coloniense al que le falta una mano, invalidez que compensa superavitariamente con otros atributos de pura virilidad.
-¡Campeones nomás!¡Campeones!! gritaba el orfeón de los sorianenses.
Abrazos eternos, sonrisas, lágrimas, contradicciones que sólo tienen su lógica cuando la vida afectiva se ve conmovida por fuertes impactos.
Comenzaron a caer las primeras piedras basálticas sobre la atribulada afición.El retiro del estadio se dilató por estrategia cautelar.No era de exclusividad del presidente “pensar con las piernas”. ..
Martín Herrero , el delegado tricolor,venía corriendo con los ojos desorbitados y su corazón atrapado en la nuez de Adán. Gerardo Lapaz, movilero de la radio dentro del escenario,compadre y amigo del dirigente,va a su encuentro para compartir el festejo al verlo correr hacia su posición. Una falsa interpretación del periodista cuando extendió su mano fraterna al coterráneo.
-Salúdame después Gerardo…¡total! yo ya te conozco…mirá…detrás de ti…
Tres robustos morochos perseguían al bueno de Martín, seguramente con intenciones inconfesables y previsibles dada la dureza de sus maquiavélicos rostros.
En el Parque circundante, los camarógrafos de Mercedes Cable Visisón, Alejandro Bartesaghi y Alexis Morante,tiraban de un carrito de aluminio vistiendo pulcras túnicas blancas y un birrete gastronómico mientras balbuceaban con acento nada convincente un muy entrecortado pregón: ¡Panchos…Panchos con mostaza!
-Qué hacen uds? ¡¿ De pancheros?!
-Shhh! Shhh! Escondimos las cámaras dentro el carrito…si las llegan a descubrir nos las destrozan y está todo el material para la perpetuidad!! ,explicó lívido Bartesghi.
-….y se lo alquilamos al panchero con toda la mercadería que le quedaba, complementa con decir susurrosoMoranti.
La estratagema funcionó y los rollos llegaron. Los televidentes los gozaron sin enterarse cúantas peripecias había detrás de esas imágenes exclusivas de la hazaña del fútbol sorianense.
El retornmo a Mercedes fue apoteósico.Los héroes fueron recibidos bajo palio durante horas, exhibiendo los trofeos en ofrenda ceremonial de suave acento bacanal . Caluroso domingo de febrero donde solo quedó por beberse el agua del río Negro.Nada alcanzaba para refrescar y brindar por sed y por la felciidad.
Solo faltaba a la usanza de la vieja Roma imperial, el esclavo monocorde que recordaba a los vencedores que todo es efìmero y fugaz:
-No te vanaglories…no te vanaglories…
Al diablo con los romanos, ellos con su pan, nosotros con nuestro circo victorioso.
Poco importaba a los atletas recibir lecciones de moral olímpica ahora que las niñas más hermosas de la ciudad arrojaban besos, flores y promesas quinceañeras a veinteañeros jugadores.
El Presidente Lapaz inauguraba la marcha triunfal.Parecían sonar los versos de Ruben: -“Ya viene el cortejo/ ya viene el cortejo/Ya se oyen lso claros clarines de los paladines”...
Los paladines no portaban cascos emplumados, petos, escudos ni lanzas. Eran simplemente las unidades de la radio que propalaban el itinerario del laurel y recordaban, una y otra vez, los goles de Horacio y de Walter, respaldado por el aviso de propaganda del a generosa cerveza que se libaba por gargantas incontenibles, resecas y funcionales.
El “outsider” saludaba a diestra y siniestra desde el volante de su auto insignia, blanco y japonés.
Sentía el espaldarao de lo popular y un camino abierto para su eventual expectativa de liderazgo, concretada a dos años cuando en el 95 llegó al sillón principal de la Intendencia Municipal de Soriano, repitiendo después en el 2001 con reelección. Después en el 2005 fue Senador, dignidad democrática que sigue desempeñañndo.La gran pregunta:¿El fútbol se vale de la política o es al revés?
-¡Gustavo!¡Gustavo!¡Gustavo!, clamaba la plebe enloquecida.Resurgía la vieja clase y se recuperaba el noble estilo del 24, interdicto por décadas.
OFI también entregaba el premio al Fair Play.En los tiempos que apostamos a tácticas del malevaje ¡últimos! Y ahora, que se había “feminizado” la delicada bondad creativa en el tratamiento del útil, ¡Primeros! Cada cúal es como es. No hay caso.

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