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Waltercito ( así se lo conoce) Domínguez integra la nueva generación de los Martínez, una familia de sportmans mercedarios del fútbol dotado de naturales condiciones técnicas Extra-Ordinarias. Sí," extra", es decir no comunes y procedentes de los genes de un prodigioso más allá, Y "ordinario", por no ser del común, tal ese prototipo general, discreto, mediocre o, en todo caso, ya muy habitual entre mayorías opacas que pululan entre miles de futbolistas nacionales de turbia calidad.
Vi por t.v. el reciente juego clásico entre Peñarol y Nacional.¿Qué hacían vistiendo esas gloriosas históricas casaquillas con altísimo índice, casi total, de defensores de pelo chuzo y discretísimas habilidades mínimas? ¿Por qué no había por allí un Waltercito?.
Es que Domínguez -
con hermanos Campeones Nacionales y regionales de nuestro país e incursiones internacionales- tiene hendidas muy fuertes sus raíces en la ciudad del Hum y no atina aun a dejarla para ir a la macrocefálica Montevideo por el peso de una cultura popular desde la fidelidad al pago de la nacencia.
Embajadores de la capital y cónsules lugareños de la propia Mercedes le ofrecen el oro y el moro para sacarle una firma en el Libro de Transferencias desde su Institución Atlética Juventud Soriano del Barrio Artigas a nuevos estandartes clubísticos ... Pero el joven se mantiene fiel a su atmosfera pueblerina.
De esa puja entra las ofertas -cada vez mas tentadoras- y la aparente y visible indiferencia del deportista, quizás alguna vez se producirá una respuesta viajera o... la de un quietismo del adiós definitivo.
Nadie es él, mas que él ...y que eso quede claro en esta gacetilla.
Pero somos muchos a los que nos gustaría verlo por el Estadio Centenario, el Parque Central, el Campeón del Siglo o el Franzzini primero y ,luego, vaya a saber por cuáles pagos extranjeros. Es que vino en "estado de gracia" por sus supremas destrezas futbolísticas.
¡Qué las muestre mas allá de los festivales amateurs de su pueblo y los de la región!
