lunes, 7 de marzo de 2011

Un Peripatético de Mercedes por la Rambla playera de Montevideo


Por razones médicas, estoy obligado a caminar diariamente. La terapia del traumatólogo y endrocrinólogo, me ha transformado en un caminante cotidiano.
No me gusta.
 Me aburre y me canso más en lo físico que en lo intelectual ante tanta rutina cotidiana.
Por eso el caminante que ya soy -cuando no me rebelo  y apelo a treguas que engordan mi abdomen, razon una de ellas de mis padecimientos patógenos- se ha transformado en un peripátetico, nombre que procede de la escuela filosófica de Aristóteles, el Liceo.
Peripatético es el que curte  sendas pensando.
Los liceales de la antigua Hélade aristotélica salían  con su maestro a caminar y a filosofar en movimento.
Escuchar esa palabra adjudicada a alguien con liviandad desprovista del sentido de la acepción que le corresponde en el lexicón, sin penetrar en su semántica, da la sensación que el adjudicatario es persona a la cual le falla el tornillo de sus sinapsis.Y nada más alejado, supongo...
Yo a mi caminar,  para hacerlo peripatético, le agrego una radio, cuestión de  escuchar  música o programas periodísticos de talante dialéctico, como la Tertulia de Radio "El Espectador" de Montevideo, sin duda la mejor entre las de su género, que si bien no abundan ante tanta cumbia villera, algunas las hay.
También me interesa en M.24 cuando habla el presidente Mujica, hombre de cultura aunque se haga el sota con su lenguaje  desfigurado para mantener el personaje vivo que recreó y le resultó.
Porto también una maquinita digital fotográfica y reparo en los paisajes de la costa, oportunidad de acechos que si están en estado de alertas me permiten tomar algunas notas y luego agregarle una leyenda con destino a mis queridas "Charadas", ya en el bunker de mi laptop.
La verdad que, por lo menos para mi, es un buen sistema. Se me hace más llevadero y rápido el caminar en la comparación a los aburrimientos  del movimiento exclusivamente pedestre, realizado sólo y  sin los acoples de las prótesis materiales del pensamiento, esa  mp3 y la noble camarita Nikon Colpix L12, tan utilitaria y barata que me salió, amén de llevarse ya como cien golpes de mi nietito Teo. Irromplible la chinita de patente japonesa.Hasta me la lavó en un balde con agua y jabón...e igual siguió fotografiando.
Como hay vida por doquier en Montevideo, y en cualquier ciudad del mundo, se debe estar alerta para ver dónde estallan con mejores encandilamientos los efectos que les detallaba.
Tener la chance de filosofar  no es otra cosa que preguntarse, reflexionar, criticar, opinar, deducir, inducir, simbolizar, prevenir, hacer prognosis,etc., macanear quimeras, utopías y ucronías. Mil etcéteras más.
Hoy vi a el mascarón de proa,  copia del encontrado en el Egeo de Samotracia, Victoria o Niké homónima, con sus alas atadas a prisión eterna del Castilllo de Perrault que mandó construir Pittamiglio cuando Pocitos en zona de Punta Carretas y Biarritz, era un páramo deshabitado.
No la dejan escapar al cercano mar de sus reminiscencias naúticas o a los cielos  salinos del Uruguay platense, tan bien  dotoda para  raids aeróbicos.
Le tomé una foto...que ya sabré como la transformo, luego, en Charada....
Playa de Pocitos, azogada, que parecìa se venía la luvia.Falsa alarma de Carnaval.

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