De Beatos y Goliardos en Nuestros Tiempos de la Influenza Porcina.
La Muerte...que Dios te envía. La estrtificación social medioveval.
Reaparecen tanto análogos temores de episodios patógenos similares a los de la Edad Media como afanes liberadores por beatos conclusos en abadías a través del arte frente a tantas inquietantes incertidumbres .
Sugiere- subjetivamente creo que es más lo que afirma que lo que meramente sugiere- que en nuestra época esa liberación artística está en entredicho y que nunca hubiese estimado encontrarla en beatos, fenómeno que reconoce se dio en aquellos típicos tiempos del hombre segmentado tridimensionalmente : el que reza su fe en el Monasterio derivando en artista, del siervo labrador de la gleba, y del guerrero combatiente del feroz feudalisamo militar.
Así comienza su gacetilla:
-"Escucho en la radio que el mundo acaba de llegar a la “fase cinco” de riesgo; el locutor explica que es el grado de alerta que hace de la expansión de la gripe porcina una peste de carácter global, universal, planetaria… La palabra plaga y pandemia se vuelven omnipresentes, los medicamentos se agotan, las colas para vacunarse son cada vez más largas y la gente va por las calles con mascarillas en la boca. Mientras todo eso sucede, se desparraman en mi mente las imágenes de una humanidad vulnerable, abandonada a merced de fuerzas incontrolables o mejor dicho a la espera de aquello que sabe y siente inevitable. Por eso, no puedo dejar de pensar en la Edad Media y en las páginas iluminadas de los maravillosos “beatos” que con singular maestría desde finales del siglo VIII y hasta el siglo XII, cuando el mundo aguardaba el día de la cólera divina, se afanaron en comentar e interpretar en imágenes las profecías del Libro de las Revelaciones de San Juan, el libro del Apocalipsis".(Continúa)
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Interesado por el enfoque de la culta comentarista y, según las reglas del juego en estos blogs, hice mi aporte perfilándolo sin tono contradictorio, sino simplemente señalando que cierta bohemia medioeval y no solo el estamento de los beatos, contribuyó a pergeñar formas expresivas .Ellas constituyeron por cierto un canto a la libertad en un ambiente por momentos muy atosigador para el albedrío en función de ciertas fuerzas autoritarias que caracterizaron el período.
Envié lo que sigue, que ya está acompañando el trabajo disparador de la Dra.Sanguinetti.
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La Sra.Emma me ha paseado por las rutas del mal pero, afortunadamente, con pasaje sellado de retorno a la beatitud. Ahhh!...gracias Señora.
-“Cuando los lenguajes artísticos se vuelven impotentes o triviales, a uno le da por ponerse a pensar en beatos”….
¡Apocalipsis now! No por 1975 D.C., Vietnam, sino por la Edad Media y las señales de maléficas profecías emitidas por cien actores de todos los tiempos precedentes, bíblicos y pre bíblicos, al ritmo de las cercandanzas de los cuatro horripilantes Jinetes que querían llegar al año 1000 en que el Maligno sería liberado para combatir nuevamente al Santísimo.
Pestes, hambrunas, guerras, torturas, ordalías y toda la serial de infamias universales, daban la voz de la alarma. El huracán de San Juan soplaría fuerte.El milenio traería las atroces y definitivas sentencias a ejecutar sanguinolientamente , antesala del Juicio Final. Seres primitivos prefirieron suicidarse y otros…como se decía hasta hace muy poco en mi pueblo de Mercedes para escapar a calamidad de cosa juzgada que se iba a reiterar en el 2000 pasado ¡ya hace nueve años1 proclamaban su pretensión salvacionista yéndose a Fray Bentos.
Algunos, muy bien comidos en una sociedad de famélicos , pero encerrados en claustros con apariencias de beatos, portando no obstante en la cotidianeidad conductas luceferinas, eran los prodigios del “arte liberador” si retornamos a ese Medioevo del siglo X, años del 900. Sí, lo leí entre otros escritos en la novela policial de Gran Guiñol de Humberto Eco “El Nombre de la Rosa”, que la Sra Ema nos la menciona en su columna.
Pero a mí me influyó mas ese librillo pequeñín que vale más en calidad de lo que pesa en gramos de Jacques Le Goff, “Los Intelectuales de la Edad Media”.
Me permitió descubrir a esos creativos clérigos vagabundos, tan libidinosos como ex obispo de cercano país mediterráneo, y a sus amigos de aventuras disipadas, etílicamente estimuladas, los pícaros estudiantes de tunas y cantigas sobre el mesón de un albergue benévolo o un bodegón de novísimas telarañas. Recorrían en raídes pedestres los trillos del renacimiento del siglo XIII, bitácoras de las nacientes Universidades que aún persisten con glorias cognitivas magnas en la añeja Europa. Iban en pos de los grandes maestros de cátedras que mantienen resonancias vigentes sin necesidad de costosas butacas pullman, amplificadoras las montevideanas de la expansión de los glúteos y no del cerebro y la sensibilidad.
Se les llamaba goliardos. ¿De Golhiat, el Diablo, el Gigante? ¿De Gula, jinete del cuarteto infernal? No sé. Pero así se les reconocía. Le cantaban al amor. A la mujer.Al buen vino. Al principio trascendente de todas las cosas, llámese como se llame, Dios o Diseño Inteligente. A una visión cíclica de la existencia .Es que en la Rueda de la Vida y de la Muerte, siempre se pasa por un mismo lugar anterior.
Son notablemente comparables estos goliardos a nuestra post modernidad. Y artistas.Pero no beatos. O no muy apegados a la virtud de la constrición.
Uno, con filiación que el tiempo se tragó, pero no al afán documental de algún historiador de la literatura, cuyo nombre por ahora no tengo, así cantó veleidades y eternidades:
-" Tengo la intención/de morir en la taberna/que el vino sea acercado/a la boca de los moribundos/para que digan cuando vengan/ los coros de ángeles:/ -"Dios sea propicio/a este bebedor."
( Meum est propositum / in taberna mori, / vinum sit appositum / morientium ori /
Ut dicant cum venerint/ angelorum chori: /- “Deus sit propitius / huic potatori". )