La Bella y la Bestia.
Liceales y niños de una escuela del Barrio Borro junto a su maestro eran orientados sobre el arte renacentista.
La Bella estaba en Pocitos.La más bella de todas, la favorita de Leonardo, el de Vinci, aunque mujer del tendero Giocondo, concitando miradas predilectas. La rambla y playa era su trono estético junto a la cofradía pictórica del Louvre en reproducciones de alta fidelidad.
La gente gozaba en algunos de sus paseantes de la muestra internacional de lo mejor de Occidente a cielo abierto, celeste y espléndido; otros satisfacían apenas curiosidades; buena parte seguía indiferente, más preocupados por la caminata salutífera que embellece el cuerpo y fortifica el músculo cardíaco. La Bestia, en tanto esperaba su oportunidad, escondida entre banderas y altoparlantes de máximos decibeles polutos de bailarines juveniles de los partidos políticos en esta nueva zafra electoralera que apunta muy veloz hacia junio venidero.
¡Y zás, le llegó el momento a la forajida! Tomó un papel embadurnado y lo plantó sobre el vidrio protector, muy cerca de la mejilla izquierda de Mona Lisa. Alguna mano piadosa extrajo luego la leyenda, pero quedaron restos agresivos de la pegotina.
Asi la fotografiamos con prueba adjunta. No es mucho desde el daño físico. Es enorme, en cambio, la actitud perversa.
La bella seguirá siendo Bella.Y la bestia, Bestia. Refractaria a cualquier terapia.
En tanto, niños de la escuela del barrio Borro recibían explicaciones sobre el arte del rencimiento italiano en una pedagogía del aprestamiento que se debe aplaudir. Párvulos de un colegio de cultura francesa también recibían lección en el idioma de Molière y de Guy de Maupassant.
Una jovencita liceal, procuraba copiar con su carbonilla en un combate que por el momento perdía lejos, la imagen personal del más célebre de los retratos universales, terminado por Leonardo hace apenas medio milenio (1503-1506) , a posteriori vendido al combativo Francisco I de Francia.
¡Y zás, le llegó el momento a la forajida! Tomó un papel embadurnado y lo plantó sobre el vidrio protector, muy cerca de la mejilla izquierda de Mona Lisa. Alguna mano piadosa extrajo luego la leyenda, pero quedaron restos agresivos de la pegotina.
Asi la fotografiamos con prueba adjunta. No es mucho desde el daño físico. Es enorme, en cambio, la actitud perversa.
La bella seguirá siendo Bella.Y la bestia, Bestia. Refractaria a cualquier terapia.
En tanto, niños de la escuela del barrio Borro recibían explicaciones sobre el arte del rencimiento italiano en una pedagogía del aprestamiento que se debe aplaudir. Párvulos de un colegio de cultura francesa también recibían lección en el idioma de Molière y de Guy de Maupassant.
Una jovencita liceal, procuraba copiar con su carbonilla en un combate que por el momento perdía lejos, la imagen personal del más célebre de los retratos universales, terminado por Leonardo hace apenas medio milenio (1503-1506) , a posteriori vendido al combativo Francisco I de Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario