Aguardo a Juan Manuel Teodorico, el Virginiano que Nacerá en el Mes Primaveral de la Proserpina Germinal.
<- Teodorico, Príncipe León.
-" Cuando faltan cuatro semanas aproximadas para salir al mundo exterior, esta es mi imagen interior dentro de la pancita de mamá, documentada mediante una ecología tridimensional tomada en la Clínica de Rivera esq.Arocena, Carrasco.Creo que la naricita mejorará. Ahora luce apretada contra la placenta y algo achatada." >---------------------------------------->
Mi se llamará Juan Manuel Teodorico porque así lo quieren sus padres repartiendo y conjuntando preferencias . Juan recoge la nomenclatura de los Yglesias y de los Iribarnegaray; Manuel la de los Santos. Por ahora los Saez deberán esperar...¿Teodorico? Ah! Es nieto número 40 de Teodorico Amalo, el ostrogodo, de origen bárbaro germano, de las tribus de Germania que destruyeron el Imperio Romano de Occidente pero que él, luego, por el año 500 D.C.con el apoyo del emperador de Bizancio lo restauró desde el italiano Exarcado de Ravena,-donde yace aún su lápida epitafio en venerado mausoleo circular- a un renacimiento tan ilustre tal los hubo en ciertos períodos de los Césares romanos. Fue el primer rey de Italia. Ojalá nuestro Teodorico montevideano, de próximas raíces sorianenses y treintaitresinas, sea tan emprendedor, mecenas y responsable, como su viejo y heroico abuelo...al que se le puede piadosamente perdonar la tragedia del gran Boecio.
Dentro de diez días, si Dios así lo quiere y fija el adviento en su sagrado albedrío, nacerá mi primer nieto, de Mercedita Florencia-hija nuestra con Lita- y de su esposo Arturito Diego Miguel . Siento intransferible emoción, la que genera el don de la continuidad de la vida, gracia y merced para luego irse sin temores al viaje final y enfrentar con templanza la "blanca señora" del famoso romance medioeval que aguarda, agazapada e insoslayable, detrás de cualquier instante o recodo.
Toda época es probanza a la responsable misión de preparar la sangre chiquita que viene, renovada y sustituta. La era en que vivimos es particularmente difícil pues trajo cambios que obligan a atender las emergentes necesidades en diferentes asimilaciones y acomodaciones al cambiante mundo contemporáneo cuando no existen en las novicias transformaciones de estos tiempos globales, las experiencias encontradas con las calmas placideces de las edades doradas, más dóciles en la lidia de las aprensiones existenciales.
Mis ancestros inmediatos nos enseñaron por intuitivos reflejos en tiempos de vacas gordas y prósperas cosechas, apenas contando con el mínimo y fornido pan de su trabajo proletario, honesto y sacrificado, sin terrenales herencias materiales que otros de la misma raza familiar las perdieron por inútiles. Hoy los rumiantes pastan en tierras transgénicas, contaminadas, y sus pastores se han tornado consumistas, individualistas, quedando la ficción que los apocalípticos jinetes de la tradición bíblica preparan con sus pajes las bélicas monturas, aunque apenas se sepa si ya llega la hora de salir a galopear por la gula de cosas y por guerras de lo ajeno.
Comparto, no obstante, apreciaciones de estos últimos día sobre la impar fortaleza del poder formativo hogareño, blindaje principal para evitar o acotar desviaciones peligrosas en los vástagos párvulos de nuestro cariño humano y metafísico. Pero no siempre es ese el exclusivo ámbito para integrar una educación axiológica. Comprendo que la Madre Teresa de Calcuta podría haber sido la de San Francisco, el bueno de Asís. Pero sin embargo hay tantas Teresas gemelas por aquí, Uruguay, que lloran hoy a sus pobres y miserables Lucifer, domeñados por traiciones extra domésticas que llegaron maldecidas, por ejemplo desde la química infame de los mercaderes de la desgracia.
Nadie puede vivir para siempre en la profilaxis de un techo y cuatro paredes de cristal.
A veces nuestros deseos, esfuerzos probos, conductas e influencias sanas e inmaculadas, son insuficientes para concatenarlas sin asperezas con nuestras aspirantías de conducir amadas proles, plenas de virtudes hasta que arribe el momento que vuelen hacia el eterno ciclo de venidas y despedidas con el tributo familiar que concedió la herencia social y biológica de aletazos firmes y maduros… ya que “nuestros hijos no son nuestros hijos, son de la Vida” . Lo afirmó el poeta Khalil Gibrán y su intuición desgarrante en cautivante asalto a la autoestima. Es una interpretación a considerar pues, a veces, la ingenua asignación del propietarismo absoluto que le asignamos a la carne y al espíritu de nuestra carne, de nuestro espíritu y del encuentro amoroso hacia otro ser que tenía y tiene análogos proyectos de vida ,instrnasferibles y propios, lo desprotege por el culto a la exageración de cariños sobreprotectores.La generosidad se troca en egoísmo. Bien vale una nueva reflexión y una nueva re-lectura que nos alerte y nos dé mayores fuerzas contra lo previsible o lo imprevisible del paisaje aciago de los días que vivimos entre tanta marginalidad y criminalidad que padecen numerosos estamentos del prójimo, de las cuales nadie está salvo. Vayamos entonces al vate libanés:
-“Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos. Y el contestó: Vuestros hijos no son vuestros hijos. Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros. Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen. Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas, Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no ser puede visitar, ni tan siquiera en los sueños. Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros. Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer. Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida. El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos. Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestras manos sea para alegría. El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable".
Toda época es probanza a la responsable misión de preparar la sangre chiquita que viene, renovada y sustituta. La era en que vivimos es particularmente difícil pues trajo cambios que obligan a atender las emergentes necesidades en diferentes asimilaciones y acomodaciones al cambiante mundo contemporáneo cuando no existen en las novicias transformaciones de estos tiempos globales, las experiencias encontradas con las calmas placideces de las edades doradas, más dóciles en la lidia de las aprensiones existenciales.
Mis ancestros inmediatos nos enseñaron por intuitivos reflejos en tiempos de vacas gordas y prósperas cosechas, apenas contando con el mínimo y fornido pan de su trabajo proletario, honesto y sacrificado, sin terrenales herencias materiales que otros de la misma raza familiar las perdieron por inútiles. Hoy los rumiantes pastan en tierras transgénicas, contaminadas, y sus pastores se han tornado consumistas, individualistas, quedando la ficción que los apocalípticos jinetes de la tradición bíblica preparan con sus pajes las bélicas monturas, aunque apenas se sepa si ya llega la hora de salir a galopear por la gula de cosas y por guerras de lo ajeno.
Comparto, no obstante, apreciaciones de estos últimos día sobre la impar fortaleza del poder formativo hogareño, blindaje principal para evitar o acotar desviaciones peligrosas en los vástagos párvulos de nuestro cariño humano y metafísico. Pero no siempre es ese el exclusivo ámbito para integrar una educación axiológica. Comprendo que la Madre Teresa de Calcuta podría haber sido la de San Francisco, el bueno de Asís. Pero sin embargo hay tantas Teresas gemelas por aquí, Uruguay, que lloran hoy a sus pobres y miserables Lucifer, domeñados por traiciones extra domésticas que llegaron maldecidas, por ejemplo desde la química infame de los mercaderes de la desgracia.
Nadie puede vivir para siempre en la profilaxis de un techo y cuatro paredes de cristal.
A veces nuestros deseos, esfuerzos probos, conductas e influencias sanas e inmaculadas, son insuficientes para concatenarlas sin asperezas con nuestras aspirantías de conducir amadas proles, plenas de virtudes hasta que arribe el momento que vuelen hacia el eterno ciclo de venidas y despedidas con el tributo familiar que concedió la herencia social y biológica de aletazos firmes y maduros… ya que “nuestros hijos no son nuestros hijos, son de la Vida” . Lo afirmó el poeta Khalil Gibrán y su intuición desgarrante en cautivante asalto a la autoestima. Es una interpretación a considerar pues, a veces, la ingenua asignación del propietarismo absoluto que le asignamos a la carne y al espíritu de nuestra carne, de nuestro espíritu y del encuentro amoroso hacia otro ser que tenía y tiene análogos proyectos de vida ,instrnasferibles y propios, lo desprotege por el culto a la exageración de cariños sobreprotectores.La generosidad se troca en egoísmo. Bien vale una nueva reflexión y una nueva re-lectura que nos alerte y nos dé mayores fuerzas contra lo previsible o lo imprevisible del paisaje aciago de los días que vivimos entre tanta marginalidad y criminalidad que padecen numerosos estamentos del prójimo, de las cuales nadie está salvo. Vayamos entonces al vate libanés:
-“Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos. Y el contestó: Vuestros hijos no son vuestros hijos. Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros. Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen. Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas, Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no ser puede visitar, ni tan siquiera en los sueños. Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros. Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer. Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida. El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos. Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestras manos sea para alegría. El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable".
Mi se llamará Juan Manuel Teodorico porque así lo quieren sus padres repartiendo y conjuntando preferencias . Juan recoge la nomenclatura de los Yglesias y de los Iribarnegaray; Manuel la de los Santos. Por ahora los Saez deberán esperar...¿Teodorico? Ah! Es nieto número 40 de Teodorico Amalo, el ostrogodo, de origen bárbaro germano, de las tribus de Germania que destruyeron el Imperio Romano de Occidente pero que él, luego, por el año 500 D.C.con el apoyo del emperador de Bizancio lo restauró desde el italiano Exarcado de Ravena,-donde yace aún su lápida epitafio en venerado mausoleo circular- a un renacimiento tan ilustre tal los hubo en ciertos períodos de los Césares romanos. Fue el primer rey de Italia. Ojalá nuestro Teodorico montevideano, de próximas raíces sorianenses y treintaitresinas, sea tan emprendedor, mecenas y responsable, como su viejo y heroico abuelo...al que se le puede piadosamente perdonar la tragedia del gran Boecio.
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