Argentina tirita; Brasil desenvaina…y ¿nosotros?¿Nos quedarnos en pordioseros amanuenses?
Soplan fuertes las cercanas señales del resfrío de nuestra región. Argentina
tirita en este verano otoñal; Brasil pese a su trópico siente escalofríos.
¡Uruguay! Peor todavía. ¡No sabe ni lo que siente!, arrugadito.
Cuestión de incentivar las meditaciones y
buscar iniciales tendencias y trayectorias
del fenómeno continental, procuraremos
seguir trillos orientadores que para el asunto recorrieron oportunamente, entre
visiones comunes y otras no tanto, los intelectuales nacionales Luis Alberto de
Herrera y Alberto Mehol Ferré. Sin entrar en rigideces estancas, en
Herrera se aprecia privilegiante y pragmático el cautivo amor
hacia el “pago chico”, el de la nacencia. Methol, en tanto, en su lontananza,
aprecia afanosos cariños por la “patria
grande” regional.
Tenemos la persuasión que, si la Geopolitica y la Geoestrategia hunden sus raíces en el pasado, es necesario visualizar este presente confuso como objetivo para proyectarnos teleológicamente hacia futuros deseables. El inhóspito escenario testimonia movidas peripecias, trayectorias temporales dentro de ese “lugar en el mundo” que le tocó al Uruguay como primer grado existencial de su natalicio procurando su desarrollo en medio de inciertos devenires.
Tenemos la persuasión que, si la Geopolitica y la Geoestrategia hunden sus raíces en el pasado, es necesario visualizar este presente confuso como objetivo para proyectarnos teleológicamente hacia futuros deseables. El inhóspito escenario testimonia movidas peripecias, trayectorias temporales dentro de ese “lugar en el mundo” que le tocó al Uruguay como primer grado existencial de su natalicio procurando su desarrollo en medio de inciertos devenires.
Nos afiliamos al aforismo del “Historia es Hoy” para catalogar los hechos y relatos pretéritos, siempre y cuando creen consecuencias contemporáneas. De
no reunirse estos dos extremos –pasado y presente- estaríamos muy lánguidos en
una museística amarillenta.
Hay que explorar
epidérmicamente “El Uruguay que queremos”
mediante andamios geopolíticos y geoestratégicos para una temática, no
obstante, holística y multidisciplinar aguardando otros y precisos momentos de
mayor eclosión investigativa.
En el imago personal debemos
considerar al Mercosur en las visiones de dos intelectuales de primera que nos
dio el país: Luis Alberto de Herrera (1873-1959) y Alberto Methol Ferré
(1929-2009).
El Mercosur nació en términos de diplomacia con el Tratado de Asunción en marzo de 1991 dentro de grandes expectativas integracionistas, de crecimiento y desarrollo, entre sus firmantes originales de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, luego sumada Venezuela . A poco de estar superando su primer cuarto de siglo calendario, crecen las aprensiones sobre sus esperanzas germinales, viviendo todos y cada uno de sus integrantes los advientos de una crisis que cuestiona y duele. La nerviosa ponderación hace mirar necesariamente sobre nuevos emprendimientos más funcionales, si no del todo sucedáneos, por lo menos abiertos a otras estrategias extras contractuales al comprometido pacto de Unión Aduanera Incompleta, firmado en una de las siempre cálidas jornadas asunceñas de la Guarania en año capicúa de fines del siglo anterior.
El Mercosur nació en términos de diplomacia con el Tratado de Asunción en marzo de 1991 dentro de grandes expectativas integracionistas, de crecimiento y desarrollo, entre sus firmantes originales de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, luego sumada Venezuela . A poco de estar superando su primer cuarto de siglo calendario, crecen las aprensiones sobre sus esperanzas germinales, viviendo todos y cada uno de sus integrantes los advientos de una crisis que cuestiona y duele. La nerviosa ponderación hace mirar necesariamente sobre nuevos emprendimientos más funcionales, si no del todo sucedáneos, por lo menos abiertos a otras estrategias extras contractuales al comprometido pacto de Unión Aduanera Incompleta, firmado en una de las siempre cálidas jornadas asunceñas de la Guarania en año capicúa de fines del siglo anterior.
Nuestro dos próceres
mencionados se diferencian en que uno, Herrera, murió en 1959, y Methol Ferré
en 2009. El Tratado de Asunción es de 1991. A Herrera -creo que agostando la vasta
prosapia de su ágil intelecto y calidades cognitivas- se le modera en su obituario a ser un gravitante
caudillo político, práctico y lugareño, y no tanto un formidable
intelectual, que sí lo era. Su amplísima y heterogénea bibliografía da inexcusables anuncios de probanzas, con
ribetes de la alta profundidad de sus logros, facultad neuronal de los sabios
de interpretar firmes aproximaciones hipotéticas a la esquiva realidad, aun sin “convivirla”
presencialmente por diacronías. Methol correría, al hacer las exégesis o las críticas
cuestionadoras del Mercosur, mejor situado por ser de los acontecimientos,
actor paralelo en las metamorfosis geopolíticas, vivencias que no tuvo su amigo, fallecido muy antes del comienzo del Tratado.
Los países fundacionales sienten los remesones
de una virtual crisis tremolante de vientos que soplan desde el cuadrante negativo. Nos interesa la llegada de
las primeras ráfagas, aproximándose por
barlovento, en el cercano horizonte nacional del Uruguay en tanto integrante
del Mercosur. Frente al reto, danzan las respuestas, diría Arnold Toynbee.
La Integración no está en su
mejor momento, por no utilizar dardos semióticos de mayor pesimismo. Un cúmulo de inconvenientes explican las zozobras y podrían llamarse trabas comerciales, inseguridades jurídicas y
ciertos tumores por penetraciones adventicias
de talantes ideológicos trastocados.
Amén de la situación internacional de cierta retracción en la economía mundial. Nuestras exportaciones se reducen mes a
mes; fábricas se van del país y cae el pingo del escudo nacional por los desdenes del ruedo ajeno. lntentamos
cambiar, mediante petición de una volada en Brasil, con idéntico porrazo. Ni los “hermanos” del oeste, ni los del norte, fueron solícitos: la política no es cuestión de amigos
sino de intereses predominantemente arropados en propias necesidades nacionales. La trenza fue
bípeda entre los dos grandes, y los
pequeños países deberán reconsiderar con
urgencia la visión estratégica de Herrera y no tanto, suponemos, la de Methol. El mundo
es ancho y ajeno. No obstante, los
chicos se aprestan a reflexionar mediante la instrumentación práctica de un nacionalismo inclusive de
contemplaciones hacia el
liberalismo abierto. Disonancias en acecho repicarán aprensiones con
nuestros vecinos mayores, extrayéndose partido a nuestra vulnerable marginalidad:
Deberemos, entonces, promover
mediante fuerzas materiales y
espirituales, intersticios mundiales con
energías propias. Que las hay, si bien sagaz y cautamente las proveamos, aunque notificando que no es sólo el Mercosur el causante de los
problemas paisanos.
Añoramos un Uruguay total -con legitimidad soberana de múltiples
voceros -actuando con muy decente e inteligente cuota áurea de
responsabilidad. También una Oposición
con líderes y políticos preparados, prestos a solventar buenas proposiciones al Gobierno en lo
que sea viable y merecedor al interés magno de la nación. Lo demás, minoritario,
insistía Herrera, igual se soslaya …”
¡que se lo lleven todo….menos la paz de la República!”
Sin embargo es difícil la parada.
Casi 7o mil millones de deuda pública en dólares nos aprietan con compromisos que afectarán hasta la generación
del 2050.Pérdidas importantes del patrimonio en rojo de las monopólicas empresas públicas, como
ANCAP, sin soluciones inmediatas al punto que este año el déficit aumentará en millones de U$S. Decaesencia dolorosa de la
educación, mala atención de la salud, carencia de viviendas, inseguridad
ciudadana con el delito reinando en las calles y carreteras, baja natalidad y
envejecimiento poblacional, polución de las aguas. Estado paquidérmico
movilizado en un bazar dominado por corporativos, que clama a gritos mansos una Reforma impensable y
por ende impracticable, y otros etcéteras a la humana calidad de los habitantes
y ciudadanos.A-n-o-m-i-a en la actitud
de las relaciones entre jerarcas y operarios.
La fuerte ideologización de
grupos de presión, entorpecen algunos intentos de abrirnos al mundo y encontrar
nichos, ya no fúnebres, sino de vida a
nuestra producción, sangre nutricia del pueblo. Parece como que se clamara,
como sofística virtud, esa sandez de soberbios penitentes erráticos. Nos
enfermamos en los encierros y no
vemos con lucidez ni francas audacias
que, allí, están nuestras porteras abiertas.
El Mercosur es una forma de
Unidad Aduanera o Mercado Común
Imperfecto pues, no solo se mantienen ciertas restricciones
proteccionistas al comercio, sino
aquellas que dificultan el movimiento de
la fuerza del trabajo y del capital vulnerabilizadas, dicen, sólo precariamente.
Pero caen y caen los almanaques. Para complicar su inacción efectiva y de especificidad,
se le han incorporada como éscaras, otros atributos de tono no aduaneros, sino
legislativos parlamentarios. No se puede con Caperucita y se llevan también a la abuela. Y no parirá
nada, la geronte dama, salvo pingües gastos de manutención.
Para destacar entre las
perturbaciones, las rugientes Asimetrías. Son factores que operando su
naturaleza especifica en los Estados
Parte del Mercosur con grados e intensidades diferentes, pueden constituirse
en elementos de bloqueo o de retención del auténtico proceso de integración. Las más
significativas son las Políticas Cambiarias que se adopten unilateralmente por los
países. Tal instrumentación, por ejemplo, hace subir el precio de las
mercaderías de un país en el otro cuando un empresario nacional, valga el caso, se disponga a comprarlas, cuestión que sin duda repensará a la luz de la nueva y perjudicial situación.
Con la Política Fiscal ocurre algo
similar, traducible a esa recia forma de recaudación que tienen los gobiernos,
vía impuestos, precios, deuda pública, detracciones (impuestos al comercio exterior) o aranceles (al comercio
de importación), estimulando o desestimulando artificialmente bienes, algunos a favor o en desmedro de otros según sea, para luego entrar en
caos incontrolables por sus efectos
demostración ó colaterales de
variadas enjundias.
Las Políticas Sectoriales y
Sociales – aumento o disminución de
salarios- también se suman a la carga de
desvaríos que afectan al Mercosur y a la producción. Es fama que ciertas
naciones o empresas supranacionales, han
inundado los mercados con muy favorables ventajas
comparativas desde la exportación de
su mano de obra en condición poco menos que de esclavitud y servilismo. Los
obreros vivan donde vivan, no deben subsidiar el precio de la integración,
claro está, con su pobreza atroz.
Pero los hechos, hechos son.Y
se muestran en la realidad muy impenetrables a discursos y debates de sillas
curules con la argumentación oratoriana de Bizancio de buenas intenciones o
divinas providencias. Aquel deseable y
eslogánico “más y mejor Mercosur”,
cercano al post 1991 del Tratado de Asunción, parece languidecer. Y lo será más,
so pena de no encontrarse, de cierta manera, algunas suplementarias alternativas.
Ya ciertos países continentales han tenido la lucidez de ir hacia ellas, que el nuestro aún no, en la
suicida fidelidad al “más y mejor….”
No obstante, han aparecido señales que cuando la tozudez se hace muy inhóspita, hasta los asaz conservadores, por más que porten lustrosas patente de progresistas, están emprendiendo, a lo Herrera, la “revisión de nuestros destinos” sobre la base aprendida, estrategias válidas de un nacionalismo adulto y sagaz para este mundo de la globalización. Sin embargo, las rémoras igual están prendidas a la famélica ballena, alimentándose de los desperdicios del quelonio.
-Otra vez el “pago chico” que se hace nacionalismo, ni chauvinista ni xenófobo, pater, por vocero útil de un nativismo “tranquilo” que deberá tomar salvacionistas reciedumbres alquímicas en nuestras actuales circunstancias ríspidas. Tantas veces las pequeñeces geográficas de las patrias, agitan las turbulencias de las que son más extensas, sobre todo cuando pretenden menoscabar a su favor imperial las cercandanzas, mirando gozosas y antropófagas la aparente y desvalida presa constituida por quienes comparten comunes longitudes y latitudes.
No obstante, han aparecido señales que cuando la tozudez se hace muy inhóspita, hasta los asaz conservadores, por más que porten lustrosas patente de progresistas, están emprendiendo, a lo Herrera, la “revisión de nuestros destinos” sobre la base aprendida, estrategias válidas de un nacionalismo adulto y sagaz para este mundo de la globalización. Sin embargo, las rémoras igual están prendidas a la famélica ballena, alimentándose de los desperdicios del quelonio.
-Otra vez el “pago chico” que se hace nacionalismo, ni chauvinista ni xenófobo, pater, por vocero útil de un nativismo “tranquilo” que deberá tomar salvacionistas reciedumbres alquímicas en nuestras actuales circunstancias ríspidas. Tantas veces las pequeñeces geográficas de las patrias, agitan las turbulencias de las que son más extensas, sobre todo cuando pretenden menoscabar a su favor imperial las cercandanzas, mirando gozosas y antropófagas la aparente y desvalida presa constituida por quienes comparten comunes longitudes y latitudes.
-“Mi
copa es chica, pero de ella bebo yo”, dirá parafraseando a Alfred
de Musset, Luis Alberto de Herrera Quevedo.
-“La
gente anda y arde en las calles …. Si
quieren pueden llevarse todo, pero jamás la tranquilidad de la República…”
-“Ni
todo nos une a la Argentina, ni todo nos separa del Brasil”. (Pragmatismos muy aptos para ojos y oídos
2019.)
-“Uruguay
debe resolver sus problemas internacionales
consultando en exclusivo sus
conveniencias, con indumentaria
diplomática a la medida de su
cuerpo”
(Formidable definición que trae a colación
defender los principios de No Intervención y el Derecho a la Libre Determinación de los pueblos a fijar sus destinos….que “Bases, jamás!”)
-No en vano destacaba Herrera cinco
reglas de oro en las Relaciones
Internacionales del Uruguay:
-1ª.) “La Unidad Nacional que -sin
armonía doméstica- todo es estéril”);
-2da.) Discreción (“Pequeños y débiles se nos impone por las circunstancias una acción discreta, tan moderada como eficaz, y bien dirigida”);
-2da.) Discreción (“Pequeños y débiles se nos impone por las circunstancias una acción discreta, tan moderada como eficaz, y bien dirigida”);
-3era.) Confiar ante todo en el propio esfuerzo. (“Si la prosperidad depende de
la benevolencia de otra nación vecina y poderosa, su autonomía es también fruto de la ajena benevolencia”.) Un verdadero llamado de atención desde su tumba
viva, cuando los vecinos reducen sus poderes interiores en crisis
domésticas, atrayendo nuevos ciclos críticos endógenos y exógenos. Seguramente,
están inquietos y, por ende, deben
activarse aun más nuestros alertas y
alarmas);
-4ta.) “Neutralidad en los problemas de los vecinos”. (Humm)
5ta.) “Junto a las corrientes
que se neutralizan, se forma el remanso”.
-Alberto Methol Ferré – frente
al “pago chico” del nacionalismo agrario
y nativista liberal de Herrera- fue más
propicio al constructo de “la Patria Grande”, concepto que hoy transita en estos tiempos por
la era de la Globalización, la de las cercanas “tierras liquidas” distinguía
esclarecedor W.Bauman. Todo lo planetario se divulga y pretende conseguirse en santiamenes desde todas las comunidades de la especie, aldeanos globales
de una bioesfera común en la que, sin embargo, hay muchos más “infelices” que poderosos. No obstante Herrera confiaba, más
que Methol, en el internacionalismo
que en el patriograndismo ;
en pragmatismos
contingentes que en idealismos según contextos históricos. Para Herrera el Uruguay era un virtual sandwich entre Argentina y Brasil;
para Methol, una bisagra. No es lo mismo: se generan en la opción
adjetivante distintas
geoestrategias y geopolíticas según haya
riesgo de ser comidos o, por
contrario sensu, ser rústicos y débiles ejes de turbias confluencias.
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