Hacia la Reconstitución.
El Discurso de la Reinstitucionalización por Alberto Candeau en el Obelisco, el 27 de noviembre de 1983. , |
La patria, semi abandonada por sectores de su clase política, traza un cauce institucional en el cual verter -ordenada y jubilosamente- su indignación. El fenómeno protestatario tiene por eso un carácter social más que ideológico, si bien la dictadura gestionaria de la izquierda, siempre afín al divisionismo social, es el primer frente en que se libra la batalla por la supervivencia de la república y el orden constitucional, que son lo mismo, aunque muchos no lo entiendan a plenitud.
-Han sido tantas las negligencias, cobardías, complicidades o directamente traiciones de los distintos gobiernos metropolitanos desde el comienzo de la democracia, que recuperar una estructura de Estado que se sustente en una nación de ciudadanos libres e iguales costará mucho tiempo y mucho esfuerzo, si se sabe humildemente encauzarlo. Si no, el desguace continuará en una infernal carrera de obstáculos perversos con calidad de molicies perpetuas e inmovilizadoras.
-Hoy por hoy, la Izquierda tiene más medios. No más base social, ni más fuerza, ni más razón, ni más ideas, ni talento, pero sí muchos más medios materiales: el duopolio televisivo, el radiofónico, los canales públicos social marxistas de radio y televisión y los casi infinitos medios materiales de los que usa y abusa el poder político en el gobierno central, intendencias, juntas y alcaldías. Frente a eso no basta un partido de votos sin cuadros. Tampoco un partido de cuadros, debilitado en los padecimientos de una sequía de votos. Es necesario tener una estrategia común que, sea cual sea el resultado de las Internas de junio, garantice una continuidad política en la defensa de la Nación y del orden Constitucional.
-Hay que reforzar ideológica y estructuralmente la base política común, sin caer en la tentación de pelearse, ni siquiera con la piedad de la excusante fraternidad. La gran mayoría de sus votantes lo son contra la izquierda y seguirán al que ayude a echarla del poder, no a pactar con ella un desalojo parcial o el reparto del pastel, aspiración mimetizada para chasco virtual de muchos. Y el Derecho no es lo que digan las leyes que votan los políticos ni lo que interpretan los jueces, a veces con criminal arbitrariedad concediendo perdones ó burdos asistencialismos a delincuentes rapaces. El Derecho debe ser la garantía de la libertad individual, de la propiedad, de la seguridad personal y de un modelo de sociedad en el que cada uno pueda desarrollar su proyecto vital. Lo que estamos viviendo es una suerte de atropello a tales aspirantías básicas y fundacionales.