viernes, 19 de diciembre de 2008

Una interesante taxonomía política: la "Intelligentzia" y "los de a pie".

Doctores y Caudillos.Ni lo uno ni lo otro.--------->

El fenómeno que pretendemos describir se ha dado con mayor claridad en el Frente Amplio respecto al marco conceptual de las pretensiones de base de sus contendores de entre casa respecto a argumentar el pensamiento político de los líderes que disputarán las internas presidenciales dentro de una coalición que hoy está a cargo del gobierno nacional . En tal sentido José Mujica y Cr.Danilo Astori representan los referentes más significativos.
Desde tiendas del Contador, ex Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y ex Ministro de Economía y Finanzas, sus operadores publicistas han destacado que su candidato es un hombre sapiente con imagen presidencial que no la tiene, agregan,el adversario doméstico. En tanto éste,Mujica, por su equipo valoriza como disparador de virtudes llaneza caudillesca y sentido popular para pendular mucho más hacia la izquierda. Como que los astorianos son "intelligentzia" y los mujicanos "los de a pie" que promueven un conductor sin mayores preocupaciones de formular planes firmes en el pragmatismo riesgoso y veleidoso del "como te digo una cosa te digo la otra".

En los partidos tradicionales, tanto en el Nacional o blanco y en el Colorado, no aparece tan clara esa taxonomía divisoria de los "intelectuales" y los "de a pie", quizás porque la condición de oposición compacta, por lo menos hacia la visión exterior, unidades que no pueden darse el lujo de fraccionarse en extremismos.Deben estar los postulantes relativamente cerca unos de sí para darle batalla viable a la actual mayoría del FA.En el caso de los blancos, sus dos cabezas (Larrañaga y Lacalle) son abogados, pero a ambos les gusta andar a caballo y utilizar el imán discursivo de paremiologías extraídas del nativismo criollo.

La intelectualidad nacional desparramada entre las colectividades (algunos la llaman la “intelligentzia” si se vive en un período crítico) es corporativa e ilustrada. Varios de sus cuadros son universitarios. Históricamente pueden ser efluvios ancestrales de los antiguos “doctores” en sus luchas de hegemonías contra los “caudillos” rurales durante el Uruguay de la formación nacional en el siglo XIX. En general pactaban: el “doctor” ponía las formas de supraestructura y el “caudillo” era la fuerza del poder con el apoyo de sus embestidas montoneras. El asunto sigue con similitudes contemporáneas en este siglo XXI: Mujica, por dar un ejemplo de interés, pone votos voluminosos, más que todos los que puede recaudar el Partido Colorado (elecciones del 2004) ; la intelligentzia coloca el “programa” y se da el contrasentido que Mujica es a la vez en su pasión mediática, gobierno y oposición.Pero subyace un mutuo e intestino mirarse de soslayo entre partes, leguleyos y populistas eslogánicos.
El intelectual, decía Gastón Bacherlard, posee una deformación intrínseca. Se cree dueño omnímodo del saber,busca prosélitos que si alguien los retruca como objetor de conciencia son tales parroquianos rechazados y descalificados sin galanura.

En la reciente disputa por posiciones privilegiadas en la interna presidencial del FA, el sostén más sólido de Astori podría encontrarse en el bando agonista de los intelectuales. Los mujicanos eran los anatagonistas. (¡Ta'! ). No obstante el drama del país es que los grandes “caudillos” del ayer tenían, sin serlo, sabiduría doctoral, aunque con techo .Por eso sucumbieron con la complicación que les trajo la Revolución Maquinista e Industrial. Los intelectuales acomodaron mejor el cuerpo.Mujica hoy solo aparenta conocimientos en histrionismos de rifirrafe. Allí está como testimonio la infecunda tarea que gestionó desde el Ministerio agrícola, con casi la suma total del poder público. Al irse dejó un reguero de excusas marcianas que los marcianos del Uruguay metabolizaron.
Están dadas en el país todas las condiciones para avizorar una “tormenta perfecta” con la conducción frentista, mas la crisis que viene desde el exterior, si se mantienen las incoherencias y desviacionismos sobre doctrinas clásicas pregonadas desde la izquierda que ya desconciertan con tensas aprensiones a la masa partidaria. O mejor, cambiemos el género gramatical: Adviene un tormento perfecto.
Además quedan serias dudas personales sobre si los partidos tradicionales han aprendido la lección, refundándose a partir de la cristalinidad y el patriotismo auténtico que perdieron en la segunda mitad del siglo XX. De lo contrario, están refundidos. Y por extensión la nación.
Menos mal que en la Caja de Pandora, tras haberse fugado todos los males, quedó encerradita, acurrucada, a disposición, la Esperanza.

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