-"La Nochebuena se viene / la Nochebuena se va. / Nosotros nos iremos / y no volveremos más".(Pero...¿ y los niños y jóvenes?)
Un tropezón no es caída, pero hay zancadillas en política que enferman la actividad.--->
La democracia es una forma de convivencia social. Y la política, que debería ser su subsidiaria, privilegiada proveedora de recursos humanos y metodológicos, no siempre la acompaña por el trillo de un mismo paisaje.Va por otra senda.
El uruguayo tiene concepciones democráticas, si cabe la generalización, aunque con ciertos reparos, pues subyace en su ser interior una mentalidad medieval muy propicia al feudalismo caudillezco que significa una fidelidad original de algún ser hacia otro -quizás hasta admisible en ciertas ideosferas impuestas por el peso equilibrador de una realidad determinada- que, luego, termina por ser un sometimiento interpersonal de interdependencias sobre un espinoso lecho de verticalidades y no de calmas horizontalidades, fraternas e igualitarias.
Nuestros Partidos Políticos no son todo lo democrático que podría suponerse para solventar conductas democráticas ideales, burocratizados en el más alto y jerárquico nivel copular. Se presentan en sociedad como formas externas decoradas de sintonías impolutas, pero en sus introyecciones a la mayoría les falla el sistema inmunológico y se enferman de afecciones que, jamás, patologizan a sus saludables caciques . El reciente Congreso del Frente Amplio fue una clara manifestación del dominio de aparatos muy bien aceitados sobre los deseos de abundante gente que quería entreverar arriba a un Contador, ex Ministro. Obstó que se reunieran en gabinete conclavelino tres o cuatro maquiavelos para que apareciera bien aspectado un outsider que vino de Canelones. ¡Al favorito e inicial candidato presidencial hubo que recogerlo en el camión de los rezagados! Los Partidos Tradicionales, a su turno, perdieron el Poder -con el que edificaron durante casi dos siglos todo lo bueno y grande que en lo tangible e intangible se construyó en esta patria- cuando sucumbieron, domesticados por el cancerígeno "Principio de Peter", corruptelas de codicias , incluido además el complemento de algunas conclusiones más o menos atendibles del sociólogo de Burdeos, Maurice Duverger . El profesor francés establece que al surgir un tercer partido novicio en disputa, en nuestro caso el Frente Amplio, muere el número dos, para restaurar siempre una bipolaridad de taitas…que ahora son aquel ya crecido Frente y el antiguo Partido Nacional, moribundo, por ahora, el viejo Partido Colorado, dueño consuetudinario del gobierno en los lapsos más extensos que recuerda la república de los uruguayos.
Distinguíamos que no siempre van de la mano Democracia y Política, tal cual lo indicaría el buen manual de la Ética. Cuanto más se alejan, más se producen, no por relación de causas y efectos, aunque quizás por clima infecto contagioso, fenómenos de otro orden, aunque integrados como componentes referenciales de la cultura nacional, que comienzan a heder. Esos ítems tienen tanta incidencia en el ser colectivo como las pueden exhibir entidades democráticas o políticas. Si alguna cualquiera de las partes del todo entra en estado patológico, las demás están prontas a estornudar. Y mala tos se le sentirá al gato.
Tomemos dos instituciones:Una política, y una deportiva, sólo para ejemplificar.La política es tan política que su nombre tiene el prefijo “poli”. Se le encarga de guardar el orden y la seguridad públicas. Recientemente afirmó que no está en condiciones de protegerlas en escenarios deportivos del fútbol montevideano.En definitiva, renuncia o deja en estado suspensivo una finalidad primaria del Estado, la de resguardar a sus ciudadanos.
El otro modelo es el fútbol de la Asociación Uruguaya de Fútbol -tiene en su palmarés cuatro campeonatos mundiales- que en medio de una problemática de violencias dentro y fuera de las canchas por etiologías aún indetectadas en el sub mundo abisal que se concatena con el caso anteriormente descripto, deja la suma de su conducción en el presidente . No suena ni lo uno ni lo otro muy democrático ni muy político.
Tememos un prurito de aprensión: que el contagio se haga endémico y abarque más masas protoplasmáticas del organismo social de los orientales.
Hay que hacer algo.Urge. Pero con calmas ponderadas.
En esta jornada, mientras tanto, nos conformamos con una bienaventuranza cantada por viejos:
-“La Nochebuena se viene,
la Nochebuena se va.
Nosotros nos iremos
y no volveremos más”.
Pero y... ¿los que quedan? Niños y jóvenes…¿¡Qué será de ellos!?
El uruguayo tiene concepciones democráticas, si cabe la generalización, aunque con ciertos reparos, pues subyace en su ser interior una mentalidad medieval muy propicia al feudalismo caudillezco que significa una fidelidad original de algún ser hacia otro -quizás hasta admisible en ciertas ideosferas impuestas por el peso equilibrador de una realidad determinada- que, luego, termina por ser un sometimiento interpersonal de interdependencias sobre un espinoso lecho de verticalidades y no de calmas horizontalidades, fraternas e igualitarias.
Nuestros Partidos Políticos no son todo lo democrático que podría suponerse para solventar conductas democráticas ideales, burocratizados en el más alto y jerárquico nivel copular. Se presentan en sociedad como formas externas decoradas de sintonías impolutas, pero en sus introyecciones a la mayoría les falla el sistema inmunológico y se enferman de afecciones que, jamás, patologizan a sus saludables caciques . El reciente Congreso del Frente Amplio fue una clara manifestación del dominio de aparatos muy bien aceitados sobre los deseos de abundante gente que quería entreverar arriba a un Contador, ex Ministro. Obstó que se reunieran en gabinete conclavelino tres o cuatro maquiavelos para que apareciera bien aspectado un outsider que vino de Canelones. ¡Al favorito e inicial candidato presidencial hubo que recogerlo en el camión de los rezagados! Los Partidos Tradicionales, a su turno, perdieron el Poder -con el que edificaron durante casi dos siglos todo lo bueno y grande que en lo tangible e intangible se construyó en esta patria- cuando sucumbieron, domesticados por el cancerígeno "Principio de Peter", corruptelas de codicias , incluido además el complemento de algunas conclusiones más o menos atendibles del sociólogo de Burdeos, Maurice Duverger . El profesor francés establece que al surgir un tercer partido novicio en disputa, en nuestro caso el Frente Amplio, muere el número dos, para restaurar siempre una bipolaridad de taitas…que ahora son aquel ya crecido Frente y el antiguo Partido Nacional, moribundo, por ahora, el viejo Partido Colorado, dueño consuetudinario del gobierno en los lapsos más extensos que recuerda la república de los uruguayos.
Distinguíamos que no siempre van de la mano Democracia y Política, tal cual lo indicaría el buen manual de la Ética. Cuanto más se alejan, más se producen, no por relación de causas y efectos, aunque quizás por clima infecto contagioso, fenómenos de otro orden, aunque integrados como componentes referenciales de la cultura nacional, que comienzan a heder. Esos ítems tienen tanta incidencia en el ser colectivo como las pueden exhibir entidades democráticas o políticas. Si alguna cualquiera de las partes del todo entra en estado patológico, las demás están prontas a estornudar. Y mala tos se le sentirá al gato.
Tomemos dos instituciones:Una política, y una deportiva, sólo para ejemplificar.La política es tan política que su nombre tiene el prefijo “poli”. Se le encarga de guardar el orden y la seguridad públicas. Recientemente afirmó que no está en condiciones de protegerlas en escenarios deportivos del fútbol montevideano.En definitiva, renuncia o deja en estado suspensivo una finalidad primaria del Estado, la de resguardar a sus ciudadanos.
El otro modelo es el fútbol de la Asociación Uruguaya de Fútbol -tiene en su palmarés cuatro campeonatos mundiales- que en medio de una problemática de violencias dentro y fuera de las canchas por etiologías aún indetectadas en el sub mundo abisal que se concatena con el caso anteriormente descripto, deja la suma de su conducción en el presidente . No suena ni lo uno ni lo otro muy democrático ni muy político.
Tememos un prurito de aprensión: que el contagio se haga endémico y abarque más masas protoplasmáticas del organismo social de los orientales.
Hay que hacer algo.Urge. Pero con calmas ponderadas.
En esta jornada, mientras tanto, nos conformamos con una bienaventuranza cantada por viejos:
-“La Nochebuena se viene,
la Nochebuena se va.
Nosotros nos iremos
y no volveremos más”.
Pero y... ¿los que quedan? Niños y jóvenes…¿¡Qué será de ellos!?
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