sábado, 6 de diciembre de 2008

El Ethos y el Pathos educativo se fueron de vacaciones.


Parafraseando a don Atahualpa Yupanqui: "Qué triste destino,los caballos argentinos"...


El Palacio Legislativo sitiado.







La educación del Uruguay está en crisis, multi diagnosticada hasta la médula y el cansancio sus penosas tribulaciones.La crisis es el doloroso proceso que colisiona ideales, fines y objetivos propuestos contra los resultados obtenidos.
La educación es el más importante fenómeno humanizador y civilizatorio desde que consiste en la transmisión de la herencia cultural de la especie para conservarla y reconstruirla a través de alternadas y complementarias experiencias repetitivas y creativas que promoverán, permanentemente, cambios deseables y ponderados en equilibrios justos. La definición, para conceptualizar lo esencial, se inspira en John Dewey, nativo del país que ostenta liderazgo y hegemonía mundiales alcanzados a partir de sus cátedras vanguardistas y, luego, de sus armas.
El paradigma cognitivo nacional colapsa en las ignorancias curriculares que se lapidan por pesimistas evaluaciones.Los niños y los jóvenes de los estamentos más humildes no aprenden, repiten, desertan y acumulan extraedades improductivas.
El paradigma crítico cayó en la exageración pedagógica que ya había señalado y advertido Vaz Ferreira. Se partió de una buena premisa para interpretar con dureza y sin concesiones la realidad en la aspiración de modificarla para liberar a los oprimidos y fundar la utopía de igualdades y fraternidades, sobre preceptos que iban de la mano con la pretendida anarquía de "aulas sin muros" y la gestión enseñante de la "ciudad educativa" , donde todos podían meter la cuchara dialéctica...hasta Don Chicho y la Miñon.Un relajo la quimera: Se perdió el concepto de Autoridad y todos quisieron llevar aguas para molinos que solo movían sus artefactos y sus palas si el viento soplaba de un solo lado o las aguas eran de un solo cauce.
El paradigma constructivo se regocijó sobre el eunuco "aprender a aprender" ; pero el ¿conocimiento?, ¿para cúando?¡Bien, gracias!
El paradigma conductista quiso ser pragmático y derivó en inflexibles recetarios momificados, atentatorios de las audacias de la investigación. Se recitaba el saber, pero no se lo vivía.
El "Ethos", tener entusiasmo, un teo (dios o daimón) interior, usina de apostolados docentes, se debilitó en muchos, claudicando. El "Pathos", la pasión, fue puesta sólo en algunas chacras del sistema educativo del micro nivel, en el salón de clase, pero no en su visión sistémica u holística.Fueron esas chacras las más heroicas porque estuvieron en el contacto vivencial , responsable y afectuoso contacto con la tiza y ese mágico olor del chiquilín,nauseabundo para Fifí, que se calentó con un bracero de impregnantes humos carbónicos. O cabalgó algún quilómetro al rayo estival en el petizo criollo. O en los H.P de un ómnibus carretero hasta la escuelita de la colina. Solo unos pocos y abnegados resistían. La familia y la escuela desfallecían. Una buscaba en la otra apoyos simbióticos para sustentarse recíprocamente.Pero tan débiles estaban ambas que, antes de conseguir la eyección salvadora, cayeron al suelo, abrazadas y vencidas.
Felices de quienes mantuvieron la redención frente al porrazo.
Han salvado al resto de la desintegración colectiva y de las crueles anomias. No pudieron en tanto frente a la inseguridad, a la violencia, las corruptelas instaladas arriba, en lo grande, y en lo decadencia sostenida de lo cotidiano.Responsabilidades que son de varios, ya bien identificados, que se pasan inculpando al "Otro" de sus desvaríos.

Los enseñantes pusieron el 4 de diciembre anterior, sitio fueguino al Palacio de la Leyes. El humo del caucho quemado ennegrecía el panorama. Adentro, los políticos eran insultados por los protestatarios .Buena parte de aquellos merecen la penitencia pues están quizás en el lugar inadecuado tratando y decidiendo sobre, precisamente, un tema tan humanístico como para que no les interesa ni preocupe en sus proyecciones y en su tambaleante actualidad.Por eso actuán como gatillo, para adelante y para atrás. Rápidamente se desnortean con la embarcación al garete, buracos a estribor y babor.
El mayor enfasis se pone en esta ecuación salvaje:¿Quién manda?¿Quién controla la educación como usina de ideas y de ideologias? -"Nosotros" - exclaman al grito pelado los docentes - porque con la autonomía garantizamos el saber eficiente de lo que tenemos entre manos y no dejaremos la educación en parcialidades políticas".Refutan los políticos: "Uds.podrán tener toda la autonomía técnica que quieran, pero jamás la política, porque la soberanía radica en la nación a través de sus gobernantes electos y no en corporativos gremiales".
El drama es que las dos partes tienen su razón y la impericia de que hacen gala agonistas y antagonistas de una misma novela , no consigue la síntesis armonizadora, amasada la pretensión en un clima de violencias.

En eso están. Aunque muchos, devaluadamente, en cretinas luchas de Poder, tan seductor, sobre todo en estos tiempos de ambiciosos gerontes que ya están más para irse como el bravo Lucio Cornelio Sila a cultivar lechugas y no para atender supremas contingencias de la "res pública". Luchas por Presupuestos, cuando el país, tradicionalmente, ha gastado más de lo necesario en educación, encima siendo castigado con prácticas de economía y finanzas desde los organimos desconcentrados de la ANEP, envilecidos por malos e irracionales usos. El dinero que el pueblo uruguayo concedió ¡ siempre alcanzó! Lo que no, la frescura y las ponderaciones de sus administradores docentes del macro nivel.

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