VULGUS DECIPI VULT. ( El pueblo quiere ser engañado.)
Ciertas inquietudes existenciales, muy afines a los días que el mundo vive, transforman en tentación la búsqueda de sensaciones que abastezcan el mercado de las ilusiones. Cada cuál, según sea el propósito propio, procura en el escaparte de las mil increíbles a un raciocinio elemental, lo que mejor suponga dé satisfacción a sus angustias. Años atrás llegó a Mercedes una misión que ofrecía como anzuelo de sus propuestas cien sugerencias para la meta del "bienestar hogareño". Recetarios astronómicos eran tan ingeniosamente milagrosos que hacían el prodigio de plantear un menú módico con ingredientes caros. Imágenes cinematográficas y charlas culturales, entre tómbolas y rifas interpoladas, fueron atrayendo tarde a tarde una creciente asamblea y muy consecuente hacia una super carpa templo de polietileno. Luego, las clases de cocina y los entretenimientos pasaron a ser preferentemente un aula de predicación religiosa con auspiciosas conversiones a la nueva fe y su evangelio renovador. Siguieron las asambleas de confesos, expandidos en oficios microfónicos a tres turnos.
Siempre Dios ha hecho propaganda para atraer a sus hijos desde los tiempos en que se instaló la primera campana desde la torre cristiana. O desde el arábigo muecín de voz tonante que se subía al minarete de la mezquita convocando a la oración del mes del ramadán. En la Edad Media tardía,Pre Renacimiento, por 1515, se convulsionó por exceso de publicidad con megáfonos vocales la Querella de las Indulgencias, o de "los Perdones"cuando, desde bancos autorizados por convenios con la Orden de los monjes domínicos , que a su vez había recibido la expresa dispensa papal de León X, se derivó la gestión ejecutiva a las empresas financieras y mercantiles del banquero Fugger, albores del capitalismo.¿Qué se colocaba en verdad en aquellos bonos documentados que facilitaban la "salvación" levantando "pecados"?El exceso de gracia de Jesús y de todos los santos en su vida terrenal, plusvalía para la salvación propia que dejaba un importante remanante a colocar .Cuanto más se pagaba, más rápido se llegaba a lugar privilegiado del Reino celestial, y mucho más próximo todavía a la diestra de Dios Padre todopoderoso. Con esos fondos pudo levantarse en su momento San Pedro del Vaticano.
Siempre Dios ha hecho propaganda para atraer a sus hijos desde los tiempos en que se instaló la primera campana desde la torre cristiana. O desde el arábigo muecín de voz tonante que se subía al minarete de la mezquita convocando a la oración del mes del ramadán. En la Edad Media tardía,Pre Renacimiento, por 1515, se convulsionó por exceso de publicidad con megáfonos vocales la Querella de las Indulgencias, o de "los Perdones"cuando, desde bancos autorizados por convenios con la Orden de los monjes domínicos , que a su vez había recibido la expresa dispensa papal de León X, se derivó la gestión ejecutiva a las empresas financieras y mercantiles del banquero Fugger, albores del capitalismo.¿Qué se colocaba en verdad en aquellos bonos documentados que facilitaban la "salvación" levantando "pecados"?El exceso de gracia de Jesús y de todos los santos en su vida terrenal, plusvalía para la salvación propia que dejaba un importante remanante a colocar .Cuanto más se pagaba, más rápido se llegaba a lugar privilegiado del Reino celestial, y mucho más próximo todavía a la diestra de Dios Padre todopoderoso. Con esos fondos pudo levantarse en su momento San Pedro del Vaticano.
Con tales antecedentes- y muchos otros que omitimos- no puede ser del todo censurable el empleo de otros recursos indirectos para encontrar prosélitos en el arte de persuadir….si el mensaje se gratifica de buenas intenciones recíprocas, especialmente las del emisor del mensaje. Alguien dando lo que entiende justo; otro recibiendo la claridad de lo que ya potencialmente está dispuesto a creer en una sana identidad de objetivos sinceros.
Un día, sin embargo, la asamblea de la calle Gomensoro, baldío futbolístico de los gurises y otros creciditos de la "VUSA", dejó de ser tan populosa y consecuente. Al otro, y al siguiente también, debilitó su quórum y llegó uno en que la platea, protegida por lona y porteros, levantó sus sesiones finalizando la predicación. ¿Cúal fue el misterio que disminuyó la aceptación? Una inesperada solicitud del pastor.Los creyentes debían ofrecer una tasa de sus ingresos mensuales a la comunidad, diezmo o décima parte.Muchos evadieron en la negativa el mandamiento y se mandaron mudar.De cumplirse estrictamente la limosna, afectaría el "bienestar hogareño" en lo espiritual y material.Ese "bienestar" que se quería salvaguardar.
Solo por las dudas.- En el barrio humilde de la zona del túnel ferrocarrilero, ahora sede de un enorme asentamiento marginal, era dable apreciar, también varios años ha por las tortuosas callejuelas de tiera roja, lujosos autos cuyos aforos contrastaban con las pobres viviendas de lata y adobe del lugar. Los choferes y sus acompañantes, como otros de menor estatus social definido porque llegaban a pie, hacían colas para ser atendidos por un chamán.
Todo malo pesar era visualizado, diagnosticado y terapeutizado por el sanador. Credulidad o medicina folclórica eran las panaceas en las concurridas jornadas:
-"Haga esto que le dije… ah! no se olvide por favor de tomar las pastillas que le recetó el médico,¿sabe?...pero ¡sólo por las dudas!"...
La propaganda mediática: Ahora ha aparecido un curador de todo daño social o anatómico con nombre de principalísimo profeta hebreo que todo lo sana. Así lo dice por lo menos la propaganda radial, muy pautada en tandas donde siempre aparece un paciente que da su testimonio beatífico hacia el poder terapéutico de su galeno. El hombre atiende en hotel céntrico males del alma y del cuerpo, de lo psíquico y lo somático y cualquier contingencia desgraciada aunque no sea estrictamente de la salud. Los médicos de la Universidad de la República quietitos, como hincha antes de un penal, mientras el efecto placebo correrá dentro de poco a hacer estragos en los ingenuos. Las "prensa independiente y comunitaria" hace mutis por el foro. La justicia no actúa de oficio. Pero las ganancias mosaicas alcanzan por ahora su esplendor.
Ergo decipiatur.-Lo precedente, como otros casos de cuya memoria no queremos revivir, nos recuerdan, en cambio, una anécdota que el sabio Clemente Estable tomó del libro de Forgue "Au Seuil de la Chirugie" que Malaigne refiriera de Sabatier:
-Sabatier en sus horas de descanso recorría las plazas públicas contemplando esos curanderos al aire libre cuyos parroquianos acuden como a un encantamiento.
Uno vestido de rojo junto a un carruaje el pueblo se maravillaba de su elocuencia.
Al reparar a la distancia en Sabatier interrumpió su discurso en el preciso momento en con vehemencia afirmaba que él en nada se parecía a otros colegas, gente de poco talento la calificó, y que era bien apreciado por todos los sabios cuya aprobación jamás se la habían negado.
-“¿Veís –interrogó de golpe- ese anciano que me escucha? Fácilmente se le reconoce por un hombre de estudio y saber. Yo voy a conversarlo en latín, lengua de los sabios, y en dos minutos compartirá mi opinión”. Y elevando la voz requirió al sorprendido Sabatier:
-“Señor – le dice- he aquí la tesis a la que quiero someteros: Vulgus Decipi Vult”( El pueblo quiere ser engañado).
-“Es verdad! - respondió el sonriente Sabatier inclinando la cabeza en gesto de aprobación-; es una verdad de todos los tiempos”.
-“Y bien -agregó el encantador de serpientes- saque Ud. la misma conclusión: Ergo Decipiatur (luego, engañémosle).
Un día, sin embargo, la asamblea de la calle Gomensoro, baldío futbolístico de los gurises y otros creciditos de la "VUSA", dejó de ser tan populosa y consecuente. Al otro, y al siguiente también, debilitó su quórum y llegó uno en que la platea, protegida por lona y porteros, levantó sus sesiones finalizando la predicación. ¿Cúal fue el misterio que disminuyó la aceptación? Una inesperada solicitud del pastor.Los creyentes debían ofrecer una tasa de sus ingresos mensuales a la comunidad, diezmo o décima parte.Muchos evadieron en la negativa el mandamiento y se mandaron mudar.De cumplirse estrictamente la limosna, afectaría el "bienestar hogareño" en lo espiritual y material.Ese "bienestar" que se quería salvaguardar.
Solo por las dudas.- En el barrio humilde de la zona del túnel ferrocarrilero, ahora sede de un enorme asentamiento marginal, era dable apreciar, también varios años ha por las tortuosas callejuelas de tiera roja, lujosos autos cuyos aforos contrastaban con las pobres viviendas de lata y adobe del lugar. Los choferes y sus acompañantes, como otros de menor estatus social definido porque llegaban a pie, hacían colas para ser atendidos por un chamán.
Todo malo pesar era visualizado, diagnosticado y terapeutizado por el sanador. Credulidad o medicina folclórica eran las panaceas en las concurridas jornadas:
-"Haga esto que le dije… ah! no se olvide por favor de tomar las pastillas que le recetó el médico,¿sabe?...pero ¡sólo por las dudas!"...
La propaganda mediática: Ahora ha aparecido un curador de todo daño social o anatómico con nombre de principalísimo profeta hebreo que todo lo sana. Así lo dice por lo menos la propaganda radial, muy pautada en tandas donde siempre aparece un paciente que da su testimonio beatífico hacia el poder terapéutico de su galeno. El hombre atiende en hotel céntrico males del alma y del cuerpo, de lo psíquico y lo somático y cualquier contingencia desgraciada aunque no sea estrictamente de la salud. Los médicos de la Universidad de la República quietitos, como hincha antes de un penal, mientras el efecto placebo correrá dentro de poco a hacer estragos en los ingenuos. Las "prensa independiente y comunitaria" hace mutis por el foro. La justicia no actúa de oficio. Pero las ganancias mosaicas alcanzan por ahora su esplendor.
Ergo decipiatur.-Lo precedente, como otros casos de cuya memoria no queremos revivir, nos recuerdan, en cambio, una anécdota que el sabio Clemente Estable tomó del libro de Forgue "Au Seuil de la Chirugie" que Malaigne refiriera de Sabatier:
-Sabatier en sus horas de descanso recorría las plazas públicas contemplando esos curanderos al aire libre cuyos parroquianos acuden como a un encantamiento.
Uno vestido de rojo junto a un carruaje el pueblo se maravillaba de su elocuencia.
Al reparar a la distancia en Sabatier interrumpió su discurso en el preciso momento en con vehemencia afirmaba que él en nada se parecía a otros colegas, gente de poco talento la calificó, y que era bien apreciado por todos los sabios cuya aprobación jamás se la habían negado.
-“¿Veís –interrogó de golpe- ese anciano que me escucha? Fácilmente se le reconoce por un hombre de estudio y saber. Yo voy a conversarlo en latín, lengua de los sabios, y en dos minutos compartirá mi opinión”. Y elevando la voz requirió al sorprendido Sabatier:
-“Señor – le dice- he aquí la tesis a la que quiero someteros: Vulgus Decipi Vult”( El pueblo quiere ser engañado).
-“Es verdad! - respondió el sonriente Sabatier inclinando la cabeza en gesto de aprobación-; es una verdad de todos los tiempos”.
-“Y bien -agregó el encantador de serpientes- saque Ud. la misma conclusión: Ergo Decipiatur (luego, engañémosle).
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