martes, 9 de octubre de 2007

¡Santa María, qué Pinta tiene La Niña!

La Santa María.

La Niña y La Pinta





La marcha del siglo XV y XVI es un momento fundamental en la Historia de la Humanidad y no sólo porque en ese tránsito se haya producido el “Descubrimiento de América” en la percepción del mundo europeo, suceso asaz relevante en el glorioso período. En verdad se trata de un lapso axial como dirían ciertos historiadores, impresionados cuando a un mismo tiempo y en diferentes lugares, las energías del Hombre, expresadas individual o colectivamente, alcanzan dimensiones esplendorosas, promoviendo cambios y transformaciones que marcarán por siglos los procesos venideros.
Se produjo por entonces el encuentro de dos culturas –la amerindia, y la muy viajera occidental- de cuyos sincretismos y efectos de aculturación por acomodos recíprocos, surgirá una nueva, la hispanoamericana, con logros muy distintos a la simple suma en cantidad y calidad de sus componentes originales.
La Europa peninsular de la baja Edad Media fenecía alumbrando un tiempo nuevo. Los sabios del Humanismo preparaban el advenimiento del Renacimiento. Resurgían por doquier las artes y las ciencias inspirándose en la antigüedad grecorromana y sus valores terrenales del Homo Político, su sentido matemático de la armonía y los equilibrios racionales.
El cristianismo -fogueado desde las ya lejanas persecuciones- también quedaba consolidado en el misticismo de sus santos y de sus fieles.
Da la fusión del Humanismo clásico y la religiosidad cristiana, clareaba la novicia concepción del Hombre Moderno, hecho a imagen y semejanza del Creador, también como él, motor de la Historia, Homo Dei, Homo Fuerza.
Motivados por la singular convergencia, los espíritus se lanzaron a la conquista de grandes hazañas para moldear el seductor afán de probar sus excelencias personales. Tallará gigantesco mármol de Carrara, Migel Angel, y nacerá el Moisés colosal del ceño jocundo…”desmentirá” a la propia Biblia con sus “esferas celestes” Copérnico , luego Galileo será infractor de lo clericalmente establecido…. y domesticará el Mar Océano el invicto Cristóbal Colón…
Época en que inicia la "Galaxia Gutenberg” con la imprenta ,el papel, el astrolabio, la pólvora, la carabela con quilla profunda, la brújula, el sistema absolutista de los estados monárquicos, los bancos , los cheques , el precapitalismo reproductivo, el método experimental enancado en las nuevas matemáticas.
Los reyes Católicos de España concluirán siete siglos de luchas generacionales contra el moro islámico. La reforma Protestante alimenta dudas pues la Biblia se puede interpretar libremente con restricciones. Miserables villanos se transforman en prósperos burgueses que capitalizan sus atrevimientos empresariales y tecnológicos con sagrado afán de lucro.”Rico por Gracia de Dios”.Erasmo se veía obligado a escribir su “Elogio a la Locura” frente a tantas audaces transgresiones.
Hace ya más de 500 años se prefiguraban nuestros días.
Y tendría que ser España (la del noble, el cardenal, el capitán, el siervo, el disgustado “segundón” de Casa plena de hermanos donde hay un hijo “mayor” monopolizador de tierras y favores) , la gran nación del encuentro con su marinería colombina.
Tiene a mano las incitaciones de un mar del que conoce pocas las costas y menos el desafiante horizonte, afianzado reino de fantasías y fábulas del horror monstruoso.
Quiere entregar en acción de gracias a su divinidad católica, bautismos en ultramar, con forceps si es necesario, y llevar el evangelio del nazareno como ofrenda tras la derrota de Aláh en la granada de Boabdil. Aunque haya que descuartizar a Quetzacoalt, al Inti y a Tupac Amarú y a tantos miles de miles más.
Es la España victoriosa que irá en pos de la Tierra de la especiería por el Oeste, que los turcos musulmanes cerraron las rutas del Este y ya no viene oro a los italianos con color de canela, pimienta y azafrán. La economía de la ganancia y un exigente reclamo de saber alientan el deseo de comprobar las recientes teorías geográficas de la esfericidad del planeta plasmadas en laberínticos mapas.
Es la España de los grandes contrastes de riqueza y de pobreza. Están los pobres de siempre y los ricos en bancarrota por el mayorazgo. Todos se unirán junto a clérigos y aventureros para integrar las huestes de tantos desembarcos, acompañados de la Cruz, espadas, caballos, pólvora, una lengua , cien dialectos y un coraje casi irracional. Cada uno irá con su esperanza quimérica y forjará la imagen del inmigrante español de su época .Raza de seres contradictorios en la infinita trama de sus perfiles psicológicos que portan en un mismo cuerpo la conducta del piadoso y la del vil “Azote de Dios” según sean las circunstancias a enfrentar en el nuevo paisaje que tiene ríos inmensos, selvas y montes ponzoñosas, desiertos infinitos , desconocidos y enanos en su tierra de nacencia , pero escenarios comunes al marco de sus conquistadoras excursiones armadas. Serán rebeldes o sumisos, generosos o miserables, violentos o pacíficos. En todos presente la pasión obnuvilante por la riqueza y la grandeza, el orgullo nacional simbolizado en el respeto a la monarquía, el culto del valor, anarquizado en un individualismo sin riendas.
Se ha dicho que el hombre del “Descubrimiento”, en el Conquistador ibérico, se enlazan sin rechazos tres tipologías, dos de ellas reales y una ficticia: la fortaleza y la tenacidad del legionario romano, la fe del cruzado medieval a Tierra Santa, y el afán de utopías y quiméricas aventuras del argonauta griego.
En esta mezcla de vidas y emergencias históricas, no fue de extrañar que se haya producido la ácida alquimia de una leyenda negra, actualmente refrescada con injustos contenidos por parciales, cuando no exagerados e interesados.
Reconozcamos sí que aquel individualismo extrema sin mesura del castellano – reaccio a formas de autoridad impuestas o arbitrarias- dificultó en ellos o en sus herederos generacionales la asunción de guías de orden y ponderación absolutas, y que por compensación fue también el vientre que acunó tantas y santas rebeldías libertarias. Por ejemplo cuando fue apresado el Inca Atahualpa, ordenó a su pueblo peruano una gran colecta a cambio de rescate la que con sumisión se cumplió en actitud de obediencia pasiva sin imaginar, siquiera, una rebelión contra los captores dirigida por un nuevo jefe. Mentalidad de hormiguitas que no saben qué hacer cuando desaparece la reina. A la inversa no hubiese ocurrido tanta resignación suicida.Las rebeliones de los Comuneros de Asunción, pasando luego por la Reconquista de Buenos Aires en manos inglesas, o los levantamientos madrileños cuando la invasión napoleónica. ¡Fuenteovejuna en el espejo vital! Quizás por esta senda está uno de los mayores aportes del alma hispánica a nuestras idiosincrasias vindicantes de tantas censuras y leyendas oscuras.
Aceptemos sí que la prodigalidad ubérrima de América contrastó con las arideces socio económicas que expulsaron de sus tierras a gallegos, vizacaínos y sevillanos, generando ciertos desapegos. Pero claro que se ofreció, en tanto, la merced de levantar mil ciudades, fundar Universidades, procrear las bondades del Padre de las Casas, la filosofía política del Padre Francisco Vittoria, la sensibilidad inigualable de Sor Juana Inés de la Cruz, la fraterna solidaridad mártir hacia los infelices de Hidalgo y de Morelos como la similar del montevideano Artigas, genes de Aragón, republicano, federal, integracionista, repartidor de tierras a los infelices, con su verbo conjugado en español.
Fue España y su gente quienes enseñaron a apostar como opción de vida a la chance de la libertad contra opresores, tal lo hicieron nuestros paisanos desde Asencio en adelante. Busquemos así los rasgos inequívocos de la herencia del Renacimiento en sus señales más evidentes y virtuosas fuera del mimetismo social distorsionado que pretende ocultar y negar, irrespetuosamente, la fuente legítima de donde emana nuestra esencia de hombres libres.
La filosofía de la vida democrática -tan cara a la conciencia de los uruguayos- se nutre más de la ascendencia española que de otras más publicitadas de cuño roussoniano.
Mientras en la España Imperial renacentista se debilitaba el carácter usufructuario de la monarquía por la sustitución absolutista de los Habsburgos (Carlos I y su hijo Felipe II) en América, aquél concepto de delegación del poder, tomaba vida propia al estilo del brioso y desparecido juramento de los antiguos nobles aragoneses ante el rey que ellos, solamente ellos, designaban: “Nos, que individualmente valemos tanto como vos, nos comprometemos a guardaros fidelidad y obedeceros mientras vois respetéis las leyes y los fueros del reino. Si así lo hiciereis, seréis Rey. E si non, non!” Más claro imposible.(¡Cúantas veces en los fogones criollos de las montoneras alzadas en armas se escuchó el altivo y análogo conjuro aragonés con acento oriental de “aquí naides es mas que naides.”)
Los Artigas eran de prosapia aragonesa. No extraña que solemnizara:”Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”. Don José, protagonista de la cifra, es en verdad un español con voz rioplatense que en reencarnación aragonesa pronuncia el pacto de nuestra democracia inaugural.
Cuando el Jefe del Ayuí pregona el Sistema Federal de las autonomías del pago chico, renace el viejo particularismo de la comarca o el cantón hispánico, tan rejuvenecido en las intenciones descentralizadoras de la gente de nuestro Interior uruguayo.
Esa mutua y consentida reciprocidad de lealtades, muy afín a la organización subjetiva de los partidos políticos, tiene un fundamento caudillesco y carismático del linaje español donde el caciquismo regional era nota proverbial en los Hombres del Descubrimiento. Se obedece y se respeta sin angustias, enconos ni aprensiones, al hombre que es la Ley…más allá de la Ley formal, muchas veces injusta e incomprendida por inadecuación a la realidad. “Se obedece pero no se cumple”, decían aquí cuando venía la Ordenanza loca desde la lejana Madrid , desde El Escorial,o del Consejo de Sevilla y de la Casa de Contratación.Pero no cualquiera es caudillo. Para serlo deben mediar destrezas y habilidades, capacidades e inteligencias, fuerza real y dominio psicológico que justifiquen la validez del mando. Sea en lo rural o en lo urbano. Desde León a Castilla., Navarra o Extremadura, ya se prefiguraban los Artigas del Exodo, los Saravia del “regocijo abajo” o los Batlle y Ordóñez del modelo paternalista. Así fuimos, así somos…españoles de aquí con otros enriquecimientos de la inmigración.
Con el Descubrimiento y después de él, España nos envió por aluviones sangre productiva en abundancia .Hija de la pobreza y del desarraigo cuyos dolores mitigó con la fuerza moral más enternecedora, aguardando con hidalguía superior que llegara la redención de “m`hijo,el dotor” que tan notablemente Florencio Sánchez inmortalizaría.
Con éxitos dispares, todos, sin embargo, arraigaron en la tierra del nuevo nacimiento.
Abrieron surcos los canarios en las quintas de primicias; ciudades y pueblos orientales crecieron con las cucharas y los fratachos de albañiles y constructores catalanes; gallegos tesoneros ingresaban a los comercios como peones y tornábanse luego en propietarios .Formaban familias afianzadas en hábitos de laboriosidad, religiosidad y moderación, tan necesarios en la fundamentación de una economía en desarrollo.
Después la ola migratoria no acarició más nuestras costas luego de los prodigios de tantos y antiguos Desembarcos y Descubrimientos. Pero quedaron sus bendiciones..
De España, el idioma, que rescata al hombre de su animalidad biológica, transformándolo en ser pensante por manejar símbolos comunicantes. De España las pulsiones del ascenso social que gestó una sociedad de clases medias, vigorosas y creativas, pese a jaqueos. La nostalgia del inmigrante se hizo rítmica cadencia musical en la vaga tristeza del tango. Pero la murga gaditana es alegre canto popular en las calles montevideanos y mercedarias, por ejemplo. La siesta tras el puchero del mediodía;el gofio, la paella, las pamplonas, el mojo, placenteros gustos gastronómicos. La guitarra y la copla. El piropo galante de las romerías. Los judas de San Juan. La ronda de “pan y canela que me voy pa la escuela”.El juego en el trinquete vascongado. Las barajas. La “gallina ciega”. El yugo del buey. La forma de montar. El culto al coraje temerario. El rancho del paisano. Las artes de pesca y las técnicas artesanales de construir embarcaciones. La “viveza criolla”, mecanismo defensivo de anticipo para no pasar “lo que pasaron mis viejos”. Las calles cuadriculadas de la geografía urbanística de Mercedes o de Fray Bentos. Las riñas de gallo. La familia autoritaria y patriarcal que fue crisol de valores envidiables. La arquitectura. Las procesiones de santa religiosidad compartida. La modestia y la laboriosidad no exentas de orgullos frugales.
La medicina popular que cura el hipo con un buen susto o ahuyenta el dolor de cabeza con finas rodajas de papas colocadas en las sienes. El culto de los muertos.
El andar de la Historia con sus procesos de aculturación y transculturación ha ido erosionando la matriz pretérita. Las influencias de culturas con tendencias cada vez universalistas, edificadas sobre diseños no exclusivamente hispánicos, produce efectos y distorsiones no siempre deseables. El desenfrenado consumismo , la crisis de la familia, las incitaciones de los “mass media” promoviendo la ficción de necesidades secundarias que prevalecen sobre las primarias, proyectan rumbos, averías y agresiones como “si en los nidos de antaño ya no hubiese pájaros hogaño”.Por eso, frente a eso, corresponde colocarnos quizás bajo la protectora advocación del viejo vigor, rejuvenecido, refrescado, en la intemporalidad de valores supremos que hermanaron en una convocatoria de siglos a España con América. Si Uruguay es la Patria y España progenitora, recordemos que las patrias no se eligen. ¡Se quieren! ¡Cómo no evocar entonces a los hombres y Mujeres del “Descubrimiento”, si de ellos vino, mucho de lo malo que tenemos pero, también, lo mejor!
Y es sobre lo bueno que los pueblos edifican el porvenir de la existencia de las genealogías.

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