sábado, 27 de octubre de 2007

Durazno y Convención, la esquina mágica sin magia.

Jaime Roos ...................................................La esquina mágica.
Por mercedario soy “foráneo” a Montevideo, como también lo puede ser un paraguayo, brasileño o argentino,salvando cuestiones de grado.Por uruguayo me sensibilizo con ese nacionalismo musical y universal de Jaime Roos que ha captado como pocos los aromas urbanos de San Felipe y Santiago. Lo mismo le ha ocurrido -también cuestiones de grado mediante- a argentinos, paraguayos y brasileños.
Jaime, por artista, re-crea, es decir re- transforma la realidad para hacerla más hermosa o más catequizante.Las “bombitas amarillas” de “Colombina” son de oro.”Los Olímpicos” es el más sesudo estudio que haya leído sobre la migración de los orientales que posterga, emocionalmente, a cualquier catedrático grado 5 de la Facultad de Ciencias Sociales.”Si me voy antes que vos “ es un himno al amor eterno.¡¿Y “Brindis por Pierrot”? el libro de historia fáctica que jamás escribirá Demasi, historiador de gustos opinables por preferencias leves hacia contenidos recientes…porque casi todo ya fue inmortalizado en un lúcido pentagrama musical de lo político-popular.
En los últimos tiempos, cuando empecé a ir más seguido a Montevideo, quise satisfacer la inmensa curiosidad de conocer la intersección de “Durazno y Convención”. Ay!...que decepción!. ¡Qué colisión entre el territorio del judío pobre , el paseíto corto de la mina y las rodillas mugrientas de los niños flacos y ese mundo de fantasía que nos había introyectado el artista!
¿No se podrá hermosear de alguna manera ese ícono citadino del Barrio Sur? ¿O estará bien que no se falsee la realidad dejándola tal cúal es?
Mientras se dilucide la opción, seguiré gozando de las dolorosas nostalgias del "Adios Juventud" o de "El Hombre de la Calle",en tanto busca el cielo la "Cometa de la Farola" con sus hurras por Defensor Sporting,viejo tuerto ganador sin haber tenido necesidad de venderse como la pobre "Hermana de la Coneja", la de Playa Pacual, un deprimente y trágico alegato de una de las formas infames del ascenso social que le quedan a jóvenes proletarios para dormir en colchones polifom, ir al psicoanalista y veranear en el lejano Este.

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