¿Por qué tanta violencia y negación del Ser?
" La creación del Hombre ", Miguel Angel , Capilla Sixtina, El Vaticano.
Las estadísticas que publicitan los medios de prensa aterran.El aumento de la violencia doméstica y de los suicidos se disparan en ascensos vertiginosos promoviendo deconciertos, tribulaciones y el agregado de la desazón que no hay soluciones a la vista.
Como en todo fenómeno humano las razones del dilema cruel son múltiples. Elijo una, sin que ello signifique que sea la más relevante.
Un laicismo sutil autoflageló parte de su esencia liberadora, eliminando el estudio, análisis y práctica de las experiencias religiosas. La enseñanza oficial fue el altar del sacrificio. Laicismo no es neutralidad, sino imparcialidad. Por no ser jueces pasivos entre el bombero y el incendio, dejamos que se quemaran poco menos que hasta las últimas brasas. Y las brasas, en ciertas circunstancias son buenas….sobre todo para enfriar beatíficamente a candidatos al sopapo violentista ante el más débil o frente a la autonegación del Ser, esa cuasi demencia que lleva irremediablemente al suicidio y al homicidio. Pero en una tremenda contradicción, el laicismo, violado una y otra vez, dejó de lado la estrategia de la neutralidad, peligrosa para sus enemigos y para quienes estamos aliados al paradigma cognitivo, y también muy indefensa a la imparcialidad honesta, tomándose en el caso irreverente partido por la mendaz influencia directriz sobre las mentes jóvenes, abogándose por la filosofía materialista en sus diversas versiones anti espiritualistas . La política recogió el reto y laicizó todo el Estado, resguardada por jocundos y robustos Gards de Corps: el Nepotismo del Partido accidentalmente en el poder; el Corporativismo sindical en cierto gremios; y maestros y profesores perjuros. Para colmo, algunas Iglesias le dieron más al César que a Dios; otras fueron las del silencio cuando, debiendo hablar, callaron ; y otras más, basándose en el efecto placebo- hacer creer por un instante de autosugestión que llegó el antídoto celestial ante el dolor aunque pervivan las etiologías de las enfermedasdes siempre prontas a manifestarse con más dolores- enriquecieron mediante “sanaciones” a cambio del diezmo, base ubérrima de sus Bancos Financieros que se comieron hasta salas de cine en la infatigable voracidad de su apetitos materialistas.
Yo fui de los que en período electoral escuchó cien veces a Jorge Batlle, luego Presidente de la República, hacer la apología del krausismo y su introductor ideológico en el Uruguay, Prudencio de la Vega, para reclamar en aras del liberalismo un neo espiritualismo, tiempos de los primeros grandes avances del positivismo y su sesgo utilitario en el país con las Reformas en la Escuela Pública vareliana y en la Universidad vazquezacevediana. Simultáneamente caricias críticas en el exitoso y fermental libro best seller de Barrán sobre el tema la Sensibilidad uruguaya porque Varela, al parecer se infería, era responsable de haber contribuido desde su atalaya al “disciplinamiento” nacional frente a la “barbarie” feudal, período finesecular del XIX. Espléndido menú para criticar el orden y fabricar ensoñaciones de “libertad” y “albedríos”, “hombres nuevos”, “teologías de la liberación”,cuestión de implantar, de repente y en su momento, el “Cambio” que “todo Cambia” y los “Ricos pagaran más”, famosas macanas que nutren este estado de infortunio en el alma colectiva de la nación engañada, campo propicio para violencias y suicidio...sin Dios. Batlle en sus primero discursos, ya como Presidente, alentó la idea de plantear un gran debate pedagógico y nacional donde la “experiencia religiosa” fuese tema jerárquico. Quedó en la nada. Vino después otro debate, donde mínimo se avanzó en el “Uruguay que Avanza”sobre axiologías educativas eximias y, sí, sobre el muy secundario tenor y perfil de la organización de los mandos administrativos en la conducción partita de las tristes e ineficaces oficinas enseñantes.¡Qué poca cosa frente a tantos reclamos metafísicos y… policiales!
Un laicismo sutil autoflageló parte de su esencia liberadora, eliminando el estudio, análisis y práctica de las experiencias religiosas. La enseñanza oficial fue el altar del sacrificio. Laicismo no es neutralidad, sino imparcialidad. Por no ser jueces pasivos entre el bombero y el incendio, dejamos que se quemaran poco menos que hasta las últimas brasas. Y las brasas, en ciertas circunstancias son buenas….sobre todo para enfriar beatíficamente a candidatos al sopapo violentista ante el más débil o frente a la autonegación del Ser, esa cuasi demencia que lleva irremediablemente al suicidio y al homicidio. Pero en una tremenda contradicción, el laicismo, violado una y otra vez, dejó de lado la estrategia de la neutralidad, peligrosa para sus enemigos y para quienes estamos aliados al paradigma cognitivo, y también muy indefensa a la imparcialidad honesta, tomándose en el caso irreverente partido por la mendaz influencia directriz sobre las mentes jóvenes, abogándose por la filosofía materialista en sus diversas versiones anti espiritualistas . La política recogió el reto y laicizó todo el Estado, resguardada por jocundos y robustos Gards de Corps: el Nepotismo del Partido accidentalmente en el poder; el Corporativismo sindical en cierto gremios; y maestros y profesores perjuros. Para colmo, algunas Iglesias le dieron más al César que a Dios; otras fueron las del silencio cuando, debiendo hablar, callaron ; y otras más, basándose en el efecto placebo- hacer creer por un instante de autosugestión que llegó el antídoto celestial ante el dolor aunque pervivan las etiologías de las enfermedasdes siempre prontas a manifestarse con más dolores- enriquecieron mediante “sanaciones” a cambio del diezmo, base ubérrima de sus Bancos Financieros que se comieron hasta salas de cine en la infatigable voracidad de su apetitos materialistas.
Yo fui de los que en período electoral escuchó cien veces a Jorge Batlle, luego Presidente de la República, hacer la apología del krausismo y su introductor ideológico en el Uruguay, Prudencio de la Vega, para reclamar en aras del liberalismo un neo espiritualismo, tiempos de los primeros grandes avances del positivismo y su sesgo utilitario en el país con las Reformas en la Escuela Pública vareliana y en la Universidad vazquezacevediana. Simultáneamente caricias críticas en el exitoso y fermental libro best seller de Barrán sobre el tema la Sensibilidad uruguaya porque Varela, al parecer se infería, era responsable de haber contribuido desde su atalaya al “disciplinamiento” nacional frente a la “barbarie” feudal, período finesecular del XIX. Espléndido menú para criticar el orden y fabricar ensoñaciones de “libertad” y “albedríos”, “hombres nuevos”, “teologías de la liberación”,cuestión de implantar, de repente y en su momento, el “Cambio” que “todo Cambia” y los “Ricos pagaran más”, famosas macanas que nutren este estado de infortunio en el alma colectiva de la nación engañada, campo propicio para violencias y suicidio...sin Dios. Batlle en sus primero discursos, ya como Presidente, alentó la idea de plantear un gran debate pedagógico y nacional donde la “experiencia religiosa” fuese tema jerárquico. Quedó en la nada. Vino después otro debate, donde mínimo se avanzó en el “Uruguay que Avanza”sobre axiologías educativas eximias y, sí, sobre el muy secundario tenor y perfil de la organización de los mandos administrativos en la conducción partita de las tristes e ineficaces oficinas enseñantes.¡Qué poca cosa frente a tantos reclamos metafísicos y… policiales!
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