jueves, 12 de julio de 2007

¿Cúando llegará el tiempo bendito frente al de los malditos penales?

El lamento de Forlán...y de todos.

En los muy cercanos últimos tiempos, el fútbol uruguayo, sea a nivel de clubes o de su Selección nacional, no ha podido avanzar hacia primero lugares, o aún hacia títulos por la manifiesta y repetida defección en la ejecución de tiros penales cuando se ha debido ensayar tal sistema para definir un empate. Marrar un shot no está fuera de la lógica ; si preocupa la reiteración.¿A qué se debe? Explicaciones las hay a vastedad. Estas, sin agotar el tema, son las nuestras, en una pretendida aproximación con beneficios de dudas.

Dejo constancia inicial: 1º) La definición por penales es hermosísima. No es una lotería ni una quiniela. Es fútbol en máxima expresión. No sé si por cercana actitud sádica (gozar con el sufrimiento ajeno) o masoquista ( gozar con el sufrimiento propio) o sadomasoquista, me encanta el ceremonial y la ejecución de ese tiro libre, donde no hay barreras, solo la del arquero rival, la dimensión del arco, la técnica de la pegada y el estado anímico. En tanto me aburro –cada vez más seguido- con ciertos partidos de la Selección cuando, táctica, técnica, físico y estado anímico,por interminables 90 minutos, se hacen insoportables al desacreditarse infamemente esas valencias, esenciales al más bello deporte del planeta, llamado fútbol, trocado en un mamarracho. Peor todavía si se lo debe bancar escuchando opiniones de teleintérpretes que, en general, no poseen la misma visión que se cree poseer sobre lo que se está televiendo. Quizás en la época de las exclusividades radiales, podíamos tragarnos algunos timos al ser las emisoras “medios calientes”, como decía el semiótico canadiense Marshall Mac Luhan.(Al no poder ver, sino sólo radioescuchar, uno imaginaba, ante el estímulo de una voz venturosa, la que a su gusto aceleraba o desaceleraba la estética de un partido, apreciaciones fantasiosas de enorme emotividad, quizás ausentes de ser cada cual testigo presencial in situ del suceso deportivo.)
2da.Constancia: Creo en la educación para mejorar toda actividad humana. Físico, técnica, táctica y ánimo, son educables en fútbol con buenos docentes, voluntariosos aprendices y decorosos recursos financieros y de apoyo técnico-material.(Se incluye como tarea educativa, pues, la ejercitación en tiros libres….a lo brasileño). No creo demasiado en la sentencia que afirma contundente que el futbolista “nace y no se hace”. Creo sí en las predisposiciones hereditarias que genera el ADN. Pero con tanta gente que juega al fútbol, nacidos en un mismo tiempo y lugar, por lo menos en el Uruguay de hoy, no “nacen” tres futbolistas. Para completar la oncena hay que “hacerlos”. En ninguna parte del mundo tampoco “nacen” a la vez los suficientemente dotados por nacimiento para crear un plantel. En Europa los compran de cualquier parte del mundo, hasta desde Malí el Sevilla de Kanouté. O a Messi, niñito argentino, del Barcelona español. La Argentina ha sido más afortunada que nosotros. El Santísimo les ha mandado algunos bien nacidos” Sin embargo se ha mostrado renuente con nosotros los uruguayos y nos ha puesto un piquete entre el cielo y la tierra. El último que nos envió recomendado y ¡chim , pum, fuera! cuando se jubiló , fue Enzo Francescoli. El mejor que tenemos hoy no es un "nacido”, es un “educado”. Se llama Forlán.
3era.Constancia: La AUF, la OFI, la Liga Universitaria, la Comercial, las de Baby Fútbol, las de Papi Fútbol, las de Futsal, todas ellas, deben ponerse de acuerdo y manejar solo dos resultados, ganar o perder. De darse un empate, obligatoria definición por penales estilo FIFA. Es una forma de educar. Se fundamenta en un principio biológico. La función (tirar penales) hace al órgano (al pie, al sistema nervioso central y del gran simpático, y todos los esfínteres que contienen o expulsan materia y líquidos). Finalmente digamos que, pese al”nacimiento” o a la “educación”, “educación y nacimiento”, el fútbol seguirá siendo un juego y, por tal, contiene un factor aleatorio, azaroso, casual, capaz, en ciertas instancias mágicas, de abortar cualquier proyecto de nacimiento y degenerar la educación mas pedagógica. Sólo por un milímetro de mala suerte uruguaya y buena suerte brasileña no entró el penal de García en el ·Pachencho Romero" deMaracaibo,semifinal de la Copa América 2007, ni el tiro de Schiaffino contra Hungría en el 54, semifinal mundial en Suiza, atascada la pelota en un buñuelo de barro a centímetros de la goal line. O la nevada que le cayó a Peñarol contra el Porto en una Intercontinental de Tokio. Todo ello es, también, una pimienta que le da sal y cebolla al fútbol. Sal para andar salado; cebolla para llorar…

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