El País de los funcionarios públicos ...y de los versátiles públicos.
Lei hoy una ciber columna del ex Vice Presidente de la República Prof.Luis Hierro en la que censura a los jóvenes por sus aspirantías de acceder a empleos públicos (http://www.montevideo.com.uy/ de la fecha) la que concluye con la sugerencia profesoral de buscar en el ámbito privado soluciones laborales.
Me llamó la atención y escribí este tiro al aire.
Sr. Hierro López,¿verdad que Ud. afirmó lo que sigue?:
“El asunto es de tal entidad que confirma que para decenas de miles de uruguayos jóvenes el empleo público sigue siendo una meta, un sueño a cumplir, un proyecto de vida y eso es lo que debe preocuparnos, por lo que significa en sí mismo y por lo que puede repercutir en el futuro”
Desde la filosofía que da vitalidad a los blog, creo que al alegato del párrafo que le transcribo, le falta compañía a la palabra “meta”, sea el esencial adjetivo calificativo “intermedia”. La gente y los jóvenes, desesperanzados, se afilian a lo primero que a mano les venga. Pero no creo que la del empleo público se trate de una meta absoluta y final. Confío sea sólo una "meta intermedia". Nos los crucifiquemos tan a la ligera cuando poco pueden hacer para torcer circunstancias que no creó la juvenilia nacional.
Además, advierto en Ud. una reconversión pensante como importante hombre público que fue desde su condición de partícipe jerárquico de un Partido político que creyó demasiado en la burocracia estatal, fomentándola históricamente. A veces, supongo que por clientelismo pragmático de pervivencia y, en otros casos, porque los recursos del estado, genuinos, no se podían aplicar a empleos , también genuinos , por el contrapeso de nuestras carencias estructurales de país con escasa población, sin energía pesadas ni metales ferrosos, fundamentos de la generación de mano de obra estable .De ahí el gordo Estado Benefactor batllista en su doble visión: primero, perversa al caminar hacia su clientelismo devorador de recursos sociales ; segundo, resignada y sucedánea de lo que no podíamos hacer y lo cubríamos con beneficencia, etapa que fue birlada ahora por la izquierda y su “solidaridad mediante salarios ciudadanos”, ímpetus que engendran vicios.
Finalmente, buena parte de sus consejos hacia los jóvenes, coliden con aquel intento consecuente y frustrado de Reforma Estatal de las Empresas Públicas durante el gobierno de Lacalle que Ud. no acompañó en el 92 -que sus razones fundadas habrá tenido en tanto ciudadano y que por ende no cuestiono- pero que, en mi enfoque, son contradictorias con las sugerencias que ofrece por esta semana en un blog como novedosa vía de solución o consejos hacia infortunios ajenos. Pecado de contradicción y de extemporaneid de quien actuando ayer desde el Poder, hoy hace un opuesto magisterio de prensa cibernética, así pontificando:- “Uruguay tiene que generar empleo desde el sector privado y ofrecerle a los jóvenes un escenario similar al de los países del primer mundo si desea, como suponemos, parar la sangría migratoria. Pues bien, el "empleísmo" público es lo peor que podemos hacer para el futuro de un país realmente productivo, dinámico y progresista”(Sic).No se discute la afirmación en su sentido intrínseco; sí esa veleidad tan travestida con lo de hace exactamente una década y media.
Cordialmente.
“El asunto es de tal entidad que confirma que para decenas de miles de uruguayos jóvenes el empleo público sigue siendo una meta, un sueño a cumplir, un proyecto de vida y eso es lo que debe preocuparnos, por lo que significa en sí mismo y por lo que puede repercutir en el futuro”
Desde la filosofía que da vitalidad a los blog, creo que al alegato del párrafo que le transcribo, le falta compañía a la palabra “meta”, sea el esencial adjetivo calificativo “intermedia”. La gente y los jóvenes, desesperanzados, se afilian a lo primero que a mano les venga. Pero no creo que la del empleo público se trate de una meta absoluta y final. Confío sea sólo una "meta intermedia". Nos los crucifiquemos tan a la ligera cuando poco pueden hacer para torcer circunstancias que no creó la juvenilia nacional.
Además, advierto en Ud. una reconversión pensante como importante hombre público que fue desde su condición de partícipe jerárquico de un Partido político que creyó demasiado en la burocracia estatal, fomentándola históricamente. A veces, supongo que por clientelismo pragmático de pervivencia y, en otros casos, porque los recursos del estado, genuinos, no se podían aplicar a empleos , también genuinos , por el contrapeso de nuestras carencias estructurales de país con escasa población, sin energía pesadas ni metales ferrosos, fundamentos de la generación de mano de obra estable .De ahí el gordo Estado Benefactor batllista en su doble visión: primero, perversa al caminar hacia su clientelismo devorador de recursos sociales ; segundo, resignada y sucedánea de lo que no podíamos hacer y lo cubríamos con beneficencia, etapa que fue birlada ahora por la izquierda y su “solidaridad mediante salarios ciudadanos”, ímpetus que engendran vicios.
Finalmente, buena parte de sus consejos hacia los jóvenes, coliden con aquel intento consecuente y frustrado de Reforma Estatal de las Empresas Públicas durante el gobierno de Lacalle que Ud. no acompañó en el 92 -que sus razones fundadas habrá tenido en tanto ciudadano y que por ende no cuestiono- pero que, en mi enfoque, son contradictorias con las sugerencias que ofrece por esta semana en un blog como novedosa vía de solución o consejos hacia infortunios ajenos. Pecado de contradicción y de extemporaneid de quien actuando ayer desde el Poder, hoy hace un opuesto magisterio de prensa cibernética, así pontificando:- “Uruguay tiene que generar empleo desde el sector privado y ofrecerle a los jóvenes un escenario similar al de los países del primer mundo si desea, como suponemos, parar la sangría migratoria. Pues bien, el "empleísmo" público es lo peor que podemos hacer para el futuro de un país realmente productivo, dinámico y progresista”(Sic).No se discute la afirmación en su sentido intrínseco; sí esa veleidad tan travestida con lo de hace exactamente una década y media.
Cordialmente.
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