domingo, 8 de julio de 2007

¿Inicia el futbolista Pablo García una Revolución en el catálogo de los Tatuajes?¡Bienvenida!

"Aquí,Presente mi General!"
No sé si me emocionó más el gol de Pablo García, con la pelota colocada en el lugar del arco donde no llegan los seres humanos, y el arquero venezolano lo es, o si el festejo del goleador cuando para todo el mundo televisivo, millones de personas, descubrió la parte superior de su antebrazo, arremangándose la gloriosa casaquilla celeste, para que se viera orgullosamente su tatuaje.¡Era Artigas el leif motiv de sus preferencias estéticas y nacionalistas! No barbados personajes estereotipados, ni otras elecciones extraídas de catálogos de intrincadas simbologías que dejan el beneficio de la duda saber si sus portadores conocen en puridad la semiótica del epidérmico biograbado que portan.
Al margen de la estética del tatuaje –cada cual es libre de llevarlo o no, y de ello no nos compete establecer juicios- lucir a Artigas por un oriental, por un uruguayo, no es chauvinismo. Es mensaje liminal y subliminal. Se restaura la voz de la historia hacia quien fue el “Primer Jefe de los Orientales”- tiempos en que escasean las auténticas jefaturas-, numen de nuestro ideario republicano y democrático; sensibilidad ante los infelices del tipo que levantan “ un rancho y dos corrales” sin regalías viciosas hacia la forjación de conductas mendicantes; de quienes sin renegar de valentías deben ilustrarse; de los que confían que alguna vez se levantará un tribunal de la nación que emita “justicia equitativa para todos”para que la cuestión se resuelva entre la "Libertad y el despotismo” nuestra condición de sociedad independiente.
Que la señal la dé un jugador, referente máximo de la selección nacional, es aleccionante. ¡Bravo ciudadano Pablo García, canario de los pagos que más amó el Patriarca!

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