miércoles, 14 de noviembre de 2018

Creo en Los Mitos, Producto del Subconsciente Colectivo y Tan Herramientas Cognitivas como la Propia Ciencia


CREO EN LOS MITOS.
Desde la más remota humanidad , esa, ancestral y cavernícola, hubo que enfrentar la indócil realidad, tan llena de peligros desde un mastodonte, una jauría de lobos , el frío, el calor y todo suceso meteorológico….y hasta los propios congéneres de la horda, el clan o la tribu,  según grados de evolución y cambios. Hoy dejamos el feudalismo y estamos en el Estatismo Nacional.(Aunque  todavía  mantenemos vestigios poderosos  en algún lugar de la psiquis de periodos aparentemente superados…que el “caudillismo feudal”  de seguir al “mejor” con fidelidad rayana en la adoración, muy pronto  nos abombará en el proselitismo publicitario de las inminentes Elecciones Nacionales de los PP.PP.¡ Y ganará  el que tenga más guita para solventar su “caudillismo” , formas de apariencias  protectoras y promitentes )
Sin garras, sin alas, sin fuerza comparativa frente a otros vivientes cuadrúpedos, en los tiempos prehistóricos -y luego para siempre- solo  una cabeza sobre cuerpo bípedo y erecto, la que  cobijaba a su interior  casi un quilo y medio  de circunvalaciones cerebrales, fue nuestra  ventaja hegemónica sobre el resto de la animalidad.
Fueron ellas  las que rectoreando en las leyes del ensayo y del error, memoria e imaginación, como  atentas y sagaces observaciones  del transcurrir diario, las que permitieron domesticar a las jaurías  de feroces lobos  para transfomarlas  en fieles perros hasta hoy ; o domeñar el fuego extraído desde las ramas brasientas de un incendio que provocó un accidental rayo. Mirar el cielo  y ver ciclos  con curiosos ritmos repitentes. Confeccionar armas ofensivas-defensivas desde la madera arbórea o la roca  permeable por  manos que se fueron haciendo cada vez más prodigiosas en la plasticidad  de su logros, navieros o habitacionales y en la confección de herramientas.
Y comenzaron a llegar las grandes preguntas ¿Quién creó esa cascada? ¿Por qué la lluvia?¿La primavera floral, siempre después del invierno gélido?...y otra…y otra…¿dónde vamos después  de ya no respirar más?...Magia, religión, fueron  las respuestas  más a mano. Luego la ciencia. Hoy la mitología y la ciencia (para mi).
Hubo que dar explicaciones  para encontrar tranquilidades frente a los miedos que provoca  la ignorancia cuando es lúcida en su aprensión del querer saber. No cuando es solo eso, ignorancia, que exige clamores como ser ”tan ilustrados”…y no conformarse  exclusivamente contar con  “valientes”, de por si  vector  muy insuficiente .
Se crearon mitos que pasaron a ser parte de saberes colectivos. El mito se camufló, pero detrás de su fantasía estaba la verdad. El Mito es conciencia que arranque en el subconsciente general de las comunidades humanas. En los insectos es más fácil: el instinto  soluciona todo de la misma manera, eternamente. El mito es valoración similar a la de la ciencia. Será por eso que yo creo tanto en uno como en la otra. Malinowski, Lévy-Straus, Jung  y otros antropólogos también asi lo estiman y lo enseñan (lo cual  da a mi pequeñez cierta piedad  auto consentida).
El Mito persiste por los tiempos hasta que otras realidades lo envejezcan y haya que sustituirlo por nuevos formatos  y mitologías.
Los capitalistas  creen en el mito de que una “mano invisible” maneja las relaciones  de equilibrio entre bienes  y consumo.No es el Estado.Por eso , dicen:
-”No  gobernar demasiado.El mundo camina solo. ¿Estado? Lo menos posible”.
Los comunistas adoran  el mito de la lucha de clases hasta llegar primero a una “dictadura del proletariado “ y  a la consagración de una “sociedad sin clases” regenteado por el Estado Planificador.
Eso mismo que detallo se estudia “científicamente” en la UDELAR, Facultad de Economía y de Ciencias Sociales. Es que Ciencia y Mito son iguales, con formas diferentes de mensajear sus creencias. Pero con unos mismos correlatos.
La  Humanidad fue antropófaga. Comió y sobrevivió gracias a digerir los suyos, no solo a bovinos y peces.
Los uruguayos lo sabemos muy bien en mitos de heroicidad. Los vistamos o mimeticemos como mejor parezca.
Los cristianos también:
-”Toma, come; este es mi cuerpo; toma, bebe, esta es mi sangre”…aunque se entregue  el simbolismo  del pan y del vino concretos, palpables. Pero a veces no hay tal simbolismo, sino pulsiones del subconsciente que perdura por los tiempos de los tiempos y el símbolo es a su vez, también, la realidad en maridaje.Y el mito salva al que tiene hambre que  come así las proteínas de su prójimo. El mito lo perdona de su culpa.
Días atrás terminó la carrera delictiva del uruguayo Marcelo “Pelado” Rondán, muerto por otro ser Privado de la Libertad con el que compartía celda. No solo éste lo mató  sino que  comió parte de la anatomía de su víctima.
La ciencia recurrió enseguida a dar explicaciones. El carnívoro es un psicópata. Un enfermo.
Pero el mito da las suyas. Se come el corazón o el cerebro porque se ama y se admira la inteligencia del otro y, al  integrarla  a su propio organismo, se adquirirán las virtudes mitológicas vinculares al cerebro -la inteligencia- y sentimentales que radican en el inconsciente colectivo en el órgano del amor, el corazón.
El plástico y estudioso de las conductas nacionales, mi amigo Luis Ferrer, hizo  una pintura sobre el suceso de la muerte de Rondán, llamando la atención sobre el silencio oficial  frente a un hecho que está integrado a la sociología nacional, la que adjunto en esta gacetilla.
Nos hemos “comido” de diferentes formas entre nosotros desde tiempos históricos. Lo ocultamos o nos da vergüenza asumirlo que es, entre otros componentes, un “crimen pasional”, de amor mítico para el caso Rondán. Como el de la muerte de John Lennon ( 08 de diciembre de 1980 por Mark David Chapman).El intento de homicidio del turco  Ali Agca Mehemet al papa romano Juan Pablo II el 13 de mayo de1981).
El caso Rondán se filtró. Y se andarán buscando responsables que siendo lo secundario o formal, no lo enfocamos tanto sobre nuestras conductas sociales.Ellas  deben ser manejadas, orientadas y educadas, no solo por la ciencia,  sino también por los mitos. Por lo menos, así lo creemos.

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