¡Santos Cielos de Arcos Iris Genealógicos! ¡Cada vez Soy más Santos!
* Cada vez me parezco fisonómicamente más a mi madre Juanita Santos (+) y al tío Manuel Santos (+) . ¡Santos Cielos! ->
* Arco Iris, Shangrilá, en este febrero lluvioso y cálido.Lo observan mi hija y mi nieto, cautivados por el esplendor de su fascinación meteorológica. ¡Santos Cielos!
Quizás esta charada no le interese a nadie, salvo a mi. -
Soy, Saez Santos. Siempre me pensé más Santos que Saez, por crianza de perfiles familiares màs uterinos que de influencias paternales. Quizás porque los Santos eran más prolíficos que los Saez y fructificaron las descendencias con mayor densidad que la exigua del otro bando genital.
No conocí, aunque por motivos distintos a mis abuelos varones. Al padre de mi madre ya que murió en la pandemia de gripe aviar de 1919 post Primera Guerra Mundial, cuando ella era una niña de 9 años. Al padre de mi padre, casi nada, desde que no tuvo jamás vocación nietista .
¿De las dos abuelas? Las vi envejecer a ambas. A la materna la adoré. Me hizo devoto de la Virgen de Fátima para que curara de mi permanente debilidad reumatoidea, declarada a los once años y la que me ha acompañado hasta hoy. Tanto la enfermedad como la Señora aparecida a tres pastorcitos en la portuguesa Coba de Iría .
La abuela paterna estaba lisiada y no la pude convivir en el mundo de los afectos .Pocas veces se acercaba a Mercedes.
Por eso siempre firmé -pese a mi prejuiciosa condición proletaria- con dos apellidos. Me decían los amigos de íntima confianza…que de los que no, jamás de ellos lo sentí:
-“Ché Charo, te la das de aristócrata con eso de los dos apellidos que aquí no se usan”.
No quería andar en vanas explicaciones , las que les presenté a Uds , y me conformaba con replicarles con tono suave y conciliador:
-¡Es que soy hijo de mi madre!
Claro, era una obviedad, pero portaba mensaje la respuesta, aunque los amigos poco entendiesen y comprendiesen.
Pocos años atrás me da, muy incitado ante el estímulo de mi hija Mercedita, por penetrar en el mundo de la genealogía.
Y he ido de a poco armando el testimonio, con un corte en el gran ramal arbóreo que me será, de repente, muy difícil de salvar. Del tronco paterno, la línea materna la tengo bastante clara: Soy Saenz (no Saez que está indeleble en la Partida de Nacimiento y en la Cédula de Identidad) y Silva….y por allí entronco con los Villasante, los caciques charrúas que integraban el Cabildo de Villa Santo Domingo Soriano , levantiscos que le hacían la vida imposible al cura Manuel Antonio de Castro y Careaga . El porteño hombre de Dios - aunque con juicios por acciones muy terrenales que enojaban a maridos- se vio obligado a abandonar la localidad y fundar Capilla Nueva de Nuestra Señora de las Mercedes en 1788. Los viejos abuelos indígenas se presentaban a caballo dentro del templo.
Soy, Saez Santos. Siempre me pensé más Santos que Saez, por crianza de perfiles familiares màs uterinos que de influencias paternales. Quizás porque los Santos eran más prolíficos que los Saez y fructificaron las descendencias con mayor densidad que la exigua del otro bando genital.
No conocí, aunque por motivos distintos a mis abuelos varones. Al padre de mi madre ya que murió en la pandemia de gripe aviar de 1919 post Primera Guerra Mundial, cuando ella era una niña de 9 años. Al padre de mi padre, casi nada, desde que no tuvo jamás vocación nietista .
¿De las dos abuelas? Las vi envejecer a ambas. A la materna la adoré. Me hizo devoto de la Virgen de Fátima para que curara de mi permanente debilidad reumatoidea, declarada a los once años y la que me ha acompañado hasta hoy. Tanto la enfermedad como la Señora aparecida a tres pastorcitos en la portuguesa Coba de Iría .
La abuela paterna estaba lisiada y no la pude convivir en el mundo de los afectos .Pocas veces se acercaba a Mercedes.
Por eso siempre firmé -pese a mi prejuiciosa condición proletaria- con dos apellidos. Me decían los amigos de íntima confianza…que de los que no, jamás de ellos lo sentí:
-“Ché Charo, te la das de aristócrata con eso de los dos apellidos que aquí no se usan”.
No quería andar en vanas explicaciones , las que les presenté a Uds , y me conformaba con replicarles con tono suave y conciliador:
-¡Es que soy hijo de mi madre!
Claro, era una obviedad, pero portaba mensaje la respuesta, aunque los amigos poco entendiesen y comprendiesen.
Pocos años atrás me da, muy incitado ante el estímulo de mi hija Mercedita, por penetrar en el mundo de la genealogía.
Y he ido de a poco armando el testimonio, con un corte en el gran ramal arbóreo que me será, de repente, muy difícil de salvar. Del tronco paterno, la línea materna la tengo bastante clara: Soy Saenz (no Saez que está indeleble en la Partida de Nacimiento y en la Cédula de Identidad) y Silva….y por allí entronco con los Villasante, los caciques charrúas que integraban el Cabildo de Villa Santo Domingo Soriano , levantiscos que le hacían la vida imposible al cura Manuel Antonio de Castro y Careaga . El porteño hombre de Dios - aunque con juicios por acciones muy terrenales que enojaban a maridos- se vio obligado a abandonar la localidad y fundar Capilla Nueva de Nuestra Señora de las Mercedes en 1788. Los viejos abuelos indígenas se presentaban a caballo dentro del templo.
Del padre de mi abuelo paterno- es decir mi bisabuelo- lo único que sé que vino de paso desde Italia al Uruguay para trabajar en una obra pública porque era medio idóneo en ingeniería según la muy escueta y casi secreta historia de la tradición familiera, a la que nunca tuve acceso en mi niñez-juventud pues le habìan puesto cinturòn de castidad.¡Vaya!
Jodió a mi bisabuela- seducida y abandonada- y dejó de regalito en la partida un bebé (mi abuelo Francisco) . Antes del nacimiento se las tomó para Europa, aunque después vino con su esposa a conocerlo. trayendo un ajuar . Luego ¡nunca de él más se supo! Me intriga llegar a saber algún día si era del Valle del Po...del Adriático...o de la mafia siciliana. ¿Habrán quedado cepas?
Veremos …alguna vez capaz que descubro cuál sería en verdad mi apellido inicial que no es, pues, Saez, ahora solo legitimizado a estas lejanas alturas por los hechos y el apoyo de la ley cívica de los ordenamientos pertinentes en los registros demográficos uruguayos.
Cuando inicié la investigación genealógica buscando a mi abuelo materno, Manuel Santos y Bermúdez, tuve que recurrir a la fraterna curia católica. En Santiago de Compostela se encontró por su mediación la partida de nacimiento , nacido en 1868 en Santa María de Xaviña, Camariñas, Tierra de Soneira, en La Coruña, Galicia,España.
Por eso este nieto de gallego que soy gestionó la ciudadanía española. Ya la obtuve y me concedieron el pasaporte: gallego y español de mi Uruguay querido de la nacencia mercedaria.
En la última Navidad-la del 2009- mientras Montevideo era una gran guirnalda de bombardeos polícromos y sonoros, me tomaron los hijos algunas fotos digitales mientras nos deleitábamos observando el cielo luceferino con mi nietito, inseparable, siempre en mis brazos.
Grande fue mi sorpresa al anotar que, en una de ellas , mi rostro no es mi rostro, siéndolo.Era el de mi madre Juanita Santos de Saez. Era el de mi tío Manuel Santos y Bermúdez.
¡Vaya con las leyes de la herencia y de la vida…que en la medida que más me acerco a mis grandes finados por filiación uterina, más me les parezco!
Jodió a mi bisabuela- seducida y abandonada- y dejó de regalito en la partida un bebé (mi abuelo Francisco) . Antes del nacimiento se las tomó para Europa, aunque después vino con su esposa a conocerlo. trayendo un ajuar . Luego ¡nunca de él más se supo! Me intriga llegar a saber algún día si era del Valle del Po...del Adriático...o de la mafia siciliana. ¿Habrán quedado cepas?
Veremos …alguna vez capaz que descubro cuál sería en verdad mi apellido inicial que no es, pues, Saez, ahora solo legitimizado a estas lejanas alturas por los hechos y el apoyo de la ley cívica de los ordenamientos pertinentes en los registros demográficos uruguayos.
Cuando inicié la investigación genealógica buscando a mi abuelo materno, Manuel Santos y Bermúdez, tuve que recurrir a la fraterna curia católica. En Santiago de Compostela se encontró por su mediación la partida de nacimiento , nacido en 1868 en Santa María de Xaviña, Camariñas, Tierra de Soneira, en La Coruña, Galicia,España.
Por eso este nieto de gallego que soy gestionó la ciudadanía española. Ya la obtuve y me concedieron el pasaporte: gallego y español de mi Uruguay querido de la nacencia mercedaria.
En la última Navidad-la del 2009- mientras Montevideo era una gran guirnalda de bombardeos polícromos y sonoros, me tomaron los hijos algunas fotos digitales mientras nos deleitábamos observando el cielo luceferino con mi nietito, inseparable, siempre en mis brazos.
Grande fue mi sorpresa al anotar que, en una de ellas , mi rostro no es mi rostro, siéndolo.Era el de mi madre Juanita Santos de Saez. Era el de mi tío Manuel Santos y Bermúdez.
¡Vaya con las leyes de la herencia y de la vida…que en la medida que más me acerco a mis grandes finados por filiación uterina, más me les parezco!
2 comentarios:
Querido Charo, ahunque lo que cuentas como tu dices : "no le puede interesar a nadie",para nosotros tus seguidores, es un placer leerte, por tu capacidad de expresarte que nos atrapa y nos convida a participar de tus comentarios, un abrazo, sigo acompañandote
Muchas Gracias, Artigas.
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