miércoles, 28 de julio de 2010

¡ A la Cajetilla !







Durante la administración Vázquez por decreto presidencial se prohibió fumar tabaco bajo techos públicos en lugares laborales. Se empleó en la ocasión una veloz norma Ejecutiva en la que el proceso Legislativo usual se abstuvo de equilibrar, sea por acción o por omisión, las racionalidades mediante debates  inter poderes estaduales.
Creo que en estos temas -donde radican en juego valores tan importantes como la salud y por ende abarcativos de grandes mayorías- es mejor el empleo de la Ley que el decreto. Y creo también que el eje central del decreto –no fumar- produjo efectos positivos y deseables para la ciudadanía.
Pero el decreto estaba mal redactado por insuficiencias intelectuales. Para ser más explícitos,  por desconocimientos de consecuencias que podrían hacer vulnerable la coercibilidad decretaria y afectar  así su gran bondad profiláctica, pongamos, prevenir contra el cáncer de pulmón y otros males patógenos.
Coartó marcos de libertad para quienes, sin afectar los de terceros, pretendieran tener bajo techo un “club de fumadores” exclusivistas.
Además se fue más allá por la actitud pasional del ex Ejecutivo – que no puso frenos racionales- y se agregaron disposiciones que abren la carga de derecho a los destructores de la salud animando sus revanchismos como ciertas tabacaleras internacionales. Están ahora esas mega empresas en condiciones de hacerle al estado uruguayo un juicio super millonario a raíz de la inclusión en el formato de la cajetilla de fotografías pedagógicas sobre la muerte en cuota que sentencia virtualmente la consumisión de cigarrillos nicotínicos en acción conjunta  con otros gases malignos.La disposición nacional colide con la impermisibilidad de incluir sugerencias de prevenciones sanitarias en las cajetillas dentro un mercado mundial que se guía por convenios internacionales. Se coloca ahora el país en débil posición ante una eventual  demanda donde se instala y hace hogar virtualmente  un meta derecho, siempre  muy dispuesto y sensible a favorecer a los poderosos sistémicos.
Cuando el actual cabeza del Ejecutivo, Sr.José Mujica, insinuó revisar el decreto de su past president quizás guiado por la prevención anterior, Tabaré Vazquez, recio, eyectó toda su influencia real y protestó. Alegóricamente el politólogo Daniel Chasquetti denominó un “veto”  hacia el actual Presidente de la República por el antecesor.
Y mientras el país tiene cien problemas de calibres que urgen atenderlos  en actitud célere, las energías se cargan y cansan en el contencioso del gran tabacal.
Mujica sintió el escozor de la influencia vazquiana y solo atinó a expresar que hay que ser “compañeros”, palabra del glosario de un boliche entre parroquianos que temen llegar a un entredicho, o de un club, o de una trifulca ente escolares en el recreo por “mal compañeros”, o cuando un egoísta chutea al arco y sanciona a su compañero que está en inmejorable posición de recibir el pase gol, dejando de ser una sólida fundamentación la expuesta en las defensorías del linaje gubernamental. Otros  deben ser códigos empleados en los conatos, so pena de desmerecer la calidad del rango del cargo que se ha recibido por la soberanía.
En la dinámica democrática todo se re-Visa, se rev-Oca o se re-Masteriza. Es un juego de Tarjetas para darle crédito a los debates. Eso supone no tomar una postura, sino tres posiciones contingentes: Que quede todo igual; todo distinto; o todo reestructurado.
 A mi me sigue llamando la atención que el decreto Vázquez prohibe solo tabaco fumar bajo techo. Pero el cannabis de doña Mari Juana no es tabaco.  Entonces cualquier consumidor, no traficante, puede fumarla la dama  en ambientes cerrados laborales sin que agreda la carga de su derecho. No está inhibido. Creo que frente a lo bueno de proteger la salud, debe estar también defender  la salud propia a  un Estado de Derecho en la redacción antivirósica de las normas. Es ríspido desatender ambas sendas pues algunas recorren laderas con riesgosos precipicios a su vera.
Aquí desfilan una serie de sucesos muy fuertes para la vida democrática:
-La salud pública.
-La autoridad de un Presidente que jaquea frente a su ex.
-La necesidad de que los procesos legislativos en la elaboración de normas tengan intelectualidad.
-El reciclamiento de la comprensión que no estamos solos en el mundo y que desde allí hay fuerzas que no podemos tan fácilmente contrabalancear…y menos aun si nos comportamos en el escenario doméstico con debilidades parvularias o provectas, que da lo mismo en sus nocivos efectos, como el del tabaco envenenando a pasivos y activos de su consumo mórbido.
Sintetizamos: también están en juego los aparatos que oxigenan de transparencias los pulmones de la república.
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