lunes, 12 de julio de 2010

La Alegría de Memorias Rescatadas a Créditos de Más...

                                                       El País, Mdeo.

La participación de la selección uruguaya de fútbol en el recientemente culminado Mundial 2010 -ganado por España- con un cuarto puesto en el más popular deporte planetario, ha creado una legítima marea de satisfacción y alegrías colectivas en el pueblo del Uruguay, sin distingos. Se está viviendo pico emocional cimérico que ni las dos derrotas que menoscabaron su chance de Copa, lo haya acotado pues ellas se produjeron, primero, dentro de avatares que el fútbol supone como juego y, luego, dentro de una constante explosión combativa que los uruguayos sintetizan en una frase de alcurnia muy singular:garra charrúa, morir peleando como Zapicán , Abayubá y todos sus caciques en 1574 frente al mayor imperio europeo de la época en los campos de Soriano, costas del río San Salvador.
Obvio que no es lo mismo guerrear que jugar, aunque suficiente para alimentar un mito de componentes reales cuando quien, por pequeñez material, concede hándicaps a los rivales, que no obstante las desventajas se equilibran y llegan a superarse en la matriz del coraje combatiente. El fútbol nacional estuvo pleno de estas hazañas, glosario fantástico de cuatro títulos mundiales, más de quince Copas de América y cinco Intercontinentales a nivel de sus clubes de mayor arraigo, Peñarol y Nacional.
Los últimos años amortiguaron el itinerario triunfal y las caidas fueron dolorosas en una pasión que, sin embargo no claudicó, muy marchita empero la fertilidad de los frutos pretéritos en la misma medida que la propia sociedad vio decaecer, en otros perfiles de la existencia nacional, valores que sustentaron el culto de una nación minúscula en metrías territoriales y demográficas, aunque rica, culta, equilibrada, pacífica y orgullosa de su destino y trayectoria temporal. Se gestaba del Impulso fundacional, el Freno de la detención, acotaba Carlos Real de Azúa; y el Sonido de la Furia diría William Faulkner, fue la alquimia de la guerra y sus añadiduras de estremecimientos divisionarios civiles y la imposibilidad de restañar heridas.Cicatrices abiertas tras el tajo de los años sesenta, con enormes dificultades para saltar a terapias de olvidos, perdones, verdades y tergiversaciones. En medio, nuevos padecimientos: regresión mórbida del sistema ideológico de la educación formal con resultados evaluativos de mínima calidad; inseguridad frente al delito y sistema carcelario colapsado y torturante; condiciones pésimas de habitabilidad en crecientes asentamientos paupérrimos; auge de la lastimosa familia mono parental -mientras se desfleca la unidad de la nuclear- con reproducción y retroalimentación viciosa de sus agonistas en las nuevas generaciones que repiten los padecimientos y miserias de sus padres; corrupción política pese a que las formas republicanas se sostienen como una inestable garantía; aparición del drama de la adición a la paste base, esa maldición que mata en tiempo mínimo en trágicas cuotas de pavores ; debilitamiento de la ecuación derecho-deber en exagerados reclamos hegemónicos del primer término, sin moderarlo mediante el segundo;  fortalecimiento de corporativos gremiales en pulsiones con los poderes normativos de raigambre constitucuional; envejecimiento de la población y aumento de la emigración de gente joven; dificultades con la obsolescencia e insuficiencia de la matriz energética; manipulaciones financieras mediatizadas a préstamos internacionales para avanzarle los problemas hacia promitentes futuras generaciones endeudadas, aún no natas; fláccidas relaciones exteriores con los gigantescos países vecinos; exageradas flexibilizaciones en las certezas jurídicas que agostan el imperio del Derecho.
En fin...No obstante el Uruguay funciona y, quizás mejor, sin ser consuelo, que muchos de sus hermanos continentales. El esfuerzo laboral en el que se sustenta la producción de los bienes primarios, se ha visto favorecido por buenos precios internacionales pero en regimenes de comodaties, razón inequívoca de que los factores de perturbación tan negativos y antes señalados no hayan entrado en riesgosa y virtual entropía, afectando al Sistema País como un todo. Si el vademecum de la fiebre crítica se hace más ostensible en las pautas indicadas, su extrapolación alcanzó a las más diversas disciplinas tangibles e intangibles de la antropoesfera. Desde los perfiles y planos de menor impregnación a los ya más vastos.En el caso último está el futbol, gestión lúdica y profesional consustanciada con los íconos de la idisosincrasia nacional como constructo de potenciada dimensión. Domeñada la organización natural y civilizada de los grandes juegos por patotas complotadas, el caos y la muerte asesina, se entronizó en vergonzantes desmanes e impotencias operativas para los servicios encargados de salvaguardar el orden interno y la seguridad de bienes y de personas. Fue entonces -como una florecilla brotando en la pampa de granito rodoiana- que una selección modesta, humilde, apenas clasificada en el descarte de la útima oportunidad subsidiaria que se da buscando al menos mediocre en una repesca, emerge epopéyico con una trilogía de líderes desde el Entrenador Tabárez,  pasando por dos jugadores de campo, los tocayos Diego-Lugano y Forlán-, y las fidelidades del resto, escuderos de la Mancha, los que emprenden paso a paso una sucesión de performances de méritos imprevisibles que los ubica en la cima del mundo y en la primacía americana....y que de no mediar groseros horrores arbitrales, de mayor alcurnia hubiese sido a su gloria el linaje de un podium precioso. Incluso Diego Forlán fue proclmado por la Fifa el Mejor Jugador del Mundial. Todo el pueblo de talante deportivo, como el convertido contingentemente en estas expresiones que las Ciencias de la tecno comunicación digital y satelital de la globalización hacen un prodigio de captación de gustos y sensibilidades, revivificó antiguos mitos que solo se mantenían muy esclerotizados y hemipléjicos por cada vez menos pesuasivas tradiciones orales de los adultos hacia los desconfiados jovenes cuando aquellos alegaban con voces quedas, sobre las apoteósicas gestas del ayer davidiano en el mundo de los rivales goliatinos. Cuentos verídicos, para colmo, procedentes del siglo y milenio anterior.
En Sud Africa se ganó con entereza, y se perdió ofreciendo el tributo de la última gota de sudor...o el infortunio aleatorio de un tiro en el travesaño por Forlán que hubiese permitido una nueva chance de continuación en simultaneidad con el pitazo final del juego contra Holanda, ahora la sub campeona mundial. Si los uruguayos concebimos al fútbol como una imagen muy cercana a la Vida en sus grandezas -tal se lo reconoce asi, por ejemplo, en las manifestaciones de las denominadas Bellas Artes- debilidades y peripecias del existir, hoy por hoy, gracias al balompié, hemos sentido el sacudón afectivo y animador de que si nuestros novicios deportistas y sus conductores, luciendo la celeste fueron capaces de superar adversidades, está en el corazón de la nación esa misma virtualidad clonada para encarar otras rispideces, otros pesares y laudar nuevos caminos de reencuentros próximos.
 ¡Vayamos por ellos! ...
Con gran tino testimonial se anota en una balconera artesanal en una calle de Montevideo la leyenda premonitoria " HAY ALGO Q' SIGUE VIVO"...cuando parecía que habíamos ingresado al trillo del Hades, guiados por Caronte , el de la barca escandalosa de Juana melense y la vigilancia de Cancerbero, el perro rabioso del Dante, custodiándonos en nuestra decadencia.








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