viernes, 28 de noviembre de 2008

Cacho Dominguez Perfecciona los Alcances de sus Oleos Metalizados.

Julio "Cacho" Domínguez en el hall de Exposiciones de la Intendencia de Montevideo explica la evolución de su arte y de su técnica. El próximo 03 de dciembre se cumplirán cuatro años de su primera Expo en Mercedes, tan exitosa en Casa de la Cultura.

Hace cuatro años que conocí a Julio Zenón Domínguez, Cacho, para sus amigos de cucharas, fratachos y andamios de su Mercedes natal de la que se alejó para residir en la capital.
Hoy lo volví a encontrar por casualidad. Fue en la Intendencia de Montevideo donde concurrí frente a un trámite sencillo, pero paquidérmico, a la usanza burocrática actual. Cacho, en tanto, exponía en el enorme hall capitalino junto a otros artistas de la denominada tercera edad, según rezaba el catálogo descriptivo en un papel de buen y delicado gramaje.
Evocamos aquella exposición de sus obras pictóricas del 03 de diciembre de 2004 en Mercedes en Casa de la Cultura con el telón de “Los Madrigalistas de la Mercedes”-
donde los tenores Guigou son sus sobrinos- y la Escuela de Danza de Amandita Quijano.
El óleo temático de Domínguez se complementa con clavos , virutas ferrosas y broncíneas que definen armónicamente volúmenes y formas refulgentes, jugueteando con una luz cambiante y de atrayente impacto visual según el lugar que toma el observador. A tres posiciones de enfoque, tres efectos distintos.

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En noviembre de 2004 Agustina Domínguez de Guigou –querida condiscípula de años liceales- me interesó en que favoreciera una exposición de cuadros de su hermano Julio Zenón por entonces de 68 años, retirado de la construcción y padre de un médico y de una empresaria gerencial.
En lo formal, por obligación funcional pero por simpatía personal hacia la amiga interlocutora, presté la pertinente atención. A mi interior, en tanto, se movía perezoso cierto escepticismo nacido a la luz de tantas experiencias de gente que venía con el mismo propósito de exhibir creaciones, propias o de ahijados. Siempre, porque jamás hemos pretendido ser burocrático censor material de cualquier expresión del pensamiento en sus diversas modalidades, procuré alentar el objetivo ajeno.
Agustina entonces dijo con acento inocultable de sinceridad:
-
Mira Charo, no es porque sea mi hermano, pero…¿No te gusta lo que hace al óleo con combinaciones de clavos y alambres?

-Ahhh…sí…está bueno…pero son solo fotos y comprenderás que…

-No. Es que te puedo mostrar dos cuadros que están en casa.El quiere exponer en su ciudad. Es una vocación que se despertó rezagada para ocupar sus horas de albañil jubilado .

-De acuerdo, Agustina, nos vemos. Hasta mañana.

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¡Una maravilla! La antigua prolijidad casi hermeneútica de los maçons medioevales, ha sido ósmosis secular en Cacho con la creativa incorporación natural de sus clavos, alambres y virutas prodigiosos, reciclados en otra función distinta a la original, como si de una alquimia artística se tratase (¡y de eso se trata!) mediante la sutil configuración realista e integrada con el óleo pincelado del segundo plano del diseño planístico.

Es un arte cinético, creemos, porque la propia onda exterior emite cautivantes reflejos sobre los adminículos metálicos, presentando una melodía cambiante hacia el logro de impresiones seductoras. Participa la luz, no la re-creada por un pintor al estilo común, focos en definitva estáticos e inmodificables, sino los rayos físicos verdaderos que rebotan sobre el cuadro, transfigurándolo, para el deleite visual del singular atalaya espectador .

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