sábado, 25 de octubre de 2008

Espiritualismos y Materialismos Capitales y Pecaminosos.


Mammon, Príncipe de la Codicia.

Quien gobierna el dinero, gobierna al mundo contempo-ráneo.





Las fuertes tendencias de la filosofía contemporánea y sus transferencias prácticas a la cotidianeidad, se han cargado de un fuerte acento de materialidad, de progresismo. La búsqueda del éxito, los avances tecnológicos, las manipulaciones genéticas, si bien acompasan la idea del confort y del saber como un derecho, también promueven contradictorios fenómenos que coliden con el concepto de la búsqueda de la felicidad y el bienestar distributivo. Se nos advierte además sin tribulaciones extremas, pero con ponderadas alarmas, que los actuales aprendices de brujos pueden desatar zafarranchos de combates.
La historia humana registra la existencia de estos ciclos exacerbados los que, generalmente, van acompañados -como pez rémora al vientre de una ballena fortachona- con un vigoroso rezago en el sentimiento de religiosidad o de trascendentalidad afin, también, a la psiquis de nuestra especie.
Al colapsar por exageración desmedida tal materialidad de la conducta, se produce una suerte de homeostasis o equilibrio, con retornos a fideísmos espirituales de acentos religiosos. Re-legere, es decir, volver a creer en otra cosa.
La mentalidad religiosa desde tiempos remotos califica las exageraciones como vicios y estampó codigos disciplinarios llamando pecados a las transgresiones que, de ser muy fuertes, serían denominadas capitales. (¿De ahí habrá salido la palabra capitalismo en su versión salvaje, o será porque están los pecados metidos en la “capite”, la cabeza profunda?) Si las faltas eran relativamente leves, el pecado era denominado venial.
En ambos casos a nivel del catolicismo cristiano, las dos categorías pueden merecer la gracia del perdón, sea mediante sacramentos, la confesión o la contrición.
A cada vicio o pecado le corresponde una virtud según la teogonía romana:
Vicio/Virtud

Lujuria/Castidad
Gula/Templanza
Avaricia/Generosidad
Pereza/Diligencia
Ira/Paciencia
Envidia/Caridad
Soberbia/Humildad

Obviamente que cada época histórica tuvo su visión de cada vicio, acentuando una faceta u otra. Por ejemplo, para nuestros tiempos la gula es la desmedida adicción al comer y beber, y antes trasuntaba en la ideología pretérita todo tipo de exceso indiscriminado.
Desde marzo de este año el Vaticano agregó a los pecados tradicionales ya mencionados, otros nuevos de importante contenido social. Helos aquí, tomados del diario “El Osservatore Romano”, medio de difusión del papado.

-“No realizarás manipulaciones genéticas. No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones. No contaminarás el medio ambiente. No provocarás injusticia social. No causarás pobreza. No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común. Y no consumirás drogas”.

Son muchos los que piensan que la actual crisis financiera y económica que, al parecer, puede tomar temibles caminos de recesión mundial con sus atroces consecuencias, tiene sus razones profundas en la desactivada solvencia de que todo constructo humano debe tener para prosperar, necesariamente, una veta de comportamiento ético, fiscalizador de todas las operaciones transaccionales de un sistema el que, podrá re-ajustar idealmente sus mecánicas estructuras sistémicas y modélicas pero que, si no atiende asuntos de conciencia, está inevitablemente condenado a experimentar trastornos y pesares graves, cuna de entropías que recalientan el funcionamiento.
Si bien la advertencia moral procede de una congregación confesional, su sabiduría es totalmente admisible y compatible en el plano laico por y para legos.

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