La Lección de Anatomía.
¿En que estoy pensando? En esta formidable lección de anatomía.Ejercicio de voluntad que ha permitido al volitivo futbolista internacional Diego Forlán, extraerle potencia a sus músculos y transferirla hacia la conquista de goles magnos...como el de hace un rato que clasificó al Atlético de Madrid frente a local Liverpool en la propia Inglaterra.
Me recuerda la parábola de Rodó "La Pampa de Granito"... fecundada su naturaleza pétrea dando frutos maduros a puro esfuerzo en alianza con otras virtualidades .
Pablo Forlán, padre , nativo de Mercedes, también deportista de fama mundial con el gran Peñarol de Montevideo del 66 , ganador de la Copa Mundial de entidades frente al recio y laureado Real de Madrid, acompañó el desarrollo de su niño Diego enseñándole los fundamentos individuales del juego, especialmente para que el pibe, diestro, genéticamente dominara destrezas con la otra pierna de forma tal que pudiese, algún día ser, ser eficaz ambidextro, ambivalente con sendas piernas y aporovechase mejor los perfiles en acciones de juego.
Y así fue. El niño, luego el joven, y el actual adulto, mantuvieron esa férrea disciplina que es, también, entereza moral para superar fatigas y duras rutinas en las prácticas. Y por supuesto las adversidades emergentes que los rivales plantean en duras lides de hegemonías, cuestión de no desertar cuando el viento sopla muy de frente.
Dos veces fue Botín de Oro en Europa, meca del fútbol planetario para cualquier profesional, distinción que ostenta en esta temporada por haber sido en la sumatoria de todas las ligas afiliadas a la UEFA, el defensor clubista que más conquistas señaló a nivel de los respectivos partidos de Copas nacionales.
Una vez fue con el Villarreal de Castellón, y ahora defiende de nuevo su aúreo zapato goleador con el Atlético de Madrid.
Aficionados al fútbol, los propios jugadores y Entrenadores es muy común que en las clásicas peñas de debates se hayan planteado subsiguiente pregunta sin conclusiones unánimes. Mejor, afirmo, diferenciadas y hasta opuestas:
-Futbolista, ¿se nace o se hace?
No entraré en detalles explicativos sobre la naturaleza de la consulta pues, en general, se sabe cuál es el marco que la encuadra, pasando seguramente por ver no obstante y en tèrminos de complementariedades las precedencias dominantes, si las genéticas derivadas de las cargas hereditarias, o las eductivas, activadas en los rigores del entrenamiento.
Simplificando mucho, alguna opinan que se trae un talento innato para ser excelente futbolista. Otros afirman que sin una buena preparación y cultivo de la inteligencia emocional, poco se puede hacer para acceder a crack íntegro del balompié.
Con Diego Forlán muchos coinciden que es un típico producto equidistante de los dos factores, que superpuestos promueven a un mismo ser hacia el crédito universal.
En esta semana lanzó la edición de un libro autobiográfico sobre su condición de deportista profesional, correteando por las diversas etapas que en su formación fue superando.
El título es muy sugerente: ¡¡U-ru-gua-yo...U-ru-gua-yo!!
Se alude al reconocimiento que desde inflamadas hinchadas en atestadas tribunas tremola para victoriar el nombre de un campeón a traves de su nacionalidad cuando produce hazañas en tierras ajenas a la del natalicio personal.
Diego Forlán lo ha escuchado asiduadamente al pasar por esa intransferible experiencia.
Hoy sonó impactante en el célebre estadio inglés del Liverpool de Ansfield desde la voz múltiple de los segudores del Atlético de Madrid, los colchoneros o indios del río Manzanares de la capital hispánica, alrededor de tres mil personas con recias gargantas castellanas .
Declarando de antemano que siento escozor si alguien me dice que soy un chauvinista, tampoco tengo ambages en ocultar que como nacido en esta tierra del río Uruguay, esquina río de la Plata, sentí un erizamiento placentero de piel cuando se aplaudía con el grito gentilicio al compatriota triufador en el dificil reto atlético.
Tras el gol que le daba la clasificación y pasaje a la final de la Copa de la UEFA ante el club alemán Fulham, el rubio montevideano salió hacia el abrazo con sus compañeros, desprendiéndose gozoso de su casaquilla de alternativa, no la habitual albirroja a rayas verticales, sino negra en la oportunidad por razones de diferenciación con la del rival. Apareció olímpico el torso desnudo del gimnasta donde a duras penas la epidermis podía contener esa marcada musculatura sin un ápice de tejido adiposo ni cicatrices.
Una lección de anatomía en movimiento.
Ya lo hubiese querido para sí Rembrandt, el supremo pincel holandés de los quirófanos, o los augustos italianos Miguel Angel y Leonardo da Vinci para modelar sus geniales obras finales o inspirados bocetos. Una maravilla corporal....cargada todavía de pólvora seca goleadora, mortífera arma en el mundillo competitivo y guerrero del fútbol, el deporte de las mayorías por estos tiempos de tonantes globalidades.
Me recuerda la parábola de Rodó "La Pampa de Granito"... fecundada su naturaleza pétrea dando frutos maduros a puro esfuerzo en alianza con otras virtualidades .
Pablo Forlán, padre , nativo de Mercedes, también deportista de fama mundial con el gran Peñarol de Montevideo del 66 , ganador de la Copa Mundial de entidades frente al recio y laureado Real de Madrid, acompañó el desarrollo de su niño Diego enseñándole los fundamentos individuales del juego, especialmente para que el pibe, diestro, genéticamente dominara destrezas con la otra pierna de forma tal que pudiese, algún día ser, ser eficaz ambidextro, ambivalente con sendas piernas y aporovechase mejor los perfiles en acciones de juego.
Y así fue. El niño, luego el joven, y el actual adulto, mantuvieron esa férrea disciplina que es, también, entereza moral para superar fatigas y duras rutinas en las prácticas. Y por supuesto las adversidades emergentes que los rivales plantean en duras lides de hegemonías, cuestión de no desertar cuando el viento sopla muy de frente.
Dos veces fue Botín de Oro en Europa, meca del fútbol planetario para cualquier profesional, distinción que ostenta en esta temporada por haber sido en la sumatoria de todas las ligas afiliadas a la UEFA, el defensor clubista que más conquistas señaló a nivel de los respectivos partidos de Copas nacionales.
Una vez fue con el Villarreal de Castellón, y ahora defiende de nuevo su aúreo zapato goleador con el Atlético de Madrid.
Aficionados al fútbol, los propios jugadores y Entrenadores es muy común que en las clásicas peñas de debates se hayan planteado subsiguiente pregunta sin conclusiones unánimes. Mejor, afirmo, diferenciadas y hasta opuestas:
-Futbolista, ¿se nace o se hace?
No entraré en detalles explicativos sobre la naturaleza de la consulta pues, en general, se sabe cuál es el marco que la encuadra, pasando seguramente por ver no obstante y en tèrminos de complementariedades las precedencias dominantes, si las genéticas derivadas de las cargas hereditarias, o las eductivas, activadas en los rigores del entrenamiento.
Simplificando mucho, alguna opinan que se trae un talento innato para ser excelente futbolista. Otros afirman que sin una buena preparación y cultivo de la inteligencia emocional, poco se puede hacer para acceder a crack íntegro del balompié.
Con Diego Forlán muchos coinciden que es un típico producto equidistante de los dos factores, que superpuestos promueven a un mismo ser hacia el crédito universal.
En esta semana lanzó la edición de un libro autobiográfico sobre su condición de deportista profesional, correteando por las diversas etapas que en su formación fue superando.
El título es muy sugerente: ¡¡U-ru-gua-yo...U-ru-gua-yo!!
Se alude al reconocimiento que desde inflamadas hinchadas en atestadas tribunas tremola para victoriar el nombre de un campeón a traves de su nacionalidad cuando produce hazañas en tierras ajenas a la del natalicio personal.
Diego Forlán lo ha escuchado asiduadamente al pasar por esa intransferible experiencia.
Hoy sonó impactante en el célebre estadio inglés del Liverpool de Ansfield desde la voz múltiple de los segudores del Atlético de Madrid, los colchoneros o indios del río Manzanares de la capital hispánica, alrededor de tres mil personas con recias gargantas castellanas .
Declarando de antemano que siento escozor si alguien me dice que soy un chauvinista, tampoco tengo ambages en ocultar que como nacido en esta tierra del río Uruguay, esquina río de la Plata, sentí un erizamiento placentero de piel cuando se aplaudía con el grito gentilicio al compatriota triufador en el dificil reto atlético.
Tras el gol que le daba la clasificación y pasaje a la final de la Copa de la UEFA ante el club alemán Fulham, el rubio montevideano salió hacia el abrazo con sus compañeros, desprendiéndose gozoso de su casaquilla de alternativa, no la habitual albirroja a rayas verticales, sino negra en la oportunidad por razones de diferenciación con la del rival. Apareció olímpico el torso desnudo del gimnasta donde a duras penas la epidermis podía contener esa marcada musculatura sin un ápice de tejido adiposo ni cicatrices.
Una lección de anatomía en movimiento.
Ya lo hubiese querido para sí Rembrandt, el supremo pincel holandés de los quirófanos, o los augustos italianos Miguel Angel y Leonardo da Vinci para modelar sus geniales obras finales o inspirados bocetos. Una maravilla corporal....cargada todavía de pólvora seca goleadora, mortífera arma en el mundillo competitivo y guerrero del fútbol, el deporte de las mayorías por estos tiempos de tonantes globalidades.
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