El Pasado los Condena…el Presente los Perdona…el Futuro ¿Los Redimirá?
*La
rrañaga-Lacalle.
*Mujica-Astori. (Diario El País de Mdeo.)-- >
Dos son en estos momentos los uruguayos de mayor resonancia nacional en los últimos tiempos y días.
Ambos van en pos de la más alta magistratura del poder en cuanto a coercibilidad etática con un respaldo multitudinario y popular tras las elecciones Primarias de los partidos políticos del Uruguay, hecho que legitimizó sus aspirantías el última 28 de junio de este 2009. Pretenden ser el Presidente republicano de los orientales.
Uno se llama Luis, el otro José. Luis es Lacalle de Herrera; y José, Mujica Giordano. El primero candidato junto al Dr. Jorge Larrañaga del Partido Nacional; el segundo en dupla con el Cr.Danilo Astori por el Frente Amplio.
El uno ya ejerció el cargo entre 1990 y 1995.El segundo aportó el mayor caudal de votos en octubre del 2004 para que el Dr. Tabaré Vázquez asumiera la actual diagonal de los honores presidenciales.
El dúo en algún momento hizo amagues de desinterés en proyectarse. Los hechos demostraron que fue un lúcido camelo para tantear expectativas ajenas y descubrirlas. Se dieron cuenta Pepe y Qki que el camino estaba expedito, pero debieron utilizar estrategias pues los que hoy son sus sendos acompañantes en la ruta hacia el edificio de Plaza Independencia, tiraron fuerte a cada cual, futuro aliado, munición dañina.
Lacalle se atajó silenciando respuestas, aunque trabajando mucho en el cara a cara por todo el país. Le dio frutos su franqueza de admitir errores viejos y prometer capacidad de reconversión. Mujica manejó un Congreso elector y mandó en la votación al cercano rival al fondo de la tabla de posiciones, inventando un tercer candidato de galera trucha, aunque finalmente recapacitó evaluando que marchaba él también si no resucitaba al que malhirió en la previa.
Con todo una vez desarmados sendos rivales domésticos y respectivos de Mujica y de Lacalle, fueron llevados al corral común. No sabemos cuán fue la estrategia secreta de la domesticación. Muy festiva y colorida entre los blancos; asaz negociada y con rostros tensos en la izquierda tricolor.
El Pasado condena a los presidenciables.
Lacalle como ex presidente fue responsable de no haber elegido en el círculo de su inmediata gestión a hombres probos, mostrándose ineficaz en los procesos selectivos de sus cercanas ayudantías de cámara, marcados por la corrupción. No tuvo olfato de ecología política contra ladrones rapaces.
Mujica fue un sedicioso que se levantó en armas contra un Gobierno legitimizado por la soberanía popular y en ese desvarío cometió actos criminales que luego contribuyeron a que los guardianes castrenses de la democracia derrotaran la subversión y, los soldados, a posteriori de su victoria, olvidaron por codicia ruin juramento de lealtad a la Constitución violándola cruelmente al instaurar una dictadura docenal.
Pasó el tiempo y la memoria colectiva se entibió, madurando condescendencias balsámicas hacia los viejos oprobios.
La pareja Lacalle-Mujica se presentó cada cual por su lado otra vez ante la opinión pública y le pidió a ella el voto que el alma pronuncia.
Se les dio un sí rotundo de aprobación."¡Hagan! Vayan Lázaros por otra oportunidad", clamaron y reclamaron las urnas.
Síntesis:El Presente los perdonó.
Ahora se aprestan a enfrentarse por el podium mayor de la ROU. Será a primera ronda o a segunda vuelta.El venidero octubre dará el veredicto... o lo prorrogará un mes después.
Pero en el medio, en el lapso abarcativo hasta el fin del décimo mes, ¿ se restaurará en las críticas de las tribunas de las arengas aquel pasado sombrío para redescubrirlo en el debate que seduce y procura solamente adhesiones embriagando la opción de una hoja de votación?
Lo síntomas iniciales parecen reafirmar que se evocarán las recíprocas máculas. Veremos si es un tanteo solo inocuo que producirá una rápida remisión o, por el contrario, fomentará una recidiva de dicterios o acusaciones mutuas.
Uno de los dos ganará la Elección y la Presidencia. Que el Pasado que los condenó, y que luego advino en un Presente que los absolvió, traiga de Futuro una redención. No tanto por ellos. Por algo mucho más importante e imperecedero:¡Por la Patria!
Ambos van en pos de la más alta magistratura del poder en cuanto a coercibilidad etática con un respaldo multitudinario y popular tras las elecciones Primarias de los partidos políticos del Uruguay, hecho que legitimizó sus aspirantías el última 28 de junio de este 2009. Pretenden ser el Presidente republicano de los orientales.
Uno se llama Luis, el otro José. Luis es Lacalle de Herrera; y José, Mujica Giordano. El primero candidato junto al Dr. Jorge Larrañaga del Partido Nacional; el segundo en dupla con el Cr.Danilo Astori por el Frente Amplio.
El uno ya ejerció el cargo entre 1990 y 1995.El segundo aportó el mayor caudal de votos en octubre del 2004 para que el Dr. Tabaré Vázquez asumiera la actual diagonal de los honores presidenciales.
El dúo en algún momento hizo amagues de desinterés en proyectarse. Los hechos demostraron que fue un lúcido camelo para tantear expectativas ajenas y descubrirlas. Se dieron cuenta Pepe y Qki que el camino estaba expedito, pero debieron utilizar estrategias pues los que hoy son sus sendos acompañantes en la ruta hacia el edificio de Plaza Independencia, tiraron fuerte a cada cual, futuro aliado, munición dañina.
Lacalle se atajó silenciando respuestas, aunque trabajando mucho en el cara a cara por todo el país. Le dio frutos su franqueza de admitir errores viejos y prometer capacidad de reconversión. Mujica manejó un Congreso elector y mandó en la votación al cercano rival al fondo de la tabla de posiciones, inventando un tercer candidato de galera trucha, aunque finalmente recapacitó evaluando que marchaba él también si no resucitaba al que malhirió en la previa.
Con todo una vez desarmados sendos rivales domésticos y respectivos de Mujica y de Lacalle, fueron llevados al corral común. No sabemos cuán fue la estrategia secreta de la domesticación. Muy festiva y colorida entre los blancos; asaz negociada y con rostros tensos en la izquierda tricolor.
El Pasado condena a los presidenciables.
Lacalle como ex presidente fue responsable de no haber elegido en el círculo de su inmediata gestión a hombres probos, mostrándose ineficaz en los procesos selectivos de sus cercanas ayudantías de cámara, marcados por la corrupción. No tuvo olfato de ecología política contra ladrones rapaces.
Mujica fue un sedicioso que se levantó en armas contra un Gobierno legitimizado por la soberanía popular y en ese desvarío cometió actos criminales que luego contribuyeron a que los guardianes castrenses de la democracia derrotaran la subversión y, los soldados, a posteriori de su victoria, olvidaron por codicia ruin juramento de lealtad a la Constitución violándola cruelmente al instaurar una dictadura docenal.
Pasó el tiempo y la memoria colectiva se entibió, madurando condescendencias balsámicas hacia los viejos oprobios.
La pareja Lacalle-Mujica se presentó cada cual por su lado otra vez ante la opinión pública y le pidió a ella el voto que el alma pronuncia.
Se les dio un sí rotundo de aprobación."¡Hagan! Vayan Lázaros por otra oportunidad", clamaron y reclamaron las urnas.
Síntesis:El Presente los perdonó.
Ahora se aprestan a enfrentarse por el podium mayor de la ROU. Será a primera ronda o a segunda vuelta.El venidero octubre dará el veredicto... o lo prorrogará un mes después.
Pero en el medio, en el lapso abarcativo hasta el fin del décimo mes, ¿ se restaurará en las críticas de las tribunas de las arengas aquel pasado sombrío para redescubrirlo en el debate que seduce y procura solamente adhesiones embriagando la opción de una hoja de votación?
Lo síntomas iniciales parecen reafirmar que se evocarán las recíprocas máculas. Veremos si es un tanteo solo inocuo que producirá una rápida remisión o, por el contrario, fomentará una recidiva de dicterios o acusaciones mutuas.
Uno de los dos ganará la Elección y la Presidencia. Que el Pasado que los condenó, y que luego advino en un Presente que los absolvió, traiga de Futuro una redención. No tanto por ellos. Por algo mucho más importante e imperecedero:¡Por la Patria!
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