EL OLIMPO EN EL CERRO DE MONTEVIDEO
Afrodita...en la Banda Oriental
Aquella tierra estaba situada mucho más allá de las Columnas de Hércules en brusco giro a babor, tan brusco como extenso resultaba navegar hacia los confines que en diagonal marina llevarían al ignoto Meridión.
Quizás por ello los dioses permitieron que la vaga y perimetral existencia de los hombres y mujeres que habitaban la comarca, recibieran, frente al ajenizado ostracismo del Egeo, la merced de recrear su propio destino de mortales sin mayores ingerencias celestiales.
Para garantizar la gracia de la voluntaria interdicción tutelar de los Supremos, el perenne águila que castigó la soberbia digna del valiente Prometeo, guardó recato en la torre olímpica y carcelar de las rebeldías con que se purgan, habitualmente, arrebatos de lesa divinidad entre los hombres.
Los Inmortales prepararon donosos el escenario para extraerlo del Caos original.
En costas de médanos aúreos, Afrodita volvió en la espuma salitral de Poseidón, mientras Deméter recorría solitaria el lujurioso llano de praderas vírgenes portando el sagrado aliento que fortalecería los trigales uruguayos del porvenir. ( “Parece cosa de ¡milagro! cómo crecen y dan hasta dos cosechas las semillas”, escribió luego a su padre de Hispania el grumete Luis Ramírez, al servicio de Sebastián Gaboto cuando el aventurero fundaba en 1527 el Fortín del San Salvador.) Un suspiro de Atenea fue néctar y ambrosía para aromatizar los brindis en los futuros banquetes del episteme laico de reflexiones doctas. Apolo cabalgaba feliz con su cítara y carcaj sobre Pegaso, amansando, precursor egregio del humilde Francisco, lobos silvestres, con la intención de domesticarlos en el segundo nacimiento del “Likeum”, liberándolos de barbarie, como a su tiempo ocurrirá con adolescentes púberes. ( Serán “ franciscanos” los que enseñarán a un niño de nombre José Gervasio, Pepe entre sus pares, nativo de Montevideo, con otras palabras e idéntico mensaje que “los más infelices sean los más privilegiados”).
En tanto se aguardaba el lapso necesario para descansar fatigas en ese jardín austral que recuerdos de valles griegos evocaba, cual si fuese el de Academo, reencontrado ahora en el ubérrimo estuario atlántico de aquel río como mar, aliento fresco y puro, senda de la apertura virtual de aulas probas. ( Las de José Pedro Varela con su realismo social estableciendo que antes de tener una República es necesario formar previamente republicanos mediante la educación universal - pensada como medio, no un fin en sí misma-, so riesgo que nada se consiga, sino vicios y tragedias; las de Plácido Ellauri del espiritualismo ecléctico ; las de Alfredo Vázquez Acevedo con incipiente positivismo de acento comtiano; las de Prudencio de la Vega y el retorno al espiritualismo; las de Carlos Vaz Ferreira con su fermental lógica viva de la vida cotidiana, alertando sobre sofismas, depurando las ideas cuando sus cargas de exageración descontrolan la unidad de la teoría con la práctica; las holísticas de Clemente Estable; las del pragmatismo tecno industrial del Dr.Arias; las de Agustín Ferreiro exponiendo el magisterio de sabiduría insigne en la didáctica rural.)
Dionisos en tan magna excursión se extasiaba espirituosamente en medio de estimulantes racimos de vides prodigiosas con las bellezas de este Elíseo sureño que elevaba el diagrama perfecto de una sinfonía de coronación por el cauce infinito de los tiempos junto al faúnico y musical cortejo de gráciles ninfas y sátiros cabríos. ( El éxtasis se hermanará con el coraje, haciéndose rebelde Grito de Asencio; carabina a la espalda y sable en mano en Sarandí; carga inolvidable de Chiquito en Arbolito .... y hasta tributos de valentía deportiva en el Maracaná brasileño.)
Orfeo dirigía al son de siringas agrestes, sistros, tambores, arpas y las flautas libidinosas del pobre Masías que Eros, vital, aplaudía y, Tanatos, fúnebre, despreciaba, en la emergencia con la celosa aprobación de Apolo, melífluas melodías que angelizaban de goces e impulsos un cancionero seductor. El belicismo de Ares -que aparentemente había enfundado la espada- parecía haber quedado enervado y silente de las pulsiones frente al encanto enternecedor del pacifismo bucólico que animaba el paisaje terrenal, ahíto de caracoles y pájaros pintados. (Claro que la tregua no impedirá en su momento el rasguido de los heroicos Cielitos, Bartolomé Hidalgo, marcializara la lucha justiciera “volando hacia el Salto para traer en el retorno la Libertad”.) Discordia en actitud análoga a la de Ares se mostró parsimoniosa, y ocultó su pérfida manzana. Los ojos de Atenea no repararon en la blonda pareja, licencia que eliminó la desconfianza de la duda. (La duda después se esclareció... y la tierra conoció el trágico estallido de la sangre caliente dividiendo hermandades: godos y tupamaros, federales y unitarios, blancos y colorados, constitucionalistas y dictadores.....). Sin embargo, todo quedó bendecido. Y hasta de la cajita de las sorpresas de Pandora fugó también al aire libre, entre íconos malditos, la ¡Esperanza!, discreta y serena.
Apolo asumió su rango de auriga y regresó con los olímpicos al trono del padre Zeus Imperial reflejando en el retorno sus rayos solares el agitar ambarino de las alas de Eolo por toda Arcadia, Beocia, Tebas y Macedonia, Micenas, Jonia, Corinto, las insulares Delos y Rodas, los mármoles irisados de azul meditarráneo y verdes olivares, alineados en la geometría de las sementeras que cifraban secretos de iniciación pitagórica, pretensión de indagar el orden cósmico y universal en las peripecias de números cuasi mágicos. (¿ Acaso la pretensión de lo hermeneútico no aligeró de molestias y temores las prácticas masónicas de los “hijos de la Viuda” en tiempos de Jacinto Vera o aún, muy antes, con la Logia de los “Caballeros Orientales “ y sus incendiarias hojas clandestinas de objetores de conciencia expresas en 1822 con difusión furtiva en “La Ráfaga” y “El Pampero” cuando las luchas libertarias de la Cisplatina portuguesa?¿ Acaso esa misma pretensión y metodología no catequizó a sucesivos Presidentes de la República por la Gran Obra a conseguir por vías complementarias a las tácitas de Gabinetes y Cámaras Parlamentarias?
Más allá se veía Chipre cuprosa, más aquí la Creta minotaúrica. ¡Oh, Delfos con su oráculo sibilino pleno de las habilidades semióticas de la casta sacerdotal!
Todo era un orden... todo un armonía: la verdad radica en el equilibrio. La ecuación de la aúrea medianía señoreaba, real e hipnótica, en la proporción de los fragantes cuerpos glorificados en gimnasios y palestras mixtas, como inspiradora de las estatuas canónicas de Fidias y de Praxíteles. O en las reglas interrogativas que Sócrates recibió de su Daimón interior para conocerse a sí mismo y, a través de esa introspección, al prójimo, pariendo pensamientos fiel al oficio de su madre comadrona, alertando sobre errores, átomos malignos que agreden las fragilidades del intelecto. ( La “Transacción de los Generales” Lavalleja y Rivera manejó en 1829 ese espíritu de aproximación durante la República pre-constitucional.... al igual que en la Paz de Ocubre de 1851, el Pacto de la Unión, la Unión Liberal, la Paz de Abril del 72, el Ministerio de la Conciliación, el Pacto de la Cruz del 97, Nico Pérez en 1903, setiembre de 1904 y hasta el Club Naval!). Así el alma helénica se fue metiendo en las entrañas. (Rodó y el Arielismo, proclama espiritualista y racionalista contra la simbología dialéctica de Calibán –que incluso merece respecto pues, también, “se vive de pan” - haciendo cátedra aquí y en la juventud de América. Las pampas de granitos se cubrieron de sudores fecundos en esfuerzos máximos. Y fueron muchos los Gorgias ante Leucipo, el discípulo cautivo de partidarismo exclusivista por el encanto perturbador del verbo del Maestro, al que hubo que recordarle nuevamente que sobre la valoración profunda y existencial, siempre habrá que estar prestos para redescubrir y brindar por “ el que me venza, con honor, en vosotros”.)
Sí, excelencias en las fantásticas imaginerías de Esquilo y de Sófocles buscando con inspiración deísta el alma y sus misterios profanos. Así en Aristófanes, crítico del desmán que perturba la divina regulación. ( El joven Florencio Sánchez lo advertía en la faceta criminalista del caudillismo americano, pre-adelantando los cambios que ya advertían las mentes lúcidas del entramado social al escrutar el Río del Plata finesecular- corriendo hacia el siglo XX- en memorables textos sobre la psiquis personal y comunitaria descifrados en el mensaje teatral de M·hijo el Dotor, Canillitas, Los Derechos de la salud, Barranca Abajo, En Familia...)
Presente en las elaboraciones del ágora que concedía sagacidad política y liderazgos al Pericles estratega y al Demóstenes orador, construyendo, sin temores ni despotismos, el gobierno de los demos, legado sempiterno a una humanidad dubitativa entre la libertad y la seguridad como si de términos irreconciliables se tratase. Libertad sin seguridad cataliza libertinajes y corruptos ; seguridad sin libertad, tiranías.El genio helenístico integraba las antinomias en el podium de la mesura. No hubo brumas en su horizonte cultural ( Y aquí Artigas profetizó que “es muy veleidosa la probidad de los hombres y sólo el freno de la Constitución puede afirmarla”, sin caer por ello en ingenuidades en tiempos de grandes decisiones, las que potencian perversidades cuando las tergiversan oprobiosos catalizadores pues, pese a “ mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”, en el Congreso de Capilla Maciel de octubre de 1813 reforzó su opción de Mercedes del 11 de abril 1811 cuando resonó fuerte en la plaza mercedaria “ ¡A la empresa compatriotas y tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo!”. Abandonó la “presencia “ congresista de la Capilla y recordó la más comprometedora de hacía ya dos años en la asamblea popular de la Quinta de la Paraguaya de octubre de 1811, proclamado por el pueblo oriental, reunido y armado, Jefe, forma germinal de gobierno unipersonal, no por ello más ni menos auténtica que la que se construye con estructuras más complejas. La cicuta mortal que tomó Sócrates era opción extrema, demostrativa en gesto contundente que no violaba la Ley de la polis a pesar de la promesa chantajeante de abandonar la prisión ; o la del otro sacrificio, el encarado por el espartano Leonidas en las Termópilas, suicidándose con sus trescientos compañeros en aquel desfiladero para ganar tiempo en pos de la defensa de la patria ante el arrasador y multitudinario avance de los persas de Jerjes. Y fue ,otra vez, por la causa de los pueblos, ”que no admiten la menor demora”, dijera Artigas. Como Aparicio Saravia el intuitivo de la triste suerte en Masoller por creer en la precedencia de la “dignidad arriba” para que haya “regocijo abajo”. Como Herrera, ni callándose ni yéndose, siempre en la brecha; como el socialismo militante de Emilio Frugoni en simultaneidad a las primeras represiones de obreros ; las definitivas ofrendas póstumas de Michelini y de Gutiérrez; la rebeldía y espíritu de reconciliación de Ferreira Aldunate, idéntico al de Seregni con quien compartía la condición de almas éticamente idénticas en sus actos sublimes de trascendencia existencial.)
Los nativos de la región del río como mar crecieron bajo la advocación de los dioses itinerantes, y su ethos colectivo se formó en la ponderación del kalokagathos que daba sustento a las purezas exteriores e interiores del Ser, anunciadas primigeniamente en las tibiezas charrúas y guaraníes.
El ideal de formación plena abrazó, con la paradigmática serenidad de las búsquedas de la perfección humana de Diógenes, la paideia, cadenciosa de moderación. Todo, sin exceso. No aparecieron entre ellos fanáticos ni fundamentalistas, aunque a veces el pathos personal incitara al descontrol del negro y brioso bagual dionisíaco, contenido no obstante por el blanco corcel de la razón apolínea, en esa unidad de pesos y contrapesos que les dio identidad. Nada de lo humano les fue ajeno, convencidos por el verbo intemporal de Teofrasto.
Las Musas fecundaron anhelos y el gineceo del taller criollo promovió la belleza superior cual estandarte brillantino. Las Euménides disponían expiaciones y bondades.
Hebe era metempsicosis en los mancebos de la agela, ya ibérica, y luego, en la posterior alquimia integradora de las luchas por la Independencia y las nuevas oleadas migratorias transplantadas desde Eurasia, derivaba en patria oriental. Gerontes de a caballo formaban el arcontado paisano con sapiencias logradas en años longevos, bien llevados. Efebos y ancianos expresaban la dulce, galante y templada juventud de su areté que Niké premió en siglos por los estadios del mundo, que de Dafne cortaron gajos sus vigorosos atletas con el cálido encanto de la premiación olímpica del laurel, altar de la Victoria fecundada. Las poetisas, en tanto, eran sacerdotisas mayores del culto erótico de Safo, la de Lesbos, sólo que rimando en castellano las caricias del lenguaje como un cántaro fresco de Juana para los cálices vacíos de Delmira en la Isla de los cánticos de María Eugenia.
¿Qué pasó de pronto como si la cólera de Aquiles volviese acarreando funestos males y el Hades fue lastimosa visión necrológica de vivos y de muertos? Duelen aún las consecuencias. Discordia, decíamos, traería calamidades, dejando su refugio. Ares, ensañamientos. (Estalló el orden constitucional en 1933...en el 73... del cercano siglo anterior.)
Se vieron émulos del infausto Midas, regia víctima del consumismo atroz y culpable. Eros perdió vigor y puntería en los disparos de las exactas flechas amorosas. Tanatos prosperó su favorita morbilidad entre seres y cosas. Se debilitaron las cuerdas del laúd privadas del ángel pulsor.( Las crisis bancarias llevaron riquezas ahorradas hacia islas tropicales... como pobrezas a los miserables asentamientos locatarios ; y las madres y abuelas comenzaron a escribir cartas dolientes a hijos y nietos de B aleares o de Cataluña, de Miami o Nueva York )
Terpsícore danzó triste a la funerala y Melpómene escribió tragedias aún sin epílogos de desaparecidos y torturados.
El Likeum y el Monte de Academo se distanciaron de Mnemosine. Sin memoria no hay inteligencia: el sueño de la razón, se sabe, produce cíclopes. Dionisos turbó conciencias en sus aquelarres y cambió las nobles uvas blancas por las amapolas rojas del polvo cruel que todo lo subvierte. Los bípedos lobos produjeron una regresión montaraz....y la pasta base quebró las mentes.
Los Melito, Anito y Licón, volvieron a arremeter contra Sócrates, partero de ideas, y el decadentismo derrotó la autoestima de tantos.
-¡ Qué vuelva Apolo y el protectorado de las artes ; para los devotos amor y la protección de su clarividencia solar!, alguien gritó, demorándose apenas su alegato en oyentes mínimos.
Caos promueve desórdenes en la complejidad del mundo y la belleza renuncia a todo tipo de estética: trucados son los estilos de extraviadas experiencias por desnorteadas vanguardias. Cronos, el Tiempo, insensible, fagocitó, vil, otra vez, a sus hijos de la Tierra.
-¡ Qué vuelva Zeus y se mimetice como tantos otras veces en un redentor que salve! Sea Cristo, Buda, Mahoma, King o Gandhi. Y que esté junto a Hera y su caridad hogareña.
- ¡Qué se abracen, con la feracidad del mito, verdadera poesía interpretativa por la profundidad de su mensaje que oculta en la esquiva realidad cognitiva, epidérmica y atávica, la premonitoria similitud simbólica que exhiben las dos patrias, con la empatía de sus análogos blasones! El del Olimpo tonante, allí ; y el del sonoro tremolar del río como mar, aquí. Hermanados con la protección horizontal de sus franjas nonas y albicelestes que extraen fuerza espiritual de un campo cruceño, proclama libre de la Grecia helénica, y la de un sol apolíneo en la tierra purpúrea, frutal y cerealera del oriente sudamericano. ¡Qué la oración plegaria de Solón, el Grande, sea de todos y para todos, en todo tiempo y espacio! ¡Qué venga a nos, trayendo misericordias, y otro renacer tras la caída!
- “Nobles hijas de Mnemosine y de Zeus Olímpico, Musas Pierides, escuchad mi ruego. Naturalmente deseo poseer bienes, pero no quiero adquirirlos injustamente: que Diké esté por encima de todo. La riqueza que conceden los dioses permanece estable junto al hombre desde sus cimientos. Pero la que los hombres ambicionan afanosamente bajo el signo de la violencia no permanecerá, sino que traerá males sin cuento y desdichas infinitas porque se fundamenta en obras injustas”.
Amén...para que en los nidos de antaño haya pájaros hogaño y se repita el orden cósmico de los ciclos giratorios. ¡Qué vuelva Proserpina a regalarnos la nueva primavera! Miserere. Pero apresurémosno que Odiseo leva anclas y no espera por los que tarde llegan a su cóncava nave, aventurera y salutífera.... ¡Qué la Esperanza anda entre nosotros, aún libre de Pandora!
Quizás por ello los dioses permitieron que la vaga y perimetral existencia de los hombres y mujeres que habitaban la comarca, recibieran, frente al ajenizado ostracismo del Egeo, la merced de recrear su propio destino de mortales sin mayores ingerencias celestiales.
Para garantizar la gracia de la voluntaria interdicción tutelar de los Supremos, el perenne águila que castigó la soberbia digna del valiente Prometeo, guardó recato en la torre olímpica y carcelar de las rebeldías con que se purgan, habitualmente, arrebatos de lesa divinidad entre los hombres.
Los Inmortales prepararon donosos el escenario para extraerlo del Caos original.
En costas de médanos aúreos, Afrodita volvió en la espuma salitral de Poseidón, mientras Deméter recorría solitaria el lujurioso llano de praderas vírgenes portando el sagrado aliento que fortalecería los trigales uruguayos del porvenir. ( “Parece cosa de ¡milagro! cómo crecen y dan hasta dos cosechas las semillas”, escribió luego a su padre de Hispania el grumete Luis Ramírez, al servicio de Sebastián Gaboto cuando el aventurero fundaba en 1527 el Fortín del San Salvador.) Un suspiro de Atenea fue néctar y ambrosía para aromatizar los brindis en los futuros banquetes del episteme laico de reflexiones doctas. Apolo cabalgaba feliz con su cítara y carcaj sobre Pegaso, amansando, precursor egregio del humilde Francisco, lobos silvestres, con la intención de domesticarlos en el segundo nacimiento del “Likeum”, liberándolos de barbarie, como a su tiempo ocurrirá con adolescentes púberes. ( Serán “ franciscanos” los que enseñarán a un niño de nombre José Gervasio, Pepe entre sus pares, nativo de Montevideo, con otras palabras e idéntico mensaje que “los más infelices sean los más privilegiados”).
En tanto se aguardaba el lapso necesario para descansar fatigas en ese jardín austral que recuerdos de valles griegos evocaba, cual si fuese el de Academo, reencontrado ahora en el ubérrimo estuario atlántico de aquel río como mar, aliento fresco y puro, senda de la apertura virtual de aulas probas. ( Las de José Pedro Varela con su realismo social estableciendo que antes de tener una República es necesario formar previamente republicanos mediante la educación universal - pensada como medio, no un fin en sí misma-, so riesgo que nada se consiga, sino vicios y tragedias; las de Plácido Ellauri del espiritualismo ecléctico ; las de Alfredo Vázquez Acevedo con incipiente positivismo de acento comtiano; las de Prudencio de la Vega y el retorno al espiritualismo; las de Carlos Vaz Ferreira con su fermental lógica viva de la vida cotidiana, alertando sobre sofismas, depurando las ideas cuando sus cargas de exageración descontrolan la unidad de la teoría con la práctica; las holísticas de Clemente Estable; las del pragmatismo tecno industrial del Dr.Arias; las de Agustín Ferreiro exponiendo el magisterio de sabiduría insigne en la didáctica rural.)
Dionisos en tan magna excursión se extasiaba espirituosamente en medio de estimulantes racimos de vides prodigiosas con las bellezas de este Elíseo sureño que elevaba el diagrama perfecto de una sinfonía de coronación por el cauce infinito de los tiempos junto al faúnico y musical cortejo de gráciles ninfas y sátiros cabríos. ( El éxtasis se hermanará con el coraje, haciéndose rebelde Grito de Asencio; carabina a la espalda y sable en mano en Sarandí; carga inolvidable de Chiquito en Arbolito .... y hasta tributos de valentía deportiva en el Maracaná brasileño.)
Orfeo dirigía al son de siringas agrestes, sistros, tambores, arpas y las flautas libidinosas del pobre Masías que Eros, vital, aplaudía y, Tanatos, fúnebre, despreciaba, en la emergencia con la celosa aprobación de Apolo, melífluas melodías que angelizaban de goces e impulsos un cancionero seductor. El belicismo de Ares -que aparentemente había enfundado la espada- parecía haber quedado enervado y silente de las pulsiones frente al encanto enternecedor del pacifismo bucólico que animaba el paisaje terrenal, ahíto de caracoles y pájaros pintados. (Claro que la tregua no impedirá en su momento el rasguido de los heroicos Cielitos, Bartolomé Hidalgo, marcializara la lucha justiciera “volando hacia el Salto para traer en el retorno la Libertad”.) Discordia en actitud análoga a la de Ares se mostró parsimoniosa, y ocultó su pérfida manzana. Los ojos de Atenea no repararon en la blonda pareja, licencia que eliminó la desconfianza de la duda. (La duda después se esclareció... y la tierra conoció el trágico estallido de la sangre caliente dividiendo hermandades: godos y tupamaros, federales y unitarios, blancos y colorados, constitucionalistas y dictadores.....). Sin embargo, todo quedó bendecido. Y hasta de la cajita de las sorpresas de Pandora fugó también al aire libre, entre íconos malditos, la ¡Esperanza!, discreta y serena.
Apolo asumió su rango de auriga y regresó con los olímpicos al trono del padre Zeus Imperial reflejando en el retorno sus rayos solares el agitar ambarino de las alas de Eolo por toda Arcadia, Beocia, Tebas y Macedonia, Micenas, Jonia, Corinto, las insulares Delos y Rodas, los mármoles irisados de azul meditarráneo y verdes olivares, alineados en la geometría de las sementeras que cifraban secretos de iniciación pitagórica, pretensión de indagar el orden cósmico y universal en las peripecias de números cuasi mágicos. (¿ Acaso la pretensión de lo hermeneútico no aligeró de molestias y temores las prácticas masónicas de los “hijos de la Viuda” en tiempos de Jacinto Vera o aún, muy antes, con la Logia de los “Caballeros Orientales “ y sus incendiarias hojas clandestinas de objetores de conciencia expresas en 1822 con difusión furtiva en “La Ráfaga” y “El Pampero” cuando las luchas libertarias de la Cisplatina portuguesa?¿ Acaso esa misma pretensión y metodología no catequizó a sucesivos Presidentes de la República por la Gran Obra a conseguir por vías complementarias a las tácitas de Gabinetes y Cámaras Parlamentarias?
Más allá se veía Chipre cuprosa, más aquí la Creta minotaúrica. ¡Oh, Delfos con su oráculo sibilino pleno de las habilidades semióticas de la casta sacerdotal!
Todo era un orden... todo un armonía: la verdad radica en el equilibrio. La ecuación de la aúrea medianía señoreaba, real e hipnótica, en la proporción de los fragantes cuerpos glorificados en gimnasios y palestras mixtas, como inspiradora de las estatuas canónicas de Fidias y de Praxíteles. O en las reglas interrogativas que Sócrates recibió de su Daimón interior para conocerse a sí mismo y, a través de esa introspección, al prójimo, pariendo pensamientos fiel al oficio de su madre comadrona, alertando sobre errores, átomos malignos que agreden las fragilidades del intelecto. ( La “Transacción de los Generales” Lavalleja y Rivera manejó en 1829 ese espíritu de aproximación durante la República pre-constitucional.... al igual que en la Paz de Ocubre de 1851, el Pacto de la Unión, la Unión Liberal, la Paz de Abril del 72, el Ministerio de la Conciliación, el Pacto de la Cruz del 97, Nico Pérez en 1903, setiembre de 1904 y hasta el Club Naval!). Así el alma helénica se fue metiendo en las entrañas. (Rodó y el Arielismo, proclama espiritualista y racionalista contra la simbología dialéctica de Calibán –que incluso merece respecto pues, también, “se vive de pan” - haciendo cátedra aquí y en la juventud de América. Las pampas de granitos se cubrieron de sudores fecundos en esfuerzos máximos. Y fueron muchos los Gorgias ante Leucipo, el discípulo cautivo de partidarismo exclusivista por el encanto perturbador del verbo del Maestro, al que hubo que recordarle nuevamente que sobre la valoración profunda y existencial, siempre habrá que estar prestos para redescubrir y brindar por “ el que me venza, con honor, en vosotros”.)
Sí, excelencias en las fantásticas imaginerías de Esquilo y de Sófocles buscando con inspiración deísta el alma y sus misterios profanos. Así en Aristófanes, crítico del desmán que perturba la divina regulación. ( El joven Florencio Sánchez lo advertía en la faceta criminalista del caudillismo americano, pre-adelantando los cambios que ya advertían las mentes lúcidas del entramado social al escrutar el Río del Plata finesecular- corriendo hacia el siglo XX- en memorables textos sobre la psiquis personal y comunitaria descifrados en el mensaje teatral de M·hijo el Dotor, Canillitas, Los Derechos de la salud, Barranca Abajo, En Familia...)
Presente en las elaboraciones del ágora que concedía sagacidad política y liderazgos al Pericles estratega y al Demóstenes orador, construyendo, sin temores ni despotismos, el gobierno de los demos, legado sempiterno a una humanidad dubitativa entre la libertad y la seguridad como si de términos irreconciliables se tratase. Libertad sin seguridad cataliza libertinajes y corruptos ; seguridad sin libertad, tiranías.El genio helenístico integraba las antinomias en el podium de la mesura. No hubo brumas en su horizonte cultural ( Y aquí Artigas profetizó que “es muy veleidosa la probidad de los hombres y sólo el freno de la Constitución puede afirmarla”, sin caer por ello en ingenuidades en tiempos de grandes decisiones, las que potencian perversidades cuando las tergiversan oprobiosos catalizadores pues, pese a “ mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”, en el Congreso de Capilla Maciel de octubre de 1813 reforzó su opción de Mercedes del 11 de abril 1811 cuando resonó fuerte en la plaza mercedaria “ ¡A la empresa compatriotas y tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo!”. Abandonó la “presencia “ congresista de la Capilla y recordó la más comprometedora de hacía ya dos años en la asamblea popular de la Quinta de la Paraguaya de octubre de 1811, proclamado por el pueblo oriental, reunido y armado, Jefe, forma germinal de gobierno unipersonal, no por ello más ni menos auténtica que la que se construye con estructuras más complejas. La cicuta mortal que tomó Sócrates era opción extrema, demostrativa en gesto contundente que no violaba la Ley de la polis a pesar de la promesa chantajeante de abandonar la prisión ; o la del otro sacrificio, el encarado por el espartano Leonidas en las Termópilas, suicidándose con sus trescientos compañeros en aquel desfiladero para ganar tiempo en pos de la defensa de la patria ante el arrasador y multitudinario avance de los persas de Jerjes. Y fue ,otra vez, por la causa de los pueblos, ”que no admiten la menor demora”, dijera Artigas. Como Aparicio Saravia el intuitivo de la triste suerte en Masoller por creer en la precedencia de la “dignidad arriba” para que haya “regocijo abajo”. Como Herrera, ni callándose ni yéndose, siempre en la brecha; como el socialismo militante de Emilio Frugoni en simultaneidad a las primeras represiones de obreros ; las definitivas ofrendas póstumas de Michelini y de Gutiérrez; la rebeldía y espíritu de reconciliación de Ferreira Aldunate, idéntico al de Seregni con quien compartía la condición de almas éticamente idénticas en sus actos sublimes de trascendencia existencial.)
Los nativos de la región del río como mar crecieron bajo la advocación de los dioses itinerantes, y su ethos colectivo se formó en la ponderación del kalokagathos que daba sustento a las purezas exteriores e interiores del Ser, anunciadas primigeniamente en las tibiezas charrúas y guaraníes.
El ideal de formación plena abrazó, con la paradigmática serenidad de las búsquedas de la perfección humana de Diógenes, la paideia, cadenciosa de moderación. Todo, sin exceso. No aparecieron entre ellos fanáticos ni fundamentalistas, aunque a veces el pathos personal incitara al descontrol del negro y brioso bagual dionisíaco, contenido no obstante por el blanco corcel de la razón apolínea, en esa unidad de pesos y contrapesos que les dio identidad. Nada de lo humano les fue ajeno, convencidos por el verbo intemporal de Teofrasto.
Las Musas fecundaron anhelos y el gineceo del taller criollo promovió la belleza superior cual estandarte brillantino. Las Euménides disponían expiaciones y bondades.
Hebe era metempsicosis en los mancebos de la agela, ya ibérica, y luego, en la posterior alquimia integradora de las luchas por la Independencia y las nuevas oleadas migratorias transplantadas desde Eurasia, derivaba en patria oriental. Gerontes de a caballo formaban el arcontado paisano con sapiencias logradas en años longevos, bien llevados. Efebos y ancianos expresaban la dulce, galante y templada juventud de su areté que Niké premió en siglos por los estadios del mundo, que de Dafne cortaron gajos sus vigorosos atletas con el cálido encanto de la premiación olímpica del laurel, altar de la Victoria fecundada. Las poetisas, en tanto, eran sacerdotisas mayores del culto erótico de Safo, la de Lesbos, sólo que rimando en castellano las caricias del lenguaje como un cántaro fresco de Juana para los cálices vacíos de Delmira en la Isla de los cánticos de María Eugenia.
¿Qué pasó de pronto como si la cólera de Aquiles volviese acarreando funestos males y el Hades fue lastimosa visión necrológica de vivos y de muertos? Duelen aún las consecuencias. Discordia, decíamos, traería calamidades, dejando su refugio. Ares, ensañamientos. (Estalló el orden constitucional en 1933...en el 73... del cercano siglo anterior.)
Se vieron émulos del infausto Midas, regia víctima del consumismo atroz y culpable. Eros perdió vigor y puntería en los disparos de las exactas flechas amorosas. Tanatos prosperó su favorita morbilidad entre seres y cosas. Se debilitaron las cuerdas del laúd privadas del ángel pulsor.( Las crisis bancarias llevaron riquezas ahorradas hacia islas tropicales... como pobrezas a los miserables asentamientos locatarios ; y las madres y abuelas comenzaron a escribir cartas dolientes a hijos y nietos de B aleares o de Cataluña, de Miami o Nueva York )
Terpsícore danzó triste a la funerala y Melpómene escribió tragedias aún sin epílogos de desaparecidos y torturados.
El Likeum y el Monte de Academo se distanciaron de Mnemosine. Sin memoria no hay inteligencia: el sueño de la razón, se sabe, produce cíclopes. Dionisos turbó conciencias en sus aquelarres y cambió las nobles uvas blancas por las amapolas rojas del polvo cruel que todo lo subvierte. Los bípedos lobos produjeron una regresión montaraz....y la pasta base quebró las mentes.
Los Melito, Anito y Licón, volvieron a arremeter contra Sócrates, partero de ideas, y el decadentismo derrotó la autoestima de tantos.
-¡ Qué vuelva Apolo y el protectorado de las artes ; para los devotos amor y la protección de su clarividencia solar!, alguien gritó, demorándose apenas su alegato en oyentes mínimos.
Caos promueve desórdenes en la complejidad del mundo y la belleza renuncia a todo tipo de estética: trucados son los estilos de extraviadas experiencias por desnorteadas vanguardias. Cronos, el Tiempo, insensible, fagocitó, vil, otra vez, a sus hijos de la Tierra.
-¡ Qué vuelva Zeus y se mimetice como tantos otras veces en un redentor que salve! Sea Cristo, Buda, Mahoma, King o Gandhi. Y que esté junto a Hera y su caridad hogareña.
- ¡Qué se abracen, con la feracidad del mito, verdadera poesía interpretativa por la profundidad de su mensaje que oculta en la esquiva realidad cognitiva, epidérmica y atávica, la premonitoria similitud simbólica que exhiben las dos patrias, con la empatía de sus análogos blasones! El del Olimpo tonante, allí ; y el del sonoro tremolar del río como mar, aquí. Hermanados con la protección horizontal de sus franjas nonas y albicelestes que extraen fuerza espiritual de un campo cruceño, proclama libre de la Grecia helénica, y la de un sol apolíneo en la tierra purpúrea, frutal y cerealera del oriente sudamericano. ¡Qué la oración plegaria de Solón, el Grande, sea de todos y para todos, en todo tiempo y espacio! ¡Qué venga a nos, trayendo misericordias, y otro renacer tras la caída!
- “Nobles hijas de Mnemosine y de Zeus Olímpico, Musas Pierides, escuchad mi ruego. Naturalmente deseo poseer bienes, pero no quiero adquirirlos injustamente: que Diké esté por encima de todo. La riqueza que conceden los dioses permanece estable junto al hombre desde sus cimientos. Pero la que los hombres ambicionan afanosamente bajo el signo de la violencia no permanecerá, sino que traerá males sin cuento y desdichas infinitas porque se fundamenta en obras injustas”.
Amén...para que en los nidos de antaño haya pájaros hogaño y se repita el orden cósmico de los ciclos giratorios. ¡Qué vuelva Proserpina a regalarnos la nueva primavera! Miserere. Pero apresurémosno que Odiseo leva anclas y no espera por los que tarde llegan a su cóncava nave, aventurera y salutífera.... ¡Qué la Esperanza anda entre nosotros, aún libre de Pandora!
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