miércoles, 29 de septiembre de 2010

Otra Elegía Más tras la de Erasmo: esta Vez a la Imbecilidad....Oculta en el Lecho de la Inteligencia.

El amigo periodista Carlos Hornos de Mercedes , transcribió un largo artículo en facebook donde el italiano autor propietario, Pino Aprile, hace un Elogio a la Imbecilidad...como siglos antes ya se habían señalado  caminos de la subversión axiológica de los valores por ejemplo en Erasmo de Rotterdam con su impactante y venerado Elogio a la Locura.Trillos que muchos seguirían, sí modificando rótulos, pero no intenciones  laudatorias hacia transgresiones literarias que rompían moldes.
Nada nuevo bajo el sol, vanidad de vanidades.Premios 20Blogs
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ELOGIO AL IMBÉCIL: El Imparable Ascenso de la Estupidez.
<-Pino Aprile
-Transcripto por  Carlos Hornos, martes, 28 de septiembre de 2010 a las 23:35 en f/book, sobre Libro  del italiano Pino Aprile-
                       Carlos Hornos->
-"Esta obra surgió entre una distendida y amigable conversación entre el autor y el Premio Nobel Konrad Lorenz, y responde a esa pregunta que todos -avispados periodistas y genios indiscutibles; altos ejecutivos y míseros curritos- nos hemos hecho tantas veces: ¿por qué nadie está libre de ser un perfecto imbécil?"
Así comienza, de modo claro y contundente, la primera explicación del motivo de éste singular libro. Y su desarrollo un poco en broma un poco en serio, mezcla el humor con la realidad más asombrosa, más estranguladora, más cruel que se transmite en los comportamientos de una sociedad que, a fuerza de contraponer ideas tan dispares como la inteligencia y la imbecilidad, nos deja perplejos por el derrotismo de una y el poder infinito y devorador de la otra.
Sostener que la imbecilidad es un arma que la sociedad de hoy en día utiliza para la defensa y triunfo de las ideas que conservan a la propia especie, es sostener que la estupidez es consecuencia del progreso y como tal el camino al que el ser humano ha llegado a través del proceso evolutivo en una sociedad que ha eliminado la inteligencia lenta pero inexorablemente y que, como sostiene Aprile, si bien ha servido al hombre en los inicios de la historia para sobrevivir y progresar, ahora se ha vuelto un arma letal en una sociedad jerarquizada y burocratizada hasta el punto en que todo lo que salga, por leve que sea, de esa alineación, de esa balsa homogénea de ideas que pretenden igualar a todos, se convierte en un subversivo, en un peligro para la comunidad, en definitiva, en un ser inteligente que está fuera de los cánones establecidos para la convivencia plácida que nos otorga la igualdad del hombre-masa, del estúpido plácido, amodorrado y anestesiado que permanece impasible ante las cosas importantes, transcendentales y que desarrollan hacia el futuro y hacia el progreso de la vida.
En todos los cargos de poder, la imbecilidad domina, manda, y como dice Aprile el poder no necesita talento. El poder radical intenta igualar a la baja la media de la inteligencia de un país, de ahí los exilios de las mentes más brillantes, de las desapariciones, de las muertes, de la hoguera … Son para ese tipo de poderes, las mentes lúcidas las que suponen un peligro y los tachan de subversivos, de elementos rebeldes, de problemáticos. Eso de cara a la galería. Saben perfectamente que serían los únicos capaces de derrocarles por méritos propios. Y este poder déspota no sólo se da a nivel gobierno de naciones, se da a nivel empresa, trabajo, compañeros incluso, todo aquel que se ve amenazado en su imbecilidad por alguien que se ha desmarcado de la estupidez cotidiana que generalmente, todo lo inunda.
Son las personas inteligentes, o con una inteligencia notoria, las que crean en los demás los celos y los recelos, (aunque estos mediocres se aprovechan de las ventajas descubiertas por los más inteligentes y las disfrutan) así que cuanto menos usan su inteligencia más idiotas se vuelven, con lo cual, la idiotez es tropel.
Pero el estúpido se encuentra en todas las jerarquías, y son éstas precisamente las que más colaboran para que la estupidez se incremente. Un sistema burocrático no puede funcionar si no tiene como base bien fundamentada la estupidez. Hay que seguir siempre las mismas reglas, sin plantearse absolutamente nada fuera de ellas, sino el sistema se derrumbaría. Es la propia estupidez la que da consistencia formal a la sociedad.
Desde la escuela se intenta de forma machacadora, destruir todo lo que sobresalga fuera de un programa establecido como común para todos los estudiantes. La genialidad se va difuminando, por cerrársele todas las vías, desde edades muy tempranas y así llegamos a la mediocridad general desde la más tierna infancia. No se protegen ni se estimulan las dotes innatas de los individuos sino que por el contrario se las menosprecia y se intenta por todos los medios eliminarlas. Se pretende hacer una sociedad homogénea, una igualdad adormecida en la imbecilidad, un sofoco de ideas nuevas consideradas un peligro para un equilibrio social. Quizá sea esa la fórmula adecuada y sea la receta para conducir un rebaño. Pero un rebaño es fácil de manipular cuando está falto de ideas nuevas. Todo es previsible y el poder, en cualquier ámbito de la vida, maneja con facilidad ese modo de agrupamiento. Si uno entre cien se desplaza un poco de ese movimiento estupidizado será sofocado instantáneamente para que no revolucione al resto de los alineados. Las jerarquías y las burrocracias no se pueden violentar, se desmoronarían. Sería la catástrofe de una sociedad establecida. Al menos que desde el poder de una nación se abran las puertas a ciertos cambios, aunque sean considerados amenazadores, como no podría ser de otra forma, por las clases bienpensantes y los partidos clásicamente parapetados en la soberanía de la estupidez colectiva.
La estupidez es un sistema de autocracia impuesta por aquellos que pretenden la fácil manipulación de una sociedad cegada por una igualdad cada vez más reducida de miras.
Pino Aprile, va fundamentando su exposición en cinco leyes principales que son el resumen preciso de una elaboración fundamentada de su particular visión de la estupidez en una sociedad que va alcanzando cada día sus cotas máximas. Entre el humor, la ironía, la observación de los comportamientos de la sociedad actual y pasada, recorre su primigenia idea de la estupidez como modo actual de supervivencia: “Los inteligentes han construido el mundo. Pero quienes lo disfrutan y triunfan el él son los imbéciles”. Cabría preguntarse aquí cuál fue la gran semilla del error en esa terrible construcción que dio paso a este resultado tan amorfo y aniquilador de lo más preciado del ser humano para que en esta sociedad actual se convirtiera en un elemento peligroso: la inteligencia. Sea como fuere, los especialistas en el arte de la rapiña de ideas son legión y, aunque imbéciles pues solo saben copiar de los que sobresalen, es tanta su extrema especialización que se comen, para disfrutar ellos acto seguido de los resultados obtenidos, a los padres de todos los inventos o ideas favorables.
Estas leyes son de una retórica humorística, pero no por ello menos ciertas:
Primera ley sobre el fin de la inteligencia: “El imbécil sobrevive. El genio se extingue”.
Corolario de la Primera ley: “Antes tontos que muertos”.
Segunda Ley: “El hombre moderno vive para volverse tonto”.

Tercera Ley: “La inteligencia actúa en beneficio de la estupidez y contribuye a su expansión”.
Yo lo traduciría como el arte del dormir plácida y perezosamente sobre lo que otros han pensado, han descubierto y han conseguido utilizando la inteligencia. Todos a calentarse al fuego que otro ha descubierto utilizando el cerebro. Ya no es necesario seguir poniendo en marcha las neuronas. A parasitar promoviendo la estupidez.
Cuarta Ley: “La imbecilidad sólo puede aumentar”.

Quinta Ley: “La unión no hace la fuerza sino la imbecilidad”. Excepción que confirma esta ley es la cooperación entre personas dotadas de grandes capacidades. Funcionan como un reproductor de la inteligencia, en lugar de un reductor. De este tipo de grupos hay pocos, como indica Aprile. Lo habitual es el agrupamiento y dentro de él siempre tendente a igualar a la baja.
La inteligencia esta destinada a acabarse porque es una facultad provisional, completamente instrumental en la aventura de la especie y no siempre necesaria y por tanto obsoleta, argumentó el escritor. Aprile dijo que vivimos en un momento de ascenso de la estupidez, ser imbécil triunfa, es lo que conviene, vence porque es cómoda, la inteligencia crea problemas, preguntas, cuestiones.
El ascenso de la estupidez nos lleva a la comodidad y a la ferocidad, porque una característica de la estupidez es la violencia. “El estúpido cuando no tiene argumentos grita, a veces levanta las manos y si tiene poder destruye a todos los que hacen preguntas, el poder tiene miedo a la inteligencia”, añadió.
Ya ven cómo se va poniendo el patio. Sea usted tonto, llegará lejos.
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El Comentario de la Charada por Alfredo Saez.
.-Interesante....muy interesante....y con varios ejemplos de nuestros mercedarios  entornos aldeanos que lo demuestran. Pero la nota, que si bien es muy admirablemente provocadora de lúcidas reflexiones, me parece a mi  ( que reivindico obviamente mi propia imbecilidad y mis incertidumbres) es también en su medida un mimetizado alegato a favor de lo que aparentemente pretende defender y salvaguardar : que los imbéciles no se apropien de todas las recompensas sociales instaladas a partir de las sumatorias de lo esfuerzos intelectuales y físicos del conjunto social, que fue parasitado. Anuncia con fervores de voz engolfada y ceremoniosa, que decae la Inteligencia, superada por el pragmatismo de los Borrricos. ¡No creo! es que hay nuevos inteligentes desde bambalinas y los "imbéciles" parecen serlo, pero no lo son, o por lo menos tienen a sus padres, hermanos , primos, amigos, parientes, amantes,etc. celosamente custodiando y usando las llaves del Reino. Entonces uno cree que  está siendo "gobernando " por  un imbécil afortunado, corrupto o funcional. No es así. Siempre existe detrás un titiritero. ¡Qué otro se chupe la mandarina...que en éste caso yo, que tanto me gustan saborearlas en los domingos de invierno en la Cancha de Peñarol, no lo haré!
Para mi denominaría al "dossier",Síndrome de Margarita...por la ex senadora de la anterior legislatura, cuando se comió la mula y salió despavorida a gritar que ella, cuando era legisladora, cuando integraba la camára alta de los gerontes,  era sólo un ser secretamente dominado e influenciado, sin saberlo antes del contencioso del Art.76 de la ya ex Ley 2230, por el poder verdadero. ¡Claro!, clarísima estuvo quien dejó de ser Margarita y se transformó en Margot.
En Mercedes pasó recientemente, Carlitos, con el caso de un colega laboral que quiso, honradamente, pero sin potencia de shot, patear al arco y al guardameta suplente en ejercicio de la portería. Todos se solidarizaron con el vehemente protestatario, muchachito bondadoso...y  se contribuyó así a que le largaron un diccionario de malas palabras al presunto "imbécil" que lo "agrediera".
Fíjate, Carlitos, cómo se resolvió el caso. Marcha atrás, comprensible, nuevita....y ya todo es silencio y la rutina de siempre.(Creo que Konrad Lorenz fue el matemático que definió en formula la Teoría del Caos y el Efecto Mariposa.Por eso diría, en síntesis, que la Imbecilidad no está en ascenso, sino el lugar hegemónico lo ocupa la Inteligencia, una Inteligencia, eso sí muy aristocrática, versátil, ocultita digitando , vigilando y construyendo sucesos a su albedrío programado).Ahora de futuro se seguiràn planteando  viejos dilemas ¿Me fatigo pero sigo?; ¿Me Callo y me Voy? ¿Ni  me Callo ni me Voy? , ¿Me Callo y no me Voy?, No me Callo y sí me Voy?
Cordialmente.

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