A un mes del fallecimiento del poeta triste...
-In Memoriam Walter Figueras Peña-
Hoy 29 de junio se cumple un mes del fallecimiento de Walter Figueras Peña, mercedario, trabajador manual en el campo y en la ciudad, y poeta de una tristeza melancólica con dos pesares mayores a vademecum. Tuvo su “Beatriz”, numen que perdió, como así también le ocurrió al inmenso Alighieri, no reencontrándola luego en ningún paraíso, aunque sí en versos balsámicos. Quiso darles forma editorial alcanzando apenitas humildes cuasi libros, tras duros peregrinajes, síntesis de una frugal y económica simbiosis entre lo mimeográfico y lo imprentero. Padeció penosa dualidad: la prematura victoria de la muerte sobre su beatífica y amada otra mitad; y las dificultades de un sistema que a muchos deja a la intemperie al momento de testimoniar sus constructos si se está ajenizado a influencias muy vulnerables a esas discriminaciones que no siempre toman el rumbo de mecenazgos auténticos de quienes, como Walter, por virtudes ponderables, hubiesen merecido espaldarazos en vida. La enfermedad le tomó paralelamente el cuerpo y el alma. Murió solo, rotundamente solo, en una noche de horas extras laborales, ofrendadas al compulsivo ahorro de un vintén más hacia un tercer libro que quedará, quizás, penosamente inédito… El corazón, el del tórax y el del espíritu, dijo ¡basta!...y se fue con Beatriz, o como se llamase ella…
***
Ser crítico de una creación de la cultura espiritual resulta asaz difícil pues si bien toda obra puede ser juzgada por las vías psíquicas de la epistemología racional, interesan más los componentes de la sensibilidad.
El poemario de Walter Figueras alcanzó nuestra vibraciones estéticas cuando su primera experiencia édita de “Simplemente Poemas”, incluso soslayando si existían plenos ajustes a las académicas reglas del canon literario general..
Pero de la pluma naif del bracero emergió literaturalidad y no mera escritura cerril del aquel anacoreta de las letras mercedarias que expresaban bellos y conmovedores fracasos oníricos.
A partir de un lastimoso dolor existencial de atemporal metafísica –real en el tiempo físico histórico del sufriente- hogarizó sus lúgubres horas, redimensionando el pesimismo vital de la derrota que sublimada fue en profundos versos liberadores, terapia de la fuga carcelar en su alma de vate proletario. Se elevaron a la condición sublime de otra oda criolla a la alegría universal que hace del canto poético un aserrador de cadenas:
-“Pero otros cuando leyendo mis quejas
encuentren las llaves que abren sus rejas,
aparto entonces mi dolor…y canto!”
En el 2004 estuvo en Mercedes el inolvidable crítico, actor, director teatral, periodista y tantos otros etcéteras, Gustavo Adolfo Rüegger , leyendo en la Biblioteca “Giménez” junto a su entonces compañera la Sra.Altieri, poemas de las mejores voces de la poesía nacional y solicitó expresamente lista de creadores mercedarios.Fue la última vez que actuó ante público.Al día siguiente murió en Fray Bentos. Aquí, optó por un poema de Schubert Marotta y otro de Figueras Peña. El de Schubert, una afortunada descripción de la vida pueblerina en un domingo mercedario; el de Walter, este:
-Sólo por el breve espacio de un verso,/ duró nuestra cita. La tarde moría. / Cantaba un niño desde su universo / una estrofa acre de rasa eufonía.-
En los barrios pobres el hado adverso/ del hambre hilaba letal profecía,/ y el puñal del celo amargo y perverso/ en rápido golpe hirió el alma mía.-
El sol esfumose a paso cansino./ Áspero y triste se tornó el camino/ naciendo de un soplo, espinas, vallados.-
No volví de nuevo a verme en sus ojos,/ ni a cortar rosas de pétalos rojos;/ ¿Besos y sueños?...rodaron truncados.
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Ser crítico de una creación de la cultura espiritual resulta asaz difícil pues si bien toda obra puede ser juzgada por las vías psíquicas de la epistemología racional, interesan más los componentes de la sensibilidad.
El poemario de Walter Figueras alcanzó nuestra vibraciones estéticas cuando su primera experiencia édita de “Simplemente Poemas”, incluso soslayando si existían plenos ajustes a las académicas reglas del canon literario general..
Pero de la pluma naif del bracero emergió literaturalidad y no mera escritura cerril del aquel anacoreta de las letras mercedarias que expresaban bellos y conmovedores fracasos oníricos.
A partir de un lastimoso dolor existencial de atemporal metafísica –real en el tiempo físico histórico del sufriente- hogarizó sus lúgubres horas, redimensionando el pesimismo vital de la derrota que sublimada fue en profundos versos liberadores, terapia de la fuga carcelar en su alma de vate proletario. Se elevaron a la condición sublime de otra oda criolla a la alegría universal que hace del canto poético un aserrador de cadenas:
-“Pero otros cuando leyendo mis quejas
encuentren las llaves que abren sus rejas,
aparto entonces mi dolor…y canto!”
En el 2004 estuvo en Mercedes el inolvidable crítico, actor, director teatral, periodista y tantos otros etcéteras, Gustavo Adolfo Rüegger , leyendo en la Biblioteca “Giménez” junto a su entonces compañera la Sra.Altieri, poemas de las mejores voces de la poesía nacional y solicitó expresamente lista de creadores mercedarios.Fue la última vez que actuó ante público.Al día siguiente murió en Fray Bentos. Aquí, optó por un poema de Schubert Marotta y otro de Figueras Peña. El de Schubert, una afortunada descripción de la vida pueblerina en un domingo mercedario; el de Walter, este:
-Sólo por el breve espacio de un verso,/ duró nuestra cita. La tarde moría. / Cantaba un niño desde su universo / una estrofa acre de rasa eufonía.-
En los barrios pobres el hado adverso/ del hambre hilaba letal profecía,/ y el puñal del celo amargo y perverso/ en rápido golpe hirió el alma mía.-
El sol esfumose a paso cansino./ Áspero y triste se tornó el camino/ naciendo de un soplo, espinas, vallados.-
No volví de nuevo a verme en sus ojos,/ ni a cortar rosas de pétalos rojos;/ ¿Besos y sueños?...rodaron truncados.
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