¿Los ministros deberían acatar a Vázquez o ser rebeldes como Mujica?
En el Diario “El Observador” on line del 17.05.07 se plantea a consideración de sus ciberlectores la pregunta del título. Me llamó la atención y captado envié la siguiente opinión. Hela aquí:
Nuestra muy mentada República tiene antecedentes monárquicos. El tradicional caudillismo es una forma mimetizada del aquel monólogo legitimizador, que sin rúbrica, aparecía en las reales Cédulas hispánicas:“Yo, el rey”. Tenemos en nuestras nomenclaturas certámenes para elegir la “Reina del Carnaval…de la Vendimia”, de esto o de lo otro. Y sus Princesas. En la Vuelta Ciclista, el “Rey de la Montaña” (?).Los nombres de Presidentes se repiten como dinastía de Borbones, Habsburgo o Hohenzollern, Estuardo y Plantagenets. Ahora se habla de “reelección”, primer paso hacia el vitalicio real; y de la misma forma de cómo se repetían los apellidos “Batlle” y "Herrera”, ya el nuevo linaje o prosapia calca los suyos con sus Vázquez por doquier, Arismendi, Korseniak, Saravia etc. Por eso, frente a la interrogante de “El Observador”, hay que incursionar rumbeando por esas raíces realengas. El Gabinete históricamente se creó para reforzar la imagen del rey absolutista. El decidía, pero si se equivocaba, la culpa jamás la tenía sino que “había sido mal aconsejado por el Ministro”.Le cortaban la cabeza por mal consejero. Gabinete quiere decir “pequeño cuarto”, el que generalmente estaba adjunto a la cámara real para que el Monarca, fuese la hora que fuese, convocase a sus Ministros, “Ojos y Oídos del Señor”.Es que estaban muy cerca, espiritual y físicamente del supremo mandatario, por gracia de Dios o de quién fuese, a veces constituciones, Cartas Magnas o los Fueros de Aragón.
Aquí en el Uruguay deberían existir relativas analogías en función de antecedentes. El “Rey” debe mandar. No otro. Sobre todo si es un cacique y al que no obedezca o se pase de listo, se le “arranca la cabeza”.Al estar prohibida la “pena de muerte”, salvo en la dictadura, se le expulsa con o sin renuncia. Si un Ministro anda de díscolo jugando para la Galería de Ilustrados citadinos o para la barra cholula de la Ámsterdam o la Colombes utilizando enjambres y aquelarres de micrófonos y cámaras, con más vocación de periodista que de gobernante, ¡out! para él. ¡Fuera!.Qué vaya a patinar al Platense.
Nuestra muy mentada República tiene antecedentes monárquicos. El tradicional caudillismo es una forma mimetizada del aquel monólogo legitimizador, que sin rúbrica, aparecía en las reales Cédulas hispánicas:“Yo, el rey”. Tenemos en nuestras nomenclaturas certámenes para elegir la “Reina del Carnaval…de la Vendimia”, de esto o de lo otro. Y sus Princesas. En la Vuelta Ciclista, el “Rey de la Montaña” (?).Los nombres de Presidentes se repiten como dinastía de Borbones, Habsburgo o Hohenzollern, Estuardo y Plantagenets. Ahora se habla de “reelección”, primer paso hacia el vitalicio real; y de la misma forma de cómo se repetían los apellidos “Batlle” y "Herrera”, ya el nuevo linaje o prosapia calca los suyos con sus Vázquez por doquier, Arismendi, Korseniak, Saravia etc. Por eso, frente a la interrogante de “El Observador”, hay que incursionar rumbeando por esas raíces realengas. El Gabinete históricamente se creó para reforzar la imagen del rey absolutista. El decidía, pero si se equivocaba, la culpa jamás la tenía sino que “había sido mal aconsejado por el Ministro”.Le cortaban la cabeza por mal consejero. Gabinete quiere decir “pequeño cuarto”, el que generalmente estaba adjunto a la cámara real para que el Monarca, fuese la hora que fuese, convocase a sus Ministros, “Ojos y Oídos del Señor”.Es que estaban muy cerca, espiritual y físicamente del supremo mandatario, por gracia de Dios o de quién fuese, a veces constituciones, Cartas Magnas o los Fueros de Aragón.
Aquí en el Uruguay deberían existir relativas analogías en función de antecedentes. El “Rey” debe mandar. No otro. Sobre todo si es un cacique y al que no obedezca o se pase de listo, se le “arranca la cabeza”.Al estar prohibida la “pena de muerte”, salvo en la dictadura, se le expulsa con o sin renuncia. Si un Ministro anda de díscolo jugando para la Galería de Ilustrados citadinos o para la barra cholula de la Ámsterdam o la Colombes utilizando enjambres y aquelarres de micrófonos y cámaras, con más vocación de periodista que de gobernante, ¡out! para él. ¡Fuera!.Qué vaya a patinar al Platense.
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