Dantón...líder de los sans culottes.

Uno de los personajes más complejos de la Revolución Francesa, la que nos "adiestró" sobre Libertad...¡con cárceles llenas!.....sobre Igualdad y fraccionò tóxica a la sociedad en plutócratas, burócratas, aristócratas girondinos y sans culottes proletarios....y Fraternidad con la guillotina a fulltime en el Terror....y por las dudas, luego, en el Terror Blanco...o en las mortíferas campañas de Napoléon..
Cada época histórica de la Francia posterior lo venera o lo abandona y su leyenda sigue siendo en lapsos negra y en otros rosa...Estatuas que se le levantan y panegíricos que se le censuran. Siempre las contradicciones revoloteándole como las mariposas amarillas a Mauricio Babilonia, el personaje del Macondo de Gabriel Garcia Márquez y sus Cien Años de Soledad. Aunque a diferencia, Dantón, ha tenido centurias alternadas de fama y de olvidos que, parecería, seguirán siempre esos ritmos febriles de simas y de cimas. Viril, simpático, recio, arrojado, amigo...y tremendo enemigo de sus enemigos.Aunque en el fondo¡Sans Culotte!...protector de los desheredados. Fue la presa favorita del "Incorruptible" Robespierre cuando la revolución "comenzó a fagocitarse entre si". Cayó en la cárcel junto al periodista Camilo Desmoulins, que la prefirió antes que recibir la gracia turbia de Maximiliano Robespierre. Camilo le decía en sus desvaríos de fe ingenua a Dantón en la mazmorra oficial de los Comités de Seguridad y Salud Pública:
-Nos salvaremos de la guillotina Dantón . Sé que la Asamblea será justa que inocentes somos y se jugará por nosotros".
 - No...no...no ...Camilo - respondía Dantón- lo ves como un proceso de Justicia a lo nuestro y ¡no lo es! .Es un asunto Político.Nada tiene que ver aquí la Justicia.Nada que ver una cosa con la otra.
Los dos patriotas fueron guillotinados.Y allí quedó el sanguíneo testimonio de las épocas ríspidas, las abiertamente caracterizadas por confusión de los valores señeros :Cuando lo político predomina sobre lo jurídico. Vino Napoleón y a dominio autocrático reencausó las cosas hasta que el Imperio inglés de la banca Rostchild y las chimeneas de Liverpool, Londres y Manchester, mas la Gran Flota mercante de los anglos, marcó el rumbo de los cien años siguientes de la humanidad.