La Loca del Bequeló...¿Cuántas más habrá en nuestra Tierra?
Siempre me llamó la atención el tema de la milonga criolla “la Loca del Béquelo”. Fue infantil atractor inicial el hecho que el Bequeló es un cercano arroyo a mi ciudad natal el que desemboca en el río Negro, aguas arriba de Mercedes.
Luego vino Florencio Sánchez y me conmovió contra las moralinas heroicas de las crueles guerras civiles del Uruguay con su ensayo sobre “El Caudillismo Criminal en América”. Ciertos vivos, terminaban promoviendo muertes inocentes a favor de sus ambiciones y codicias mammónicas.
Después la literatura nacionalista los transformaba en héroes…que pocos eran los que en verdad se movilizaban en pos de un idealismo diáfano.
Conste además que Florencio anduvo entre los fuegos de vivac con Aparicio Saravia. Sabía bien lo que afirmaba por vivencias personales, no contadas desde otros para luego amplificarlas lucrativamente.
Desde el arroyo Dacá, límite oeste de Mercedes, hasta el Béquelo, luego me enteré, ya màs cercanamente en el tiempo, que ancestros de mis hijos Saez Iribarnegaray por los Avinceta, tenían Cédula Real del monarca español durante el coloniaje para atender el exclusivo pasaje embarcando a usuarios de una orilla a otra del río Negro en es zona,contando tambén con propiedades costeras en sus padrones realengos donados …todo luego esfumado.
La milonga atribuida a don Ramón de Santiago es hermosa. Conmocionante en su sencillez y tocante sensibilidad trepidante de crueldad hacia una pobe mujer campesina que fuera castigada por dramas extemporáneos, con consecuentes castigos de la humanidad propia, liberada de culpas, pero no de penitencias.
Se plantea en el Yí, lejos de Mercedes, por el Durazno de Santa Bernardina. Y me quedaron así dos dudas.El Bequelò que conozco ¿es el habitat de la Loca e incluso más, es de Santiago el autor de la trama ? Alguna vez lo investigarè o preguntaré sobre algo que en lo personal no tengo del todo claro.Por ahora, quiero simplemente divulgar a nuevas generaciones la triste historia de la pobre Loca del Bequelò con el acompañamiento ilustrativo de un impactante dibujo de la muerte azul por Luis “Pori” Ferrer .Se lo agradezco muy especialmente pues se lo pedí para esta charada y céleremente accedió.
Acoto finalmente que la milonga tiene varias versiones musicalizadas por diversos artistas nacionales del canto y de la guitarra.
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LA LOCA DEL BEQUELÓ
de Ramón de Santiago.
En la enramda de un rancho viejo
Nido de gauchos cerca del Yí,
Guitarra antigua, tierna cantaba,
Más bien lloraba
La triste historia que escribo aquí:
- ¿Sabéis paisanos, por qué ando errante
Entre estos bosques de Bequeló?
Me llaman Loca; pero es mentira:
Es que no tengo ya corazón...
Venid, paisanos, venid conmigo;
Diré mi historia junto al fogón.
¿Veis mis cabellos? Eran muy negros
Más que las alas del cuervo...más...
Están muy lacios...tan blancos...blancos...
Como las flores del arrayán.
¿Veis estos ojos? ¿No tienen vida?
Pues antes puros como el cristal,
Fueron dos luces que se encendieron
En una aurora del Uruguay.
Tristes mis labios son amarillos
Como corteza del butyhá;
¡Ay! Los tenía rojos y alegres
Como el penacho del cardenal.
Allá en la loma como un calvario
Veréis ruinas y un triste ombú;
Fueron mi cuna, fueron mi estancia,
Fueron mi nido verde y azul.
Cuando yo muera, clavad, paisanos,
Bajo aquel árbol mi humilde cruz;
Que allí murieron mis dichas todas;
Allí he perdido mi juventud.
Tenía un esposo que ardiente amaba
Y un hijo bello que era mi Dios.
¡Ah que contenta perdiera el cielo
Si yo pudiera ver a los dos!
Una mañana... !Maldita sea!
Cuando esta guerra se pronunció,
Mi esposo tierno me dio un abrazo,
Llorando mucho su hijo besó,
Pálido el rostro tomó su lanza,
Montó a caballo triste, y partió.
Aún me parece lo ven mis ojos
En lejanas lomas, haciendo ¡Adiós!
¡Ay! Mis paisanos, en ese día
Perdí un pedazo del corazón...
Pasaron meses, pasaron años,
Llorando siempre, siempre peor
Cuando una tarde que al hijo amado
De mis entrañas contaba yo
Del pobre padre, que no volvía,
La ausencia larga, su último adiós,
Cruzando campos llegó un sargento,
De su caballo se desmontó,
Y al solo rayo de mi esperanza
Estas palabras le dirigió:
¿Ves esta lanza? Fue de tu padre;
Por la divisa bravo murió:
Tómala y vamos, no te demores,
Que en las cuchillas se duerme el sol.
Llorando mi hijo me dio un abrazo,
Montó a caballo triste, y partió.
¡Ay! Mis paisanos, en esa tarde
Quedó mi pecho sin corazón.
Ya van dos veces que las torcasas
Dulces arrullan en el sauzal,
Y los boyeros, cantando alegres,
Cuelgan sus nidos del ñandubay;
Pero no he visto más a mi hijo
Desde esa tarde negra y fatal.
Allá en la loma como un calvario
Veréis ruinas y un triste ombú:
Cuando yo muera, clavad paisanos,
Bajo aquel árbol mi humilde cruz.
Esta es la historia que una guitarra
De un rancho viejo triste lloró.
¡Ay! Cuántas locas habrá en mi patria
Como la loca del Bequeló.
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