Opinión de la Charada: Empate Técnico en las Elecciones.

Empate Técnico el 25 a Igualdad de Oferta de Banderas en los Kioscos

En la subasta de oportunida-des de desentrañar la realidad, no tal cual se la mimetiza, sino mediante la búsqueda del atisbo que anuncie la verdad autenticada de su proximidad venidera, las parafernalias interpretativas aumentan un fervoroso caudal premonitorio…sobre cadáveres amontonados de las logísticas de quienes lo intentaron en precedencias muy recientes.

No es de ahora, por lo menos ese desvelo genérico de vaticinar. Viene desde siempre la ansiedad de preveer, incluyendo sólo por contexto de calendario el panorama electoral de la nación. Se trata en esencia una forma de disminuir las angustias de lo impredecible pues, detrás de las ignorancias, quizás subyazcan muy agazapadas catástrofes o inclemencias abarcativas de lo global y no exclusivamente de lo particular que ya nos atañe.
Los primeros predictores fueron los dibujantes de las cavernas prehistóricas que escenificaban cacerías sobre oscuridades de muros rupestres, apenas alumbrados por sus miedos y por sus antorchas en alucinantes actos de magia repetitiva o contagiosa.
–“Queremos que pase afuera esto que aquí dibujamos”, seguramente que pensaban sin pensar, a pura intuición.

Para hacer más pródigo el inocente suceso, con lanzazos reales perforaban las paredes donde se diseñaba la línea y el colorido del bisonte y otros cornúpetas. Así el éxito en la expedición de caza de la mañana siguiente estaría asegurado. Y si no, es porque algo había fallado en el ritual.
Como la magia funcionaba a medias -el control del riesgo no era como hoy en las Encuestadoras que proclaman su mínimo 3% en más o en menos de error- la inteligencia de los más lúcidos inventó acorazados animismos que dieron en llamarse tótems protectores. El mañana, otra vez, que ahuyentaba temores y abría esperanzas de una jornada fructuosa para la obtención de alimentos.

Pero el oso totémico hibernaba demasiado y el estómago humano no podía esperar tanto; a las águilas se les mellaba cada tanto el pico y los leones, si las leonas estaban preñadas, nadie cazaba en la manda de felinos ni aún para ellos mismos. Había que ir a algo más seguro y confiable, sin tantos vulnerables huecos de incertidumbres.
Mejor sería crear seres sobrenaturales, dioses. Están en el cielo, son invisibles y solo algunos inspirados podían ser sus vicarios terrenales, sacerdotes y reyes-teocráticos en la comunión del arriba con el abajo. Ordenaban por vox dei…¡y la voz populi, inmediatamente, ciega, obedecía! Por eso se gastó tanta energía en hacer pirámides, el templo de Salomón por el arquitecto masón y el Palacio de Versalles para Luisito Capeto Borbón. Los coronados voceros terrenales eran los amplificadores de los Supremos, cuando no misteriosos hijos, autoproclamada progenie de la augusta divinidad . El padre…el hijo…y un espíritu todavía…

De los viejos períodos de presagios, mantuvieron en la humanidad cierta lozanía las magias horoscoperas, los tarot y nigromancias que día a día enriquecen diarios, revistas y publicidades contratadas por taimados profetas…algunos de los cuales terminan en la cárcel por la tipificación de ser meros estafadores de la fe pública.

Con respetabilidad de Ciencia Social y de Tecnología estadística, han aparecido, recordamos, las denominadas Encuestas que prosperan en las zafras electorales de las democracias tercermundistas con especial profusión en el Uruguay de las urnas.Dan cátedra a sus devotos y a quienes no lo son tanto. En cada cámara o micrófono mediático que las contrata, se asegura una audiencia o platea importante que luego replica en otros lo que les dijo el augur de los números, de las gráficas, de los centiles y de los percentiles, la desviación estándar y otros afeites de la actual cosmética encuestadora.

Hasta ahora para el concurso presidencial y parlamentario del venidero 25 de octubre -cada vez más nerviosamente cercano- en general se piensa que la lid entre el Frente Amplio y el Partido Nacional no se resolvería en primera vuelta. Habrá que recurrir a un balotaje o segunda vuelta definitoria.
La mayoría de las Encuestas de la “nueva magia”, ven mejor posicionado al Frente Amplio para la primera vuelta y sólo una empresa adjudica el laurel a los blancos. Pero aquellas primeras no se animan a dar un veredicto contundente que indique el ganador del primer intento y, en el segundo, si lo hay, tampoco asumen el desafío, aunque dan pistas ahora transmutadas en coloraciones blanquecinas.

Los augures tecnológicos se han encontrado con que han aparecido entre los potenciales votantes del padrón electoral uruguayo, un pueblo fantasma que se le ha dado el nombre genérico de “indecisos”, todos ciudadanos, obviamente que poseedores de Credencial Cívica R.O.U., muchos habitantes cotidianos del país y otros miles y miles radicados de la Argentina. Para captar “argentinos”, los candidatos mayores de las preferencias de las encuestas, se han visto obligados a visitar Buenos Aires con gran asiduidad, yendo a hablar hasta con la Presidenta, sea el caso del Frente. Y todo el circuito de aspirantes a programas de poderosos raitting de audiencia, a Cámaras empresariales y a actos públicos mechados con la presencia de artistas populares que se han puesto una camiseta de adhesión a tal o cual fórmula, con más impronta de fama en la programación frenteamplista que llevó al Luna pàrk a "Los Olimareños" que prorrogan su requete anunciada jubilación.

Yo me animé a hacer mi Encuesta a partir de metodologías sui géneris en esta tan reconocidamente sociedad de la imagen .
Para mi existirá un empate técnico entre el Frente por un lado y la eventual suma del resto mayor de los participantes, sean ya definidos o indecisos.
¿En qué me baso? En los puestos de ventas de banderas partidarias (?!). Hay por igual en oferta números equitativos. (-“Oh!...que débil método y argumento… ¡no sea chanta amigo Saez!”-)
¿Por qué? ¿Dónde está la confiabilidad de mis “zahoríes competetidores" que los he visto bastante achatados en las últimas experiencias? ¿Acaso no tengo derecho a opinar? Y, si lo tengo, ¡opino!...que los feriantes de estandartes no son tampoco gillipollas…