Plaza Pasheff:De la Foca Fetal, a la Madre de las Buenas Brisas.
Ocurrió en Mercedes. Ocurre. Y se consolida.
En el encanto de la Rambla costanera, trono del paisaje fluvial del río Negro recorriendo toda la costa urbana, una de las plazoletas más atrayentes y de bulliciosas sonoridades parvularias, es la denominada “Petrov Pasheff”.Se trata de un rosedal rectangular, más grande que una manzana tradicional de una cuadra por lado, demarcado por las nobles maderas eternas de un barco velero que ingresó al puerto en una creciente de 1900.
La veloz bajante lo encalló para siempre y fue trozado como los rasgos fisonómicos de un rostro de Picasso, para revivirlo luego como tutor marinero de bellezas florales.
Petrov Pasheff fue un inmigrante búlgaro que a través de la educación física, allá por la década del 30/ 40, cumplió el precepto grecorromano entre la juventud mercedaria a plenitud:”Dadle al cuerpo y al alma toda la belleza de que sean susceptibles”.Por los años 60/70, cuando el deporte se cobijó en gimnasios cerrados, la agela del viejo fundador formado en la Academia de la Praga checa, tendió a desparecer con la mudanza de los atletas a nuevos tatamis y por otras motivaciones lúdicas, algunas que, lamentablemente, pervierten destruyendo el cuerpo antes que cultivarlo…Se pensó entonces en darle una nueva imagen al predio para rescatarlo de los silencios de los gritos de gol, de los dobles basquetbolísticos, de los piques del voleibol y de la marcialidad sueca de las órdenes gimnásticas.
Saltó la idea. Colocar un Monumento a la Madre, pensándose en una escultura naturalista de estilo realista, tímido pezón semilibre al voyeurismo de ojos impropios que amamanta desde la intemperie una joven progenitora en la cuna braquial de su tierno bebé.
Llegaron los emisarios hasta Germán Cabrera (Las Piedras, Canelones,1903-1990) ya con justa fama internacional, ahíto de premios y distinciones en sus incesantes búsquedas vanguardistas de materiales, estilos, diseños, técnicas y mensajes de bella creatividad.Les dijo el laureado escultor que no tenía nada que se ajustare a la petición de sus visitantes. Les mostró por mera urbanidad una figura en bronce de reminiscencias piscianas. Fue traida a Mercedes desde que los emisarios no querían retornar con las manos vacías. ¿Para qué?, pobres! Recibieron admoniciones pues les habían pedido una “madre” y trajeron una “foca” fetal, muy próxima al compromiso renovador del norteamericano Moore y su manejo de formas ortogonales.Por años nadie asumió la responsabilidad de ubicarla . Quedó por años como el instrumento de Gustavo Bécquer... “Del salón en el ángulo oscuro / De su dueño tal vez olvidada / Veíase el arpa / ”…Finalmente, tras años de soledad, a alguien se le ocurrió ubicarla en el sitio pensado originariamente, la ex Plaza de los Deportes, ahora Plaza “Petrov Pasheff”.
La aldea se conmovió entre burlas, neutralidades,y más ardientes debates entre pocos defensores y muchos detractores de la “foca”, término despectivo que arraigó en la descalificación popular.Pero ¡oh milagro! Hubo un Juez de Alta Corte que sentenció la razón inasible del arte mágico.¡Los niños se acercaron al “feto” a jugar con él…a besarlo…como se besa en sagrada correspondencia la imagen dual y simbiótica del amor filial y el maternal en cautivante unidad!
Pasan las generaciones de niños mercedarios y todos quedan atrapados por la misma atracción. De ese tierno cariño juguetón – la niñez se hizo sólo para jugar- queda como testimonio garante un lustre especial donde la “foca” tendría su anca, abrillantado, pulido, por los amorosos roces hacia el bronce del finado Germán, cuando la cabalgan, tal se doma en la cunita una mamá de verdad por el recién llegado ángel terrenal…
Ya nadie discute que Mercedes tiene una gran obra de arte de estética funcional al aire libre , toponímico y táctil, que con orgullo recibe el digno nombre de Monumento a la Madre.Es el obligado padrón de concentración tributaria que evoca el mes de mayo matriarcal..
Es el lugar donde se reúnen personas sensibles para homenajear póstumamente a toda nueva madre que cae víctima reiterada en la aldea de la violencia doméstica , cruel enfermedad de la anti vida y de la morbilidad enfermiza del varón, macho salvaje.