martes, 25 de agosto de 2009

El Sol del 25.

-Por ahora en poder de bastardas manos extrañas-
"Decláranse írritos, nulos...todos los actos de incorporación"...





El 25 de agosto es el Día de la Independencia Nacional. El tiempo lo ha ido arraigando y ahora son sólo brillantes crónicas los históricos debates sobre la datación y los tan sesudos como seductores argumentos a favor de una tesis u otra.
Claro, la Independencia, como hecho humano, no se resuelve en un día equis por ser de naturaleza siempre procesal los contenidos de su esencia en diversificados sucesos y avatares.

La cuestión esencial radica en mantenerse no-dependiente. Es decir, no mediatizada una asociación política estatal desde poderes endógenos o exógenos. O de los dos. No obstante, un día calendario que estimule la meditación colectiva sobre trascendentes reminiscencias, debe seleccionarse para anualizar las reflexiones sobre el transcurrir de la Historia, la aventura existencial de una nación y de su gente al paso sucedáneo de las generaciones procedentes de un mismo tronco de ramas genearcas confundidas en el paisaje común, que se quiere y ama.
Se ha vuelto relativo proponer por ya mero pragmatismo cordial, si el 25 de Agosto de 1825 queríamos constituir país con destino propio y segregado de antiguos lazos umbilicales de germinación gemela. La Ley de Unión a la Argentina, votada el mismo día que la Ley de Independencia y en el mismo acto legislativo, parecería desvirtuarlo. Pero esa Ley de Unión era imprescindible para sustentar hipótesis: sin ella hubiese sido difícil conseguir el apoyo de las Provincias Unidas del Río de la Plata en la lucha inminente contra el Imperio lusitano invasor desde 1817 y luego en el sustituto brasileño desde 1822.
También se expone si somos producto de un pergeño inglés para balcanizar regiones de improntas geopolíticas , potenciadas por enormes extensiones territoriales de plenas y promisorias prodigalidades hacia el desarrollo, para fragmentarlas de debilidades y amenazas favorables en sus resquebrajamientos a las apetencias coactivas de su “pax británica”. O, si por el contrario, las experiencias de luchar en soledades contra unos más grandes, nos habían hecho comprender -con la lucidez que hacen emerger las traiciones, buscándose el confiable amparo de destinos propios- la conciencia pura de encarar con valentías de pueblo pequeño y virtuoso el principio que “nada debíamos de esperar que no fuese de nosotros mismos”, al decir de Artigas. Sí, esa tal y paradigmática frase no sancionada, excluida, para su actual mausoleo montevideano por este Parlamento actual de 2009, justamente en tiempos de incertidumbres internacionales cuando antiguos problemas contemporáneos son, en definitiva, raicillas adventicias de los primigenios contenciosos del ayer heroico.
Expresado lo precedente, consignemos que si bien está afianzado el 25 de Agosto como Día del Uruguay, de su Independencia, no siempre fue jornada conmemorativa en rango mayor de efemérides patria.
Cronología de Leyes sobre Efemérides Oficiales:
-17 de mayo de 1834: 18 de Julio de 1830 (Jura de la Constitución) y 25 de Mayo de 1810 (Junta de mayo en Bs.As.) y 04 de octubre de 1828 (Canje de ratificaciones de las altas partes contratantes, Brasil y Argentina, de la Convención Preliminar de Paz, que los orientales no firmaron, integrados entonces a la Argentina.
-10 de Mayo de 1860: Se jerarquiza el 25 de Agosto con cierta secundarización del 18 de Julio.
-14 de Octubre de 1919: Se confirma el 25 de Agosto como la gran gesta de la república dentro, obviamente de otros feriados, y algunos previos a este 1919 de entonación del muy olvidado Artigas que se reivindicaba con el 18 de mayo de 1811, Batalla de las Piedras; 19 de Junio de 1764 su Natalicio y 28 de Febrero de 1811, Grito de Asencio (que en verdad se sabe hoy fue el 27 de febrero de 1811).
Se desataca que a la sanción de cada nueva Ley de Efemérides, en todas las ríspidas discusiones las posiciones eran encontradas y vinculables al peso de concordancias de los actores con las divisas políticas y la actuación jerárquica -o no tanto- que en tal o cual almanaque habían tenido los fundadores líderes partidarios , con el protector agregado de factores circunstanciales e internacionales agresivos al momento de las argumentaciones , en este caso todas ellas cargadas de un exaltado fervor de un sentimiento nacionalista que se consolidaba, tras las conflictivas y asaz perturbadoras décadas primarias de vida formal independentista. A muchos personajes protagonistas de las ásperas reuniones se les identificaba con las antiguas luchas y sus consiguientes cualificaciones de “argentinos” o “abrasilerados”.

2 comentarios:

Bruno Vuan dijo...

Hola Charo:

Me gustó el artículo. Dejaste muy bien planteadas todas las puntas del tema. Y me dejó la sensación que tenías más cosas para decir.

A título de ejemplo, -relato una vivencia puramente personal- yo al menos me enteré de grande que el primer enfrentamiento militar entre Rivera y Oribe (al menos el primero que conozco) fue el 16 de marzo de 1823 con Rivera respondiendo a Lecor en el bando brasilero y Oribe respondiendo a Da Costa en el bando portugués. Cierto es que las razones de Oribe eran una promesa de los portugueses en retirada que preferían entregarle la Cisplatina a Rivadavia antes que a Don Pedro. Y debo decir que tuve buenos maestros y mejores profesores de historia, y que en general estudiaba más que la media.

No se si fue así o no esa batalla del 23.

En todo caso la historia escolar pasa bien rapidito esos episodios -que sospecho que los hay y muchos- que no cierran con el discurso "históricamente correcto" para llamarlo de alguna manera.

Me recuerda cuando a uno cuando llega a cierta edad se te acerca un tío viejo con un copetín de más, o en un cuchicheo de velorio, y empieza a hacer algunos cuentos de treinta años atrás sobre algunos respetables personajes de la parentela.

A que voy. Soy terriblemente desconfiado de los historiadores de todo pelo (el pelo les pesa y mucho). En particular cuando les entra a volar la bata y se ponen poéticos a la hora de atribuir intencionalidades aquí y allá.

He optado por leer documentos y sacar mis propias conclusiones, sabiendo de saque que tengo información muy incompleta con lo cual mis conclusiones pueden ser muy frágiles.

Prefiero eso a quedarme con la sensación que me hablan como a un nene de escuela. Más allá que entiendo -aunque me quedan dudas- que la construcción del sentimiento nacional en niños y jóvenes y el estricto apego a la verdad histórica pueden entrar en conflicto.

Y desde ya que el escepticismo es bastante más incómodo que las certezas.

Un abrazo,

Bruno

Alfredo Saez Santos (Charo) dijo...

Gracias Bruno por tu aporte, sostenido en su cerno con aspectos de dudas y reflexiones ,actitud filosófica a estimar en todo tiempo y, fudamentalmente, en los que une vive, siempre de aprensiones en la ideoesfera de nuestra popst modernidad.
Charo.