La Salud de un Hombre Público:Entre el Derecho a la Privacidad y el Conocimiento Ciudadano.
Dr. Lacalle en cama :Horario de Visitas con Dr.Larrañaga.
Hace poco el muy andariego candidato del partido nacional Dr.Lacalle –que ha hecho un estratégico estilo en sus quilométricas visitas por doquier dentro del territorio nacional- sufrió una caída de la cual resultó una intervención quirúrgica que lo mantiene todavía con limitaciones de movimiento al punto que usa para desplazarse “a las cortitas” un par de muletas. Antes el colorado Dr. Pedro Bordaberry se cayó de un caballo. Y ahora el frenteamplista Cr.Danilo Astori está con neumonía internado en sanatorio mutual y pronósticos de pronta recuperación que no se constata en el abandono de la sala de cuidados intermedios.
Hace dos días el Jefe de Campaña del Cr.Astori amenazó a viva voz con hacer denuncias civiles por el manejo que un director del sanatorio hizo al proporcionar información de prensa, circunstancia que avisa la mixtura que para el caso se le da al problema individual del paciente y a sus connotaciones políticas.
A su turno retoma actualidad una vieja cuestión que se renueva, a poco se reiteran estas emergencias que involucran a políticos, sobre las prácticas informativas en los medios de comunicación y su manejo respecto a diagnósticos de salud. desde alternativas de coberturas en paralelo por extremos de veracidad y de conveniencias.
¿Qué componentes predominan en nuestros partidos políticos? ¿El criterio ideológico corporativista, o el carismático personalista? Si acaso es el ideológico, la patología de Astori sólo interesa como sentimiento de solidaridad ante el prójimo enfermo. Para atender eventual ausencia está el sistema de suplencias, “preferencial” u “ordinal”. De tratarse de un asunto caudillesco, importa y mucho. El líder es, entre iguales, el más. El más capaz, el más querido, el más confiable, el más corajudo, el más dispuesto al sacrificio. No se le sustituye tan fácilmente si media una emergencia de consideración.
Obviamente que no hay formas puras que incluyan una cara y excluyan la otra desde que nuestros partidos políticos combinan las facetas señaladas- carisma e ideología- pero, llegado el período electoral, el enfoque sistémico hace de cada uruguayo un “deportista” que desea que gane “su” equipo capitaneado por “su” cacique. Entonces predominará no lo ideológico racional, sino lo personalista sentimental. Por eso la salud de Astori es un hecho fundamental y, más aún, cuando ya son muchos los politólogos y hombres comunes de la calle que anotan una cada vez más clara, creciente y indiferenciación de los partidos políticos en el terreno de sus conductas formales. Ya no hay derecha. Ya no hay izquierda. Es que todos, cuando acceden al gobierno, se compartan de la misma manera, o siendo más piadosos en el juicio, con analogías. Tienen abnegados y tienen rateros. Tienen clientelismos y amiguismos. Son “populistas” en lo que de correcta justicia social encierra el término, y son “populistas” en lo que de negativo supone la expresión en tanto detención del poder por el sustento demagógico y para el logro de objetivos clasistas, levógiros o dextrógiros.
Finalmente todo hombre público de una república tiene dos rangos. Uno totalmente privativo que no debe importarle a la comunidad como un todo organizado, por ejemplo, si le gusta Peñarol o Nacional más allá de lo anecdótico. Podrá publicitarlo o no si es “manya” o “bolso”, que ello poco interesa al bien común.
Su otro rango es “cosa pública” o sea “res (cosa)-pública”.Aquí el diagnóstico interesa sobre manera. La ciudadanía quiere que su líder sea, tal lo decíamos antes, el “más” y sus concatenados adjetivos subsidiarios (capaz, querido, confiable, corajudo, etc.) Pero entre el “más” debe necesariamente estar incorporado el “sano”.Estar sano es tener salud. Salud “es el completo estado de bienestar físico, mental y espiritual”, estado que permite atender a plenitud los cometidos inherentes a las responsabilidades emergentes del cargo público. Debe saberse cuál es el estado de Salud de quien sea, más si se trata de un alto y postulado militante político eyectado hacia las alturas. No, por supuesto, ante el acoso de una enfermedad pasajera, sino de una descalificatoria o inhabilitante. No sé cual es el grado de la que tiene el ex Ministro, acoto como aclaración sustancial.
Hay planteado ahora un asunto de opciones. Algunas que se pueden compatibilizar, otras no.
Obviamente que no invado terrenos personales que me son ajenos y me remito a seguir con atención cuál, dentro de una marco de Libertad, será el camino que se tomará por quien o quienes corresponda, según sean los ámbitos desde donde y cómo se emitan los mensajes…que necesariamente no son únicamente con palabras como ha quedado demostrado en el caso que nos ocupa.