A lo Rodó: Victoria Vindicante para una Nueva Cátedra.
Rodó en su parábola “La Despedida de Gorgias”, vigoriza con prosa eterna, la ocasión anecdótica del brindis postrero entre el moribundo maestro griego y sus discípulos. Se levantó la egregia copa anunciando al que “Me venza con honor en Ustedes”. Canto a la renovación de la vida cuando las vitalidades se eclipsan y adviene el tiempo imprescindible de otras sabidurías y pautas conductuales. Grupo escultòrico dedicado a Rodó en el parque homónimo de la Rambla sobre playa Ramírez en Montevideo.La foto, del autor de la nota, tomada poco menos que furtivamente ante el acoso de un gritón vigilante municipal que prohibía el avistamiento por la lente. Otro ejemplo, aunque pequeño,pero simbòlico, de nuestra actual postración.No os dejan acercar a un monumento con fines culturales.Ayer, a las 17 y 15 en el Parque Rodó.
Los diagnósticos sobre la decadencia de la educación nacional como los de su hija predilecta la moral social, ya resultan irrefutables y provocan escalofríos e impotencias.
La sociedad se torna pedorra.
El drama radica en que no se aprecian soluciones cercanas pues las mismas prefiguran procesos de reconversión educacional que, por naturaleza, suponen aprestamientos pedagógicos, ejecuciones, evaluaciones y, finalmente, el cambio deseable en los comunitarios objetivos de enseñanza y aprendizaje oportunamente pensados, admitidos y deseados.
A todo ello se agrega que aún no se sabe -y las versiones no son las más optimistas- sobre la distancia que en el zenote de la devaluación cultural existe entre la profundidad de la caída y el lecho del pestilente pozo.
La estratificación de la sociedad exhibe cumbres borrascosas con liderazgos formales frívolos.Los informales ni se avizoran. Por el lado de las capas medias, acosadas por el fisco, el debilitamiento de la familia nuclear, y la inseguridades de la corrupción blanca y delictiva tradicional, se tornan vulnerables. Se les acota así la histórica capacidad que tuvieron de generar propuestas que alguna vez ubicaron al país en el vanguardismo sub continental. En los estamentos de base, la miseria hace estragos que no son solo explicables bromatológicamente, sino por el peso agregado de un nuevo jinete maligno llamado Capitán Pasta Base, de fuerte constitución químico- adictiva.
La civilización naufraga entre los puñetazos que de tanto en tanto cruzan los parlamentarios¸los hinchas de los grandes deportes populares como el fútbol y el basquetbol , las cárceles trocadas en muy eficientes escuelas del delito en el gran caldo de cultivo de un hacinamiento transhumano
Desde el poder político la soberbia, ya en maridaje con la prepotencia, toma ejemplos en comportamientos ministeriales snob, es decir, sin nobilite, en estos tiempos que exigen los bálsamos de las virtudes de la excelencia y las conductas paradigmáticas.
En la juridicidad campea el desorden.
Y la cruel sangría de la inmigración envejece material y espiritualmente de sangres creativas a la nación, privándola de mentes jóvenes e impetuosas, ahora reservas cesantes con pasaportes ajenizados que rezagarán un nuevo y esquivo renacer. Campean las gerontocracias, enfermas de continuismo que reposan y encorsetan necesarias iniciativas, clausurando a su vez en fiebres de poder los desbloqueos y atolladeros.
Con nostalgia se retorna a la ilusión de la Edad de Oro, ubicada poco menos que un siglo atrás cuando la Generación del 900 y sus íconos auténticos de calidad y preciosismos.
Aunque ya la intuición de José Enrique Rodó advertía algo. En su parábola “La Despedida de Gorgias”, ocasión anecdótica del brindis postrero entre el moribundo maestro griego y sus discípulos, se levantó la egregia copa anunciando al que “Me venza con honor en Ustedes”. Canto a la renovación de la vida cuando las vitalidades se eclipsan y adviene el tiempo imprescindible de otras sabidurías y pautas conductuales.
Poseemos el vaso, grial territorial, tres millones de sedientos parroquianos… nos falta el Maestro.Los pretendidos fantasmas que reivindican pretensiones magisteriales, llenan los ágoras públicos, pero carecen de armas para combatir con honor en pos de nuevas cátedras recuperativas.
La sociedad se torna pedorra.
El drama radica en que no se aprecian soluciones cercanas pues las mismas prefiguran procesos de reconversión educacional que, por naturaleza, suponen aprestamientos pedagógicos, ejecuciones, evaluaciones y, finalmente, el cambio deseable en los comunitarios objetivos de enseñanza y aprendizaje oportunamente pensados, admitidos y deseados.
A todo ello se agrega que aún no se sabe -y las versiones no son las más optimistas- sobre la distancia que en el zenote de la devaluación cultural existe entre la profundidad de la caída y el lecho del pestilente pozo.
La estratificación de la sociedad exhibe cumbres borrascosas con liderazgos formales frívolos.Los informales ni se avizoran. Por el lado de las capas medias, acosadas por el fisco, el debilitamiento de la familia nuclear, y la inseguridades de la corrupción blanca y delictiva tradicional, se tornan vulnerables. Se les acota así la histórica capacidad que tuvieron de generar propuestas que alguna vez ubicaron al país en el vanguardismo sub continental. En los estamentos de base, la miseria hace estragos que no son solo explicables bromatológicamente, sino por el peso agregado de un nuevo jinete maligno llamado Capitán Pasta Base, de fuerte constitución químico- adictiva.
La civilización naufraga entre los puñetazos que de tanto en tanto cruzan los parlamentarios¸los hinchas de los grandes deportes populares como el fútbol y el basquetbol , las cárceles trocadas en muy eficientes escuelas del delito en el gran caldo de cultivo de un hacinamiento transhumano
Desde el poder político la soberbia, ya en maridaje con la prepotencia, toma ejemplos en comportamientos ministeriales snob, es decir, sin nobilite, en estos tiempos que exigen los bálsamos de las virtudes de la excelencia y las conductas paradigmáticas.
En la juridicidad campea el desorden.
Y la cruel sangría de la inmigración envejece material y espiritualmente de sangres creativas a la nación, privándola de mentes jóvenes e impetuosas, ahora reservas cesantes con pasaportes ajenizados que rezagarán un nuevo y esquivo renacer. Campean las gerontocracias, enfermas de continuismo que reposan y encorsetan necesarias iniciativas, clausurando a su vez en fiebres de poder los desbloqueos y atolladeros.
Con nostalgia se retorna a la ilusión de la Edad de Oro, ubicada poco menos que un siglo atrás cuando la Generación del 900 y sus íconos auténticos de calidad y preciosismos.
Aunque ya la intuición de José Enrique Rodó advertía algo. En su parábola “La Despedida de Gorgias”, ocasión anecdótica del brindis postrero entre el moribundo maestro griego y sus discípulos, se levantó la egregia copa anunciando al que “Me venza con honor en Ustedes”. Canto a la renovación de la vida cuando las vitalidades se eclipsan y adviene el tiempo imprescindible de otras sabidurías y pautas conductuales.
Poseemos el vaso, grial territorial, tres millones de sedientos parroquianos… nos falta el Maestro.Los pretendidos fantasmas que reivindican pretensiones magisteriales, llenan los ágoras públicos, pero carecen de armas para combatir con honor en pos de nuevas cátedras recuperativas.
El gran consuelo.Fuimos.Podemos volver a serlo.
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