Una Mojada de Oreja entre Desmadres y Crisis.

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A raíz de las destructivas crecientes  actualmente en curso  frente a Mercedes,

en este Sitio mio de Facebook, di  y recogí opiniones sobre el tema. Descarté, por ejemplo entre otras doxas, como alternativa protectora  la del dragado . Desde Europa,  la coterránea radicada en Hungría, Sra. Adriana Saizar Viera de Montero, alcanzó su  sugerencia : mediante  un sistema de amurallado alemán podía ser viable hallar  soluciones a los desmadres  del río Negro.(Está aquí en la "Charada" subsiguiente")

El interlocutor de mi Sitio, el fraybentino Walter Bertoni, entendió que dos eran las alternativas frente al problema de los mercedarios: Mudarse o Resignarse.

Todo ello generó un cálido intercambio  de ideas, por momentos de tenores ríspidos, creo.

Fue entonces que Walter, “me mojó la oreja”…y le respondí a partir del tema original, pero  ya incorporándolo a un abordaje no exclusivo para el problema de las inundaciones, sino para las amenazas que consideramos afectan a todo el sistema nacional más allá de la salida de cauces de ríos y arroyos en la penillanura uruguaya.

Por eso se me antojó rescatar la “mojada”  de Walter y la respuesta mía a la que considero, insisto, una apreciación mucho más amplia que la acotada al fenómeno fluvial.

-Walter Bertoni  Alfredo, estoy dispuesto a aceptar que me demuestre que su apelación no es mero voluntarismo. Lo escucho.

-Alfredo Saez Es mero voluntarismo. En el principio está lo volitivo. Después vienen las añadiduras de las acciones concretas. Si no hay voluntad...lo demás es verso.  Y nuestro pais, lamentablemente, está "hiperideologizado" enre  "los buenos y los malos". Y en medio, jugueteando la bioesfera cultural, la soberbia estúpida de una república en crisis. Mientras no superemos este drama cultural, todo seguirá siendo fantasía loca de febrero...todo quedaría cobijado en voluntarismos. Han rotado las élites. Ayer fueron unas;  ahora hay otras. Ninguna supo "salvar el Estado de Bienestar" que se nos legó .Fuimos herederos de riquezas; hoy somos, algunos más que otros, sobrevivientes de penurias y de pasados esplendores. Y menos grupos aún, pero muy selectos, dueños de las recompensas de las ricas migajas que quedaron en la catástrofe. Hurgadores, carroñeros de cuellos adustos.