Murga "Queso Magro":El Cinismo y la Hipocresía Santificados por la Bendición del Alto Humorismo
*Critican a un Poder , la Prensa, con la Ternura del Miedo, esto es ,el Humor.
Viví la prebacanal y los aprestos de los caras pintadas que trajeron desde su urbe -tan cercana como son lejanos 35 quilómetros de distancia en tiempos de omnibuses destartalados tapizados por doquier con polvorienta granza carretera- de flautas cañeras con un papel vibrador en el extremo que acompañaba la percusión tradicional, donde el super bombo impresionaba con la contundencia rítmica de sus alegatos estruendosos.
Ya más niñito concurría sin compañía al Concurso de la Plaza de Deportes en la Rambla cuando conocí al mítico Zenona y su clásica “Don Curdela y Compañía”.Todo me atrapaba, pese a que por tan desafinados los coros no podía descifrar el mensaje, incluida mi propia inmadurez social interpretativa de la propuesta.
En ocasiones acompañaba de a pie y descalzo en las siestas aldeanas al conjunto coral “Los Laureles” de mi barrio Mondongo que lideraba Titonga Pozzolo, hermano del recordado Luis Bernardo, el fallecido senador, vendiendo yo los versos que competían con los de “Los Llaneros” del patizambo cow boy Río Kid Fernández, personaje barrial del Túnel ferrocarrilero.
Los corsos convocaban multitudes pluralistas en la Rambla y en el centro, a veces tomando las calles Rodó y Lavalleja. Eran una maravilla para eyectar fantasías. Los papelitos formaban colchones en el piso mientras que las serpentinas se enredaban en los carros no dejándolos avanzar en calidoscopio de luces eléctricas, itinerario festivo y paralelo en doble vía a la costa del río Negro. ¡Cuántos relumbres y amores incipientes, después consagrados en la Catedral de Nuestra Señora de las Mercedes! O...sólo por su costadito.Hasta las sensaciones gastronómicas y visuales quedaron para siempre en mis papilas gustativas y pupilas videntes. El sabor de los chorizos y sus columnas de humos parecían mensajerías del far west indígena norteamericano;las rojas sandías, frescas y almibaradas, calmaban la sed; y el apetito nocturnal las milanesas del Hotel Navarro, “El Vasco” o “Ramos y Frantchez”. Las embestidas bagualas de “caballitos” emponchados y sus látigos; el solitario Indio gritón, la más hermosa arquitectura anatómica de músculos y esplendores físicos; el pobre oso y su pelambre de arpillera que le aumentaba a 45º la sensación calórica del estío, desparramaban efluvios sudoríporos polutos a tres cuadras de distancia cuando febrero era un verdadero febrero canicular. Las coquetas mascaritas, el Marqués de las Cabriolas y los versos del misterioso Peluzón, los bailes en las Confiterías "La Central" de los Zefferino, la de Garramón, Clubes Remeros y sus Piratas, Praga y las Colegiales en asaltos famosos, Olímpico, El Remanso y hasta el Centro Uruguayo de los danzarines pitucos del Sombrero, completaban el aquelarre de renovados paganismos.Después ya no había en el pueblo mas fiestas....hasta el otro Carnaval. ¡Cúan distinto de nuestros días vigentes que hay quinielas, y otras chances variadas para el mundillo de cotidianos y rutinarios pasatiempos, hasta en doble horario durante toda la semana! The ocio time y la nueva enfermedad llamada ludopatía.¡Socialmente peligrosa tal otras más publicitadas!
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Todo aquello que fue tan hermoso se vino a pique.Ni sé por qué. Pero así fue. Esos años de debacles también se llevaron, coincidentemente, mi primera juventud
Vino otra época.Con mezclados, nuevos y espectaculares encantos. Eran los eternamente inolvidables años sesenta. Lapso glorioso en la historia del mundo. Desde Los Beatles de Liverpool al descenso en la luna de Neil Armostrong y sus compañeros de hazaña Aldrins y Collins. De los transplantes de corazón sudafricanos de Barnard a la bio micro genética, la cibernética, la Guerra Fría , los hippy, el mayo francés, la primavera de Praga, Mac Luhan y Juan XXIII, el argentino Club del Clan , Los Iracundos de Paysandú, Spencer y Joya. Pero el carnaval, al modo de antaño, quedó moribundo,viviendo vegetativamente. Las instituciones políticas del país también, desde febrero del 73 -cuando los “nabos” de izquierda se tragaron el anzuelo “peruanista”- y públicamente desde junio de ese año, enfermaron de gravedad con la dictadura bicolor, verde y civil.
Las murgas algo resistieron con lenguajes camuflados, sosteniendo una espera resistente y paciente en Montevideo.
La dictadura se terminó entre causas endógenas y exógenas, pactando su salida no en el Car-Naval, sino en el Club Naval.
Con las milicias otra vez en los cuarteles, las murgas siguieron jugando a la resistencia y se folletinizaron tremolando las banderas gramscianas de una coalición cocktail, donde por igual se nutrían los variopintos comensales del caviar aquí y del guiso arrocero allá, pese a que todo el pueblo, sin diferencias sustanciales de paladares, bregó dentro de lo suyo por la reinstitucionalización.
De tanto reiterarse en los panfletos, pudrieron y cansaron. Las de la Unión y las de La Teja. De nada sirvió el desvarío entre el estilo “murga-murga” y “murga- pueblo” para cacarear camelos entre la primera, con la farinera oculta y su gemela, la otra, a cara descubierta.
Ante el vacío de nadas sonoras populares en los escenarios, sobrevino el salvataje del movimiento “murga joven”, con otra perspectiva, con algún prurito acomodaticio y homeostásico.Letras más tenuemente despolitizadas, pero propias en su mensaje de abordajes muy propios de una cátedra de filosofía o de teología de la Universidad Pública o de la Católica ,voces en canon de la polifonía concertista , porque la moda impuso que exclusivamente con la tercera, la prima y la sobre prima diacrónicasmente , iban todos al muere frente a los cultos Tribunales asaz exigentes.
El nuevo gurú tuvo un nombre.Tabaré Cardozo y su “Agarrate Catalina”que hizo increíblemente una letra sobre la transubstanciación de la Santísma Trinidad de los católicos.
Los antiguos agrupamientos no se adaptaron al cambio y siguieron como en los años sesenta y anteriores, jugando a la "revolución popular". Sonaron como arpa vieja o guitarra de cantor bolichero.
Pero “Catalina” vio ipso facto que el negocio estaba en otro cofre fort y “agarró” para el lado más rentable.Autoexilio del carnaval del pueblo para lucrar, sea en todo tiempo calendario y en cualquier escenario.Nacional o extranjero.Se le “derrumbó el telón de la bacanal” y fue con su “humanidad” a recolectar grandes números para sus ya rotundos balances.Un gran éxito consiguió al hacer capitaliismo de su socialismo en aras de su exquisita , sublime y atrapante calidad dentro del género.
En pos del espacio ya vacío dejado por el cardozal, andan muy parejas varias murgas postulantes. Las de nombres tradicionales siguen cautivas de la paranoica propuesta antigua, paráfrasis canora de la pierna hábil del supremo futbolista Venancio Ramos.
Otras no.Un ejemplo:”Queso Magro”.La vi anoche en el velódromo. ¡Notable! Voces afiatadas que parecen una. Nadie con la rienda floja, siendo sus registros laríngeos armonizados en ponderada unanimidad. Letras filosóficas como para tomar de objetivo disparador a los no tan secretos, pero si muy discretos e influyentes masones.¡Quién hubiese imaginado a los Hijos de la Viuda, del libanés arquitecto Hiram , del compás, el triángulo y de las inscripciones en los dólares de Bretton Woods, concursando en el Teatro de Verano del Parque Rodó!...si lo único que interesaba hasta entonces era fruncir a esos “rosados y rabanitos” de perfiles blancos y colorados; adorar a los Marx boys y lumpens; o hacerle parodias al “gauchito” de campaña…al maricón…al beodo…al plancha o al cheto…y a otros indefensos de fácil impregnación demagógica.
Con excelsos libretos, mejor actuación y dinamismos, plenos de cinismo diogeniano, elevaron los lácteos esmirriados de la calle Durazno y Barrios Amorin a categoría de virtud semántica , hipocresías actuales, santificadas con el perdón del humor liberador,ternura del miedo.
Me han comentado que junto a “Queso Magro” hay otras agrupaciones que se las traen, sin usar y abusar de la antilaicidad carnavalera en una equilibrio que rescataría un perdido bien de la cultura popular de los uruguayos.Ese sí que es anterior a los sesenta y que dejó letras encastradas para siempre de eternidad en la conciencia oriental, tal la despedida de “Los Patitos” o la de "Los Asaltantes" de la inspirada Orgía Dorada, insuperables todavía, por más Talleres de Murga que se convoquen en este 2009 del Señor.