martes, 3 de febrero de 2009

Catálogo Parcial de Depredaciones y Depredadores Urbanos.




"Abránse los Tribunales"...y que no se encierre la Justicia.

* Tradicional acto post Feria Judicial Mayor frente a la sede de la Suprema Corte de Justicia. Fuerzas del Poder Ejecutivo saludan al Poder Judicial.Todo un simbolismo .

Existen muchas formas de la depredación. La más infame es nadificar la Vida. Sea con las poluciones ambientales o con el sacrificio singular de individuos, más allá de ese principio vital que es no cortar la cadena alimentaria pues, de lo contrario, todos, animales y humanos, van al Hades. Hasta hay que vitaminizar cinismos pues muchos adoran arrobadoramente a San Francisco de Asís y protegen perros, potenciando su santífera abnegación con brindis cárnicos que excluyen la salvación de vaquitas a las que fagocitan inmisericordes a la milanesa, a la mercedaria o a la montevideana, en chivitos.
La ecología y sus escribientes se han encargado de hacer votos por la salud planetaria. Religiones, sólo a veces y en otras sumándose a los asesinatos, como filosofías de DD.HH, se han manifestado contra los crímenes individuales o genocidas. Los éxitos de las prédicas han sido relativos, pero siempre serán imprescindibles. Así que dejemos para otros continuar en la brecha salvacionista del alegato contra el homicidio o el paisajecidio.
Dediquemos la charada a las pequeñas depredaciones de lo cotidiano. Menos importante, aunque siempre erosionantes del camino hacia la felicidad.
Depredan el lenguaje. Sin lenguaje no hay pensamientos. Si no pienso -venga Descartes a mi- no existo. Se ha puesto la moda por ciertos políticos de nombre alardear de términos lunfardescos y cantinflescos. Para colmo multiplican los operativos desde amplificaciones electrónicas con sus impregnantes medios de comunicación.
El habla heterosexual de los adolescentes por la calle da vergüenza. Más cuando es el género femenino el más desembozado. Casi tan igual a las hordas excitadas, pero no sublimadas por la desviada testosterona o la envalentonada cannabis de la Ámsterdam en el Estadio Centenario.
Cuando más prolijo y hermoso está el muro frontal, más insolente depreda el graffitero de porquería y sus porquerías aerosoleáceas.
Amos y amas se solazan paseando al cachorro para que desaloje sus líquidos fétidos no en el parquet del living personal, sino en la puerta y vereda del vecino. Después se van dejando la caca del pichicho y la suya propia, esta de naturaleza insociable en su inmundo descaro.
Rompen monumentos al odiar la belleza. Destruyen teléfonos públicos, timbres, cartelerías en ofensas a la propiedad colectiva y privada, que no distinguen ni la una ni lo otra, en la perversidad de sus insolvencias. Atentan contra cerrajes, vidrios y chapas de vehículos sin la apostasía del robo más o menos consolador del que necesita la urgencia de proteínas y una camisa. No. Solo por insuficiencia comunitaria que ya es odio indiscriminado al prójimo que no ubican ni mínimamente como un hermano real. Algunos usan guantes y cuellos blancos en sus felonías y son más astutos, aunque igualmente, y quizás más, repugnan al sumar la traición a la confianza que alguien o algunos les ofrecieron desde una urna electoral. Están en el otro extremo de la abstracción. No la que es capaz de imaginar signos y símbolos, sino la que es perturbada por la ceguera de la incomprensión casi total…porque saben distinguir entre bagres y tarariras si la presión defensiva sube de grado en los damnificados, hartos, cansados de tantas ignominias.
También existen los sociólogos a contra flecha e intelectuales de toda cátedra que siempre tienen una para justificar desmanes desde discurso o el editorial, aunque muy bien refugiados en sus atalayas y ghettos exclusivos del buen pasar, incluso sentados en cómodas butacas de precios inauditos.
Ayer realizó la Suprema Corte de Justicia el clásico ceremonial del “Abranse los Tribunales”al concluir la Feria Judicial Mayor, a la par de tomar la presidencia rotativa el Dr. Larrieux. El magistrado alegó por el viejo postulado de abogar para que el Poder Judicial tenga autonomía financiera.
En el Uruguay, el Poder Ejecutivo define el presupuesto nacional, lo sanciona el Legislativo y con él debe arreglarse el Judicial sin tener participación efectiva en la obtención de los recursos que los ve quien tiene la virtud cognitiva de la especificidad en el ejercicio de sus funciones inherentes. Un bandazo al equilibrio proclamado de los Poderes del Estado.
Se trata de uno de los puntos axiales para determinar si en materia de depredaciones la Justicia es una solución o es parte del problema.

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