martes, 5 de febrero de 2008

POSICION ANTE LA DELINCUENCIA POLITICA ENTRE “REALISMO” Y “NOMINALISMO” (¿O PREFIERE EL EMPATE URUGUAYO DEL “REALISMO MODERADO”?)

El Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino, participó en la disputa medioeval.



Durante las clases de gramática de la escuela primaria, me enseñaron que existía una serie de vocablos llamados colectivos al impregnarse de un sentido de globalidad, societarios, expresando ideas comunales, universales y abarcativas. Sea el caso, por ejemplo, del vocablo “Humanidad”, acepción del conjunto de seres humanos, por diferenciarlo, pongamos, de “silla”, que es unitario. Basta tener esa artesanía sedente y carpintera tan funcional de cedro, propiedad de un Juancito cualquiera para que descansen sus fortachones músculos glúteos y ya se cumple aquella definición. Pero en la extrema suposición de que sólo Juancito fuera el unigénito de la especie, no podríamos contar ni reclamar con algo que se denominara “Humanidad” figurando en el lexicón de la lengua. Al pequeño Juan le faltarían “iguales”, el prójimo, elemento esencial del concepto totalizador.
Admito que es muy posible que venga a mí un semiótico y con mayor y cualificada sapiencia que la muy acotada mía, destroce el paradigma. Sin embargo, asumámoslo como cierto en, por lo menos, un plano muy exiguo y económico del entendimiento.
Protegida como válida la aclaración, “Humanidad” estará en el miso corral semántico de Galaxia, Club, Iglesia, Liceo, Peñarol (¡glorioso!), Murga La Tunelina, etc. Y en el otro territorio, cercano, pero no juntos, la silla de cedro con Juancito vigilante, un lápiz, un avión, un bisturí y un supositorio.
A primera vista la diferenciación parece baladí e inocua. Hasta inicua por suponer una pérdida de tiempo plantearla.
No obstante, durante mucho tiempo, y sobre todo en el siglo XIII europeo, un Pre Renacimiento cultural luego de siglos oscuros con la impulsión de la vida urbana y cierto inventos gloriosos como el arnés de collarete -que permitió mejores cosechas al utilizar con mayor eficacia la fuerza animal sin estrangular la respiración de las bestias de carga- las más brillantes mentes de entonces, gastaron abundante materia gris y física en la caliente discusión sobre la existencia de los conceptos “Universales”. Los “Universales” son los que llamábamos, en aquel primer párrafo, nombres colectivos.
La pregunta consigna era: ¿Existen los “Universales”? Para unos emergía un No, contundente y exclusivista. Los que sí existen, decían, son los objetos individuales, los particulares. Existe solo la silla de cedro, ella tiene consistencia propia. A quienes así entendían la disputa se les llamó, entonces, “Nominalistas” pues la única verdad radica en los “particulares”. Su postura, se bautizó ”Nominalismo” porque los "colectivos" no eran más que meros nombres, sin condición ontológica.
A contrario sensu, estaban los “Realistas“ que proclamaban que existían los “Universales” como una entidad de naturaleza íntima vitalicia que superaba la mera limitación de lo individual por ser un producto más complejo que la mera suma de partes, con vida propia superior a la simplona sumatoria de sus entes singulares y cargada de subjetividades sociológicas. Estaban dotados de una valencia identificatoria, muy diferente a la de los componentes originales y adicionados. Así concebida la idea, no sería lo mismo la suma de Juan, Pedro, Alfredo, Teresa, a secas, que la de Juan, Pedro, Alfredo y Teresa integrados en un club como Peñarol que constituye, de esa manera, un grupo de percepciones afines, muy distantes considerados uno a uno los peñarolenses , si coexistieran sin contactos por falta de sentido de pertenencia en los encuentros cercanos del tercer tipo de la Amsterdam, la Colombes o la Olímpica.
Yo creía años atrás que esto era una agostada forma suprema de perder el tiempo mental… sucedánea de no tener nada qué hacer. Después, cuenta me di de lo formidable que resultó ese proceso intelectual. Al final de la charada les diré las razones de mi cambio de actitud.
Lo cierto es que en ese siglo XIII medieval y muy eclesiástico, y algo menos seglar, hubo tiempos de predominios “Nominalistas” y en otros del “Realismo”. Finalmente y aunque faltaban siglos para el nacimiento del Uruguay -(¿término “realista” o “nominalista”?)- se consensuó un empate el que dio en denominarse “Realismo Moderado”, o sea, un sincretismo ni muy muy hacia una lado, ni muy muy hacia el otro. Flotantes y pendulares los adustos intelectuales, según pragmatismos de ocasión.
Si se adoptaba la posición del “Realismo” no existiría el “pecado original” universal para toda la Humanidad ya que los únicos culpables singulares de la divina desobediencia eran Adán y Eva por haber fornicado e intentado acceder al Árbol de la Vida, al saber axial y definitivo que abría todos los misterios aproximándolos a Dios, el inaccesible. La Iglesia no se justificaba por ende institucionalmente. No existía. Solo existían los edificios, los monjes, el grial, los confesionarios, la pila del agua bendita, pero cada cual por su lado, sin combinación integradora en algo nuevo y diferente a la adición de las partes constituyentes.
Pero si predominaba ese “Realismo” extremo, ¿dónde encajaba el sentido de la responsabilidad personal para lograr la salvación, descargando estratégicamente todas las culpas en los pecadores Adán y Eva y no en mí o en ti? No; había que pensar que Adán y Eva ¡eran la Humanidad! comprometiendo a todos los humanos posteriores.
De esa manera todos quedaron contentos. ¡La Iglesia existía!. Pero la responsabilidad y la libertad o albedrío de cada cual, también. Eso fue el “Realismo Moderado”. Existen los conceptos “Universales”.Claro… hasta ahí sí y, a la vez, hasta ahí no. No se conforma el que no quiere.
Ahora retomo a lo prometido. ¿Por qué tema de debate tan, pero tan antiguo, lo renazco?
Muy sencillo. Debe ser actualizado en aras de la moral pública y privada uruguaya. De ambas.
Los rateros de la política menuda. ¿Son ellos culpables singulares o incluyen en sus zorrerías a sus Partidos?
En esta materia he sentido que mucha gente se ha proclamado “Realista” y por ende son los Partidos Políticos responsables sociales de sus cacos, contagiándose con los gérmenes de la patología apropiacionista de lo ajeno. Otros se anuncian “Nominalistas", y los truhanes sólo lo son con nombre y apellido, pero no comprometen con sus felonías a los Partidos Políticos .¿Con cúal postura está Ud?
Saberlo tiene sus implicancias, por más que no sea el ente tan abstractamente filosófico, al estilo de la academia platónica, del Liceo peripatético aristotélico o de las medievales aulas magnas de la teológica Sorbonne en París o las aristocráticas de Oxford y Cambridge inglesas.Pero….
Si Ud. es “Realista”, los delincuentes deben necesariamente devolver la plata hurtada a través de los militantes de sus Partidos más allá del tiempo que permanezcan a la sombra, incluido Ud. Si Ud. en tanto es “Nominalista”, sólo deberían devolver la guita los cacos, no Ud. como miembro del partido que integraban mutuamente. A ellos también unos años fuera de circulación en encierro por razones profilácticas, tibiamente ejemplificantes de defensa comunitaria que eviten malos ejemplos de futuro.
Si, finalmente opta por el “Realismo Moderado”, en el empate ¡no pasa nada!Unos poquitos días a la sombra por los de “la mano en la lata”, para luego disfrutar de lo hurtado sin manqueras, y nadie es culpable de nada, menos los Partidos.Obviamente que los cómplices virtuales y reales, resultarán ¡ intocables! Y todavía riéndose, al ejercer la defensa de los asociados para delinquir, como ocurrió con un Ministro post procesamiento de un asaltante.
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Post Scriptum:Ayer 13 de febrero de 2008, la Comisisón Permanante del P.Legislativo, recibió al Ministro de Economía Astori ante requerimiento del Diputado nacionalista Gandini.Resultó un híbrido empate intrascendente para el país pues "ganaron" sendos contendientes.La mezcla de "nominalismo", "realismo" con una definición parcial de "realismo moderado" fue jocunda.-a.a.s..

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