Tribulaciones de un paciente del milenio anterior que aún vive y tiembla
El extraño fallecimiento de una adolescente la semana anterior y la inmediata denuncia de su madre ya que a la chica le habían extraído órganos vitales para derivarlos a una lista de enfermos en espera - en condiciones aún no claras- puso nuevamente en toda su globalidad el asunto médico y sus implicancias concéntricas.
En lo personal acompaño la normativa general que legaliza la disposición sobre transplantes. Por solidaridad existencial. Prefiero, además, ser parte de un tributo parcial a la Vida que así proseguirá latiendo en un prójimo, antes que un alimento de gusanos y micro organismos necrófagos, carroñeros de maderas y de mucosas de un cuerpo que ya fue.
Hace 25 años, internado en una ex Clínica, situada entonces en Bulevard Artigas esquina Maldonado de la ciudad de Montevideo, me pidieron los órganos, tiempos de cuando recién se había instrumentado la ley correspondiente de compulsiva e imperativa aceptación o negación bajo firma. Lo ignoraba entonces. En la oportunidad actuó con ruda falta de ponderación -tanta que ya resultaba una cretinez- la burócrata enfermera de aquella mutualista. Concurrió a la temblorosa sala colectiva con papeles y lápiz en ristre a pedirme los órganos para que expresara mi voluntad formal, voz alta y timbre agudo el suyo. Requirió sin “anestesia” el reclamo. El natural estrés de mi situación patógena, se acentuó ipso facto, cual si fuese miedo de jubilado al percatarse de sus actuales descuentos impositivos. También temblaron mis compañeros ocasionales de internado, que inmediatamente les tocaría a ellos la opción. La mía era vanguardista por el hecho aleatorio de ser primerizo al estar depositado en la cama más próxima a la puerta de ingreso. Hice mi catarsis con tonante verbo furioso , mandándola al estiércol, conjuntamente con unas lecciones elementales y primarias de cómo debe tratarse a un enfermo en situación de admisión, portante de síntomas de un mal pero con diagnóstico todavía desconocido que vulnera de incertidumbre su equilibrio anímico. Recogí aplausos de la barra enfermiza, mas que solidarios, vengativos por interpósita persona, hacia la dañina dama de la cofia. Y allí nomás me agrandé, dándole más presión a mi alegato gracias a la impulsiva motivación que imprevistamente adquirí en medio de un paisaje de vendas, chatas y violines y esos aromas etílicos y otros líquidos tan penetrantes y habituales, aunque no superara el medio minuto la doliente perplejidad de mi inesperada fama.
Después, me enteré, que les enseñaron a los profesionales del personal para –médico cómo proceder en estos casos. Por eso la intensa divulgación del tema a la interna hospitalicia determinó que ya no le ocurrirá a nadie padecer hoy situación análoga a la mía.Es que transcurrió más de un cuarto de siglo cuando viví el suceso original, años de milenio anterior. Pero mi temor, ahora, es otro! ¿Qué pasa si me achuran mórbidamente sin necesidad? ¿O a un familiar, amigo, o cualquier prójimo, por mala praxis de bisturí y corruptas debilidades de bolsillo? ¡Hay que ofrecer todas las garantías al donante promitente!…”que cosas veredes Sancho”...
En lo personal acompaño la normativa general que legaliza la disposición sobre transplantes. Por solidaridad existencial. Prefiero, además, ser parte de un tributo parcial a la Vida que así proseguirá latiendo en un prójimo, antes que un alimento de gusanos y micro organismos necrófagos, carroñeros de maderas y de mucosas de un cuerpo que ya fue.
Hace 25 años, internado en una ex Clínica, situada entonces en Bulevard Artigas esquina Maldonado de la ciudad de Montevideo, me pidieron los órganos, tiempos de cuando recién se había instrumentado la ley correspondiente de compulsiva e imperativa aceptación o negación bajo firma. Lo ignoraba entonces. En la oportunidad actuó con ruda falta de ponderación -tanta que ya resultaba una cretinez- la burócrata enfermera de aquella mutualista. Concurrió a la temblorosa sala colectiva con papeles y lápiz en ristre a pedirme los órganos para que expresara mi voluntad formal, voz alta y timbre agudo el suyo. Requirió sin “anestesia” el reclamo. El natural estrés de mi situación patógena, se acentuó ipso facto, cual si fuese miedo de jubilado al percatarse de sus actuales descuentos impositivos. También temblaron mis compañeros ocasionales de internado, que inmediatamente les tocaría a ellos la opción. La mía era vanguardista por el hecho aleatorio de ser primerizo al estar depositado en la cama más próxima a la puerta de ingreso. Hice mi catarsis con tonante verbo furioso , mandándola al estiércol, conjuntamente con unas lecciones elementales y primarias de cómo debe tratarse a un enfermo en situación de admisión, portante de síntomas de un mal pero con diagnóstico todavía desconocido que vulnera de incertidumbre su equilibrio anímico. Recogí aplausos de la barra enfermiza, mas que solidarios, vengativos por interpósita persona, hacia la dañina dama de la cofia. Y allí nomás me agrandé, dándole más presión a mi alegato gracias a la impulsiva motivación que imprevistamente adquirí en medio de un paisaje de vendas, chatas y violines y esos aromas etílicos y otros líquidos tan penetrantes y habituales, aunque no superara el medio minuto la doliente perplejidad de mi inesperada fama.
Después, me enteré, que les enseñaron a los profesionales del personal para –médico cómo proceder en estos casos. Por eso la intensa divulgación del tema a la interna hospitalicia determinó que ya no le ocurrirá a nadie padecer hoy situación análoga a la mía.Es que transcurrió más de un cuarto de siglo cuando viví el suceso original, años de milenio anterior. Pero mi temor, ahora, es otro! ¿Qué pasa si me achuran mórbidamente sin necesidad? ¿O a un familiar, amigo, o cualquier prójimo, por mala praxis de bisturí y corruptas debilidades de bolsillo? ¡Hay que ofrecer todas las garantías al donante promitente!…”que cosas veredes Sancho”...
Post Escritum: En el foro de hoy (06.08.07) de Montevideo.com sobre el tema de la donación, una corresponsal dice lo siguiente:
» Foros : Donación de órganos
¿Está de acuerdo con las normas de donación actuales?.- Mónica 2003 06/08/07 19:27."Sigo para explicar un poco más por qué digo que de haber irregularidades serían imposible de esconder. 1) Hay leyes que no se cumplen, pero la ley sobre donación de órganos, se cumple a rajatabla.La ley prohibe la donación entre donantes vivos no emparentados, por lo que está prohibido vender órganos ni obtener ningún otro tipo de beneficio.En el caso de los donantes a través del Banco de Órganos, es condición imprescindible demostrar la muerte cerebral del donante. 2) En nuestro país tenemos una organización en este tema, que incluye al Banco Nacional de Organos y Tejidos, al Fondo Nacional de Recursos, al MSP, a la Facultad de Medicina y a los equipos de trasplante(TR) que son varios. Es tan larga la cadena que hace imposible cometer irregularidades y lograr taparlas. La razón: Un trasplante nunca pasa desapercibido.Fijénse cuánta gente participa. El donante está en un CTI, donde es asistido por mucha gente sin ninguna relación con los equipos de TR que lo comunica al BNOT que hay un paciente con muerte cerebral.Esto pone en marcha todo el andamiaje del Banco que es otra cadena en sí misma . Si el donante es apto, la extracción del órgano se hace en el Hospital donde está internado el donante, con el equipo del block quirúrgico de ese hospital más el equipo de TR. El receptor por su parte está internado en otro lugar, donde funciona el equipo de TR (H. de Clínicas, H.Italiano, H.Americano, H.Evangélico o M. Uruguaya). Allí se opera en otro block Q con el personal de ese hospital, más el equipo de TR. Luego es atendido por el personal de piso especializado en TR. A eso debemos agregar, que se entera todo el equipo tratante que atendió al paciente desde mucho antes de llegar al TR.Ese personal (médicos y enfermeras) a su vez, no pertenecen a los grupo de TR. Por si fuera poco, tenemos a las familias, amigos, conocidos, vecinos, tanto del donante como del receptor. No menos de cien personas por cada trasplante. Por último, no existen TR "particulares" todos se hacen a través del Bco. de Organos y del FNR que los paga y controla. Espero que se comprenda lo que decía al principio y en el mail anterior: no hay mafia ni corrupción en este tema y si la hubiera se sabría y podría demostrarse. Por último, en el caso que salió en la prensa y dio lugar a este foro, ya habrán visto que mostraron el original con la firma de la madre consintiendo la extracción de órganos. Para despejar otras dudas, soy médica y no trabajo en ningún equipo de TR. Nada más."
¿Está de acuerdo con las normas de donación actuales?.- Mónica 2003 06/08/07 19:27."Sigo para explicar un poco más por qué digo que de haber irregularidades serían imposible de esconder. 1) Hay leyes que no se cumplen, pero la ley sobre donación de órganos, se cumple a rajatabla.La ley prohibe la donación entre donantes vivos no emparentados, por lo que está prohibido vender órganos ni obtener ningún otro tipo de beneficio.En el caso de los donantes a través del Banco de Órganos, es condición imprescindible demostrar la muerte cerebral del donante. 2) En nuestro país tenemos una organización en este tema, que incluye al Banco Nacional de Organos y Tejidos, al Fondo Nacional de Recursos, al MSP, a la Facultad de Medicina y a los equipos de trasplante(TR) que son varios. Es tan larga la cadena que hace imposible cometer irregularidades y lograr taparlas. La razón: Un trasplante nunca pasa desapercibido.Fijénse cuánta gente participa. El donante está en un CTI, donde es asistido por mucha gente sin ninguna relación con los equipos de TR que lo comunica al BNOT que hay un paciente con muerte cerebral.Esto pone en marcha todo el andamiaje del Banco que es otra cadena en sí misma . Si el donante es apto, la extracción del órgano se hace en el Hospital donde está internado el donante, con el equipo del block quirúrgico de ese hospital más el equipo de TR. El receptor por su parte está internado en otro lugar, donde funciona el equipo de TR (H. de Clínicas, H.Italiano, H.Americano, H.Evangélico o M. Uruguaya). Allí se opera en otro block Q con el personal de ese hospital, más el equipo de TR. Luego es atendido por el personal de piso especializado en TR. A eso debemos agregar, que se entera todo el equipo tratante que atendió al paciente desde mucho antes de llegar al TR.Ese personal (médicos y enfermeras) a su vez, no pertenecen a los grupo de TR. Por si fuera poco, tenemos a las familias, amigos, conocidos, vecinos, tanto del donante como del receptor. No menos de cien personas por cada trasplante. Por último, no existen TR "particulares" todos se hacen a través del Bco. de Organos y del FNR que los paga y controla. Espero que se comprenda lo que decía al principio y en el mail anterior: no hay mafia ni corrupción en este tema y si la hubiera se sabría y podría demostrarse. Por último, en el caso que salió en la prensa y dio lugar a este foro, ya habrán visto que mostraron el original con la firma de la madre consintiendo la extracción de órganos. Para despejar otras dudas, soy médica y no trabajo en ningún equipo de TR. Nada más."
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