-Sillas vacías ¡ Ocupémoslas!-
¡Cuán hermosa estaba el auditorio de la Intendencia montevideana! Mucha gente mayor, ávida de continuar su vida sin limitantes etarias y culturales y, en muchos casos, sólo, superando con alguna aprensión, naturales desgastes óseos.
En la parte de abajo, varios danzaban. Arriba, en la platea alta, estàbamos los que gozábamos la contemplativa observación de la alegría contagiosa de nuestros pares.Apenas un descansito...pues tras el mismo,nos sumergìamos en la asamblea bailable y canora.
A mi lado cinco sillas desocupadas. ¡No puede ser!, me puse a meditar.¿A cuál amigo existencial invitaría allí , en ese momento, aun sin adjudicación para siempre de la reserva sedente , admitiendo la posibilidad de algún recambio futuro , valiesen las circunstancias casuísticas?
Ya sé: A Sócrates...a Dante Panzeri...a Federico Nietzsche.....Ruben Darío...y a Carlos Vaz Ferreira.
Y tú, también amigo mío,¿a quién invitarìas para cinco lugares predilectos?
Y tú, también amigo mío,¿a quién invitarìas para cinco lugares predilectos?
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