-Silvicultor en los carnavales-

Lunes del triste pandémico Carnaval/
fiesta pagana en su condenado declive/
con sus ritos sin censura del febrero anual/
feriado cubierto, para el tímido que se inhibe./

Fue mi retorno sucedáneo a otra ocre tradición/
sin ristre patógeno, visible en el actual calendario,/
inhumando vida en chacra de arbórea plantación,/
desde la pródiga botánica de un frutal recetario./

Palas poceras , azadas y el artesanal prolijo rastrillo/
trasplantan su nuevo hogar a un níspero y una higuera/
bosta de caballo y humus de azabache en el fértil anillo,/
alquimia futura de ricas frutas, sabor de eterna cumbrera./

Y en la roturación de plantador por querida precedencia/
tuve vanguardista clamor principal con un verde limonero,/
grata vocación de geronte de su lejana inicial experiencia/
cuando entonces -adolescente con acné- logré éxito señero./

Continuidad de la Vida es secular universal mandamiento/
acto personal de vigilia, más si uno siente se le va la suya;/
llevando de peón a su hija, compensatorio plácido cascamiento,/
y placer espiritual del candor filial, muy comprensiva la ayuda ./

Antes que concluyan los caniculares días del jocundo Dios Momo/
plantaremos en humedales más árboles, frutales y ornamentales,/
herederos de la antigua pasión agricultora, de uruguayo el aplomo,/
sin importar por estar cautivos de la tierra, la remisiòn de carnavales./

Nos gusta un jacarandá amarillo y la tan precoz anacahuita/
- sombráculos centinelas hacia los más furiosos rayos solares-/
y la trepadora bendición verdirroja de la bella y floral Santa Rita, /
sus otoños y estíos, inviernos y primaveras, regocijos a mares./