-Lunes de Carnaval, plantación de árboles por "Los Cerrillos"-
No sé porqué, pero siempre me gustó plantar árboles.
Una vez la precedencia la tuvo un limonero que pagó su parto cuando lo volvì a la tierra original en la permanencia de frutos ricos y amarillos de tantos empleos compensatorios para la salud y los menús. Todo el año. Después se secó su noble savia. Me dio pena cómo las esferitas amarillas tan grandes, de a poco, en letania larga y de apego combatiente a la vida, se fueron transformando en bolillitas. Sus hojas mustias caían al suelo del tapiz ocre.¿Cancrosis? Tampoco lo sé, dejándome el ansioso deseo de seguir siendo artesano silvicultor.Y asi fue.
Ya geronte, entre la oportunidad y el infantil origen experiencial, volvi a las palas , al rastrillo y al humus negro, bien negro.Se asociò mi heredera del mismo placer, Gabriela, mi segundogènito.
Tenemos planificado plantar árboles ornamentales y frutales.
Comenzamos en probanzas iniciales -a cuenta de más- con tres que elegì como volviendo a la niñez y a la juventud por la influencia de distintas razones:
-Un limonero....el árbol que mas aprecio pues siempre me fue fiel. -Un níspero que recuerdo cuando me trepaba gurì para comer su rica pulpa en la casa de mi abuelo, el viejo Francisco Saez, en su casa de frente al Praga.
-Y una higuera "porque es áspera y fea yo le tengo piedad a la higuera", evocando los versos de Juana cuando estudiaba adolescente magisterio en el Normal de Mercedes que me impactó la sensibilidad de la melense en su voz lírica.Similar a su "El vendedor de Naranjas". Ojala crezcan y maduren. Después vendràn ornamentales y umbrìos. Un paraíso , una anacahuita y un jacarandá. Desde los frutales naranjos y tangerinos, manzanero , ciruelo y duraznero y dos paltas que ya las tengo. Será de a poco, pero en este tiempo.Es que en el "Vivero" también se experimenta la inflación. Tengo, no obstante, el permiso y la donación de la tierra -la generosa tierra de Canelones- para plantar vida e ir despidiéndome de la mía con un buen recuerdo. Y siempre, plantar árboles...que es poesía botànica en el sentir que compartì con Juana de América ( hoy también) y sus enseñanzas estéticas y afectivas.
-La Higuera-
Porque es áspera y fea/ porque todas sus ramas son grises,/ yo le tengo piedad a la higuera./ En mi quinta hay cien árboles bellos,/ ciruelos redondos,/ limoneros rectos/ y naranjos de brotes lustrosos./ En las primaveras,/ todos ellos se cubren de flores/ en torno a la higuera./ Y la pobre parece tan triste/ con sus gajos torcidos que nunca/ de apretados capullos se viste.../ Por eso,/ cada vez que yo paso a su lado,/ digo, procurando/ hacer dulce y alegre mi acento:/ «Es la higuera el más bello/ de los árboles todos del huerto»./ Si ella escucha,/ si comprende el idioma en que hablo,/ ¡qué dulzura tan honda hará nido/ en su alma sensible de árbol!/ Y tal vez, a la noche,/ cuando el viento abanique su copa,/ embriagada de gozo le cuente:/ ¡Hoy a mí me dijeron hermosa! -Juana de Ibarbourou.
-Un limonero....el árbol que mas aprecio pues siempre me fue fiel. -Un níspero que recuerdo cuando me trepaba gurì para comer su rica pulpa en la casa de mi abuelo, el viejo Francisco Saez, en su casa de frente al Praga.
-Y una higuera "porque es áspera y fea yo le tengo piedad a la higuera", evocando los versos de Juana cuando estudiaba adolescente magisterio en el Normal de Mercedes que me impactó la sensibilidad de la melense en su voz lírica.Similar a su "El vendedor de Naranjas". Ojala crezcan y maduren. Después vendràn ornamentales y umbrìos. Un paraíso , una anacahuita y un jacarandá. Desde los frutales naranjos y tangerinos, manzanero , ciruelo y duraznero y dos paltas que ya las tengo. Será de a poco, pero en este tiempo.Es que en el "Vivero" también se experimenta la inflación. Tengo, no obstante, el permiso y la donación de la tierra -la generosa tierra de Canelones- para plantar vida e ir despidiéndome de la mía con un buen recuerdo. Y siempre, plantar árboles...que es poesía botànica en el sentir que compartì con Juana de América ( hoy también) y sus enseñanzas estéticas y afectivas.
-La Higuera-
Porque es áspera y fea/ porque todas sus ramas son grises,/ yo le tengo piedad a la higuera./ En mi quinta hay cien árboles bellos,/ ciruelos redondos,/ limoneros rectos/ y naranjos de brotes lustrosos./ En las primaveras,/ todos ellos se cubren de flores/ en torno a la higuera./ Y la pobre parece tan triste/ con sus gajos torcidos que nunca/ de apretados capullos se viste.../ Por eso,/ cada vez que yo paso a su lado,/ digo, procurando/ hacer dulce y alegre mi acento:/ «Es la higuera el más bello/ de los árboles todos del huerto»./ Si ella escucha,/ si comprende el idioma en que hablo,/ ¡qué dulzura tan honda hará nido/ en su alma sensible de árbol!/ Y tal vez, a la noche,/ cuando el viento abanique su copa,/ embriagada de gozo le cuente:/ ¡Hoy a mí me dijeron hermosa! -Juana de Ibarbourou.
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