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Se dice en el gracejo popular que la mejor actitud operativa ante la Vida y sus problemáticas es proceder con "la mente fría y el corazón caliente", una suerte de dialéctica de la temperatura vital.
No obstante no es bueno exagerar pues tengo la mente tan congelada...que saturado por el tajante frío antártico, ni "pienso ni existo".
Hasta el corazón, acosado por la presión se enfría y la gelidez lo perturba.
¡Viva el verano!....que ya por el diciembre caluroso tendré tiempo de sentenciar"¡Bienvenido Invierno!" en esa veleidosa conformación de la versatilidad de los humanos según les apriete el zapato.
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