No sé por qué, pero en este momento me ha asaltado una cavilación
genealógica. La búsqueda de ancestros significa ingresar en una suerte
de túnel del tiempo lleno de estalactitas y estalagmitas, amén de
otras dificultades que presentan los difíciles escollos diplomáticos
a superar. No obsta solo con la tradición oral y diferentes
metodologías investigativas.
Tras trasponer los obstáculos centenarios en busca de nuestros Saez,
Santos, Silva o Sallaberry, según le corresponda a cada cual, y arribamos a
uno de ellos con el certificado oficial ponderado y legitimizado con
sellos, signos y firmas, de un municipio español , de una casi
perdida aldea del Piamonte o de los Pirineos atlánticos franceses,
sentimos concretamente el afecto de un reencuentro con un alma
revivida en algún lugar de nuestras funcionalidades psíquicas,
suficiente como para iniciar un diálogo sutil.
Sin embargo la realidad no es tan fantástica , pero nos puede llevar a
fantasías. Si en verdad, venciendo la dimensión tiempo, pudiéramos
tener un mágico encuentro con el familiar hallado ¿sentiríamos el análogo
vínculo amoroso que sí tuvimos en la búsqueda papelesca de los
documentos fehacientes?
¿Alguien ha pasado por ese cuestionamiento o es un simple delirio
personal de confusiones de este escriba? ¿Gozamos más en la tarea
investigativa antes que en una concreta instancia misteriosa que
produzca un virtual encuentro concreto con otro ser de otro tiempo
viviente, en otro espacio y otra cultura y, por supuesto, que sea
parte de una rama vigorosa de nuestro árbol verde?
Perdón por el extravío si acaso es solo alucinación exclusiva de mi
persona. Aunque de repente mis ondas no son exclusivas y andan en
algún prójimo, también por ahí....
Respetuosamente
Alfredo Saez Santos
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Responde: Martha Agote Errecaborde, desde Mar del Plata, Argentina.
Estimado Alfredo:
No tengo el gusto de conocerle, el estado anímico que trasunta muestra por un lado el deseo de encontrar sus ancestros, al tiempo que sin saberlo está indeciso en la aceptación de lo que hallare. Por eso le escribo. Creo que puedo contribuir a despejar sus dudas haciéndole partícipe de las que todos los buceadores genealógicos enfrentamos. Muchas veces tememos que los papeles nos traigan noticias desagradables. Aún así son nuestros antecesores, con lo bueno y lo otro; ya está, no hay rechazo, al igual que con el nacimiento de un niño pudiera no agradarnos lo obtenido, podremos no aceptarlo pero nunca rechazar la genética e historia familiar. Es parte del premio ó castigo a nuestra curiosidad, dirían los escépticos; y los esperanzados aceptarán lo que el pasado nos envíe. Ahora bien, para clasificar al pasado no olvidemos considerar las circunstancias que atravesaron y soportaron esos abuelos que nos dejaron sus genes, su coraje, su adaptación a los medios que enfrentaron. Cómo sobrevivieron.....Espero no haberle ofendido, más bien haberle acercado algo de razonamiento maduro. Cordialmente.
Martha Agote Errecaborde,Mar del Plata, R.Argentina.
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Estimada Martha:
Le agradezco su comentario el que, obviamente, parte de una
interpretación que ud.hace de mi interioridad a partir de lo que
Ud. posee de mí, un escrito singular, personal, que siempre será una
parcialidad de mi vida y no mi totalidad, seguramente un poco más
compleja que la gacetilla que expuse a consideración. Es posible sí
extraer consecuencias , inclusive de una "parcialidad", que de ella se
valen los Test de Apercepción Temática; pero siempre subyace el riesgo
de, a partir de una premisa errónea ,sacar, claro, conclusiones
equivocadas o por lo menos sujetas a revisiones.Como verá, parecen
existir otros "Saez" en algunas identificaciones estimuladas por mi
cavilación,y ello, de repente, puede hacer suponer que habemos
"gemelos". No creo que sea así, tan simple.Cada ser es un universo con
destellos centrípetos y centrífugos muy propios....todos los cuales
hacen de la vida una maravilla indescriptible de un gran diseño que
nos supera.
Yo sentí un enorme placer al leer su apreciación porque a partir de
su pensamiento diagnóstico, medito y, en las eventuales sumatorias de
más respuestas, pongo en banco de prueba mis conocimientos y ataco
mis ignorancias, siempre tan dolorosos ambos, conocimientos e
ignorancias, en la elusiva aventura de aproximarnos a la inalcanzable
verdad absoluta.
Muy cordialmente y agradecido.
Alfredo Saez.
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Responde ahora: Esc. Socorro Ricaldoni de Buenos Aires.
Estimado Alfredo Saez:
Muy bueno lo suyo!!! Le cuento que sus ondas también han andado, y muchas veces, por esta "prójima" que le escribe... y más aún, me cuestiono - al comprobar qué lejanos a veces nos sentimos de nuestros hermanos - primos, sobrinos, todos contemporáneos, si no nos pasaría lo mismo con respecto del antepasado que hemos hallado luego de tanto esfuerzo genealógico. Eso me produce cavilaciones menos felices. ¡Y no le cuento cuando me siento posible "objeto" de búsqueda genealógica futura!!uyyyyy!!
Reciba mis saludos.
Socorro Ricaldoni.
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Estimada Esc.Ricaldoni
Le agradezco sus comentarios y sus cercandanzas con los míos... que aún están en proceso inacabado de meditación.
Muy cordialmente.
Alfredo Saez.........
Desde España:
por Antonio Amate Corcuera .
Me adhiero a sus cavilaciones, Alfredo. No sería desacertado pensar, que casi todos hemos tenido reflexiones similares.
En lo que a mi respecta, disfruto rastreando datos. Cuando se consigue un objetivo, la satisfacción dura, el tiempo que se tarda en emprender, una nueva búsqueda.
Yo diría, empleando un simil, que sentimos parecida sensación, a la que percibe un "buscador de tesoros". Con su detector de metales, peinando un espacio de terreno. Oyendo con atención, el pitido de la máquina cuando localiza una moneda antigua.
Buena meditación........
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De Julia Graciela (Argentina, Neuquén)
Hola Marta:
Sin querer polemizar, yo entiendo los "pensamientos" de Dn. Alfredo de otra manera.No creo que él se muestre indeciso en la aceptación de lo que hallare.Él dice:
-"Si en verdad, venciendo la dimensión tiempo, si pudiéramos tener un mágico encuentro con el familiar hallado ¿sentiríamos el vínculo amoroso que sí tuvimos en la búsqueda papelesca de los documentos fehacientes? "... Yo también lo he pensado así. La búsqueda en sí misma tiene magia. Y en las horas interminables por encontrar nuevos datos que nos acerquen a nuestros lejanos familiares, vamos creando un "vínculo amoroso", que realmente no sé si vivieran, si estos sentimientos serían así. Es más a menudo con nuestra familia un poco más lejana y viva (primos, tíos, tíos abuelos...), no tenemos ése mismo empeño por comunicarnos o saber de sus vidas!Las "Cavilaciones fantásticas " de Dn. Alfredo, nos han hecho dar cuenta que muchos compatimos evidentemente esos pensamientos y que también gozamos con la tarea investigativa.Cordialmente
Julia Graciela
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De Méjico
por Carlos Bunge
Hola todos,
He disfrutado de las cavilaciones fantásticas expuestas por Dn. Alfredo,realmente nunca había pensado lo que él tan admirablemente plantea.
Sin embargo, más allá de cualquier cavilación fantástica, de un posible encuentro mágico con el familiar ya desaparecido, etc., puede haber también un lado positivo y altamente gratificante.
Yo, por ejemplo, me encontré con un bisabuelo (pp) interesante, que conocia poco y que ahora admiro; con un tatarabuelo (ppp) apasionado, amante de la naturaleza y de la música, que ahora tiene un lugar en mi "corazón" (cerebro) ; con un bisabuelo (pm) noble y afectuoso y con una vida sobrecogedora; y con mis bisabuelos (mp) que son ahora un sublime ejemplo de pareja unida y dichosa. Etc.
¡Qué sorpresas tan enriquecedoras han sido para mí!
Regresando a la línea abierta por Dn. Alfredo, efectivamente, lo que pude averiguar sobre la inmensa mayoría de mis antepasados no me entusiasma, y a veces hasta vergüenza ajena me da.
Saludos cordiales,
Carlos F. Bunge
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De Montevideo
por Daiana Bustelo.
Me siento muy identificada con sus meditaciones .Y me hizo acordar mucho de los cuentos que tan amablemente compartía hace algunos años Juan Carlos Alessandretti con miembros del grupo ArgenGen. A continuación les pego el comienzo de “GGrand-père” (“Grand Grand-père” o “Bis Abuelo”): “Una historia de ficción ...pero no tanto
Me encontré súbitamente con una idea que venía rondando en mi cabeza , algo insólito pensarán ...conminar a mis bisabuelos a que se hicieran presentes para charlar con su bisnieto...Juan Carlos , Gian Carlo , Jean Charles.
Esta es la historia.
Son las tres de la tarde y estoy solo y ansioso en el jardín de mi casa. Es una espléndida tarde de abril y el sol envía sus rayos que se atenúan gracias a una suave brisa que viene del sud.
Hace un tiempo que decidí invitarlos a una charla informal para conocerlos y a su vez ellos, para conocerme y , porqué no , reconocerse en mi que soy una prolongación de sus vidas.
Estoy seguro que no me sentiré defraudado por ellos . Más bien pensé , se sentirán defraudados por mi ? Me pareceré material y espiritualmente en algo a ese bisnieto que ellos anhelaban tener ?Cómo pensarán qué soy ? Se reconocerán en mí ? Con mis virtudes y defectos ?Habrían imaginado siquiera una vez que serían citados por un bisnieto ?Qué tendrían esa oportunidad única tal vez , de volver a este mundo terrenal para conocer un descendiente ?
Mi corazón latía con fuerza aterradora . Podré soportar , seré capaz de sostener sus miradas inquisitivas ?Ay ! Comencé a temblar no se si de emoción o de temor por lo que podía suceder.
Mientras esperaba ansioso su presentación , esas y muchas preguntas más brotaban a torrentes por mi mente . Mientras las preguntas iban y venían , nerviosamente recurría a mi reloj . Se estaban demorando. Y si no acudían a la cita ? Habrán ellos también sentido temor por regresar a este mundo...
Pero no , estaba seguro que vendrían porque el desafío era grande y porque constituía una oportunidad única en sus vidas .Seguro, seguro que vendrían me repetía una y otra vez .
Los primeros en llegar fueron dos italianos , Giuseppe Canepari y Giovanni Antonio Alessandretti.
(Continuará . Pero sólo para aquellos interesados . Me lo hacen saber a mi e-mail personal
Juan Carlos Alessandretti/Palomar)
Daiana Bustelo
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Elena Parajó, Montevideo.
Hola Don Alfredo, yo no se escribir tan bien como usted. Pero si pensé sobre cuando llegue a Galicia a la casa donde nació mi padre, que ahí viven unos primos, vivieron mis abuelos y nacieron todos mis tíos y mis primos. Pensé que lindo cruzar el tiempo, llegar y poderle decirles esas palabras que nunca pude a mis abuelos, o disfrutar mis primos que están todos mayores . Correr por esas tierras. Como la imaginación vuela muy alto, lo imaginé y comencé a escribirlo. Viaje en la imaginación pero, claro, entreverándolo con la historia. Uno vive las vivencias de ellos, los problemas económicos , las guerras... y asusta un poco. Según Bryan Weiss, en muchas vidas muchos maestros, el que si no lo leyó se lo recomiendo. Hay una chica que por hipnosis vivió varias vidas. Cuando las familias se desarraigan por culpa de la emigración... en la mente de algunas personas -puedo decir que en la mía sí- me hubiese gustado viajar por ese túnel imaginario para disfrutar esa familia que nunca pude. Pero bueno, como usted dice, queda en la mente de cada uno pensar así.Un saludo.
Elena Parajó.
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De Hugo Domínguez, Argentina.
Bueno, le cuento. Se trata de algo relacionado con su meditación y que me sucedió cuando me inicié en genealogía. Entonces, luego de una entusiasta búsqueda de actas y de cualquier otro rastro que me llevase al encuentro de un antepasado a quien yo indefectiblemente acabé idealizando (no sé si por "amor" al esfuerzo que implica la búsqueda misma o vaya a saber uno por qué), encontré un primo que buscaba lo mismo. A pesar de que nuestro ancestro era una persona (al menos, eso creo). Digo "lo mismo", en forma neutral, porque no sé si él buscaba a su (mi-nuestro) ancestro o tan sólo los papeles... Novato como era yo en esto de los "primos genealogistas" y ante la imposibilidad de viajar en el tiempo para tomar unos mates y charlar un rato con mi ancestro tan buscado, mi "lógica emocional" hizo un cálculo directamente proporcional teniendo en cuenta al primo en cuestión: la realidad me indicaba que mi ancestro (nacido en 1720), obviamente, está más que muerto, pero mi primo, tambien portador de unas gotas de la sangre de aquel ancestro en común, estaba aquí y ahora, por lo tanto no dudé en expresarle la cordialidad que sentí al conocerlo. En cierta forma, para mí era honrar a nuestro ancestro. Y en ese momento sentí la diferencia: él tenía sed de papeles, no deseaba estrechar vínculos. Quizás pequé por "inmadurez emocional".Sólo puedo decir que los papeles, cada uno de ellos como un Todo organizado y terminado (por no decir "muerto"), suelen generar una sensación de control total, de "no-sorpresa", de me aventuro sin aventurarme, de durante el día doy la vuelta alrededor del mundo, pero de noche duermo calentito en mi cama.Por otro lado, un primo, vivo aquí y ahora, es justamente todo lo contrario: es alguien que me muestra que existe otra forma de ver la vida y eso aterra a la mayoría. Dejo que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo, en lo personal, pienso reincidir: para mí cada papel es un cartel que me puede guiar a la magnífica experiencia de conocer primos. Un saludo cordial para todos.
Hugo Domínguez
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Elena Pírez, Montevideo
Hola todos
Me gustó mucho este tema, pero creo que hay que hacer esta cavilacion con libros de historia al lado nuestro y visitando museos...Porque tenemos que pensar que hoy vive mejor una familia comun que una noble del siglo XVIII. Tenemos que imaginar vivir a nuestros antepasados sin luz electrica, sin gas , sin agua corriente, sin electrodomesticos , sin vacunas ,con una medicina precaria ,sin antibioticos,con transportes incomodos , lugares en nuestro paises americanos sin puentes , ni carreteras,,soportando moscas , mosquitos .Bueno por suerte , nosotros somos descendientes de esos heroicos sobrevivientes .Tenemos que agradecer su sacrificado esfuerzo.¡Gracias abuelos y abuelas!
Elena Piriz.
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De Alfredo Saez
Entiendo tu meditación Elena.
Y me lleva a lo siguiente: En el siglo XXII D.C. no faltará alguien que diga¡Pobre la gente que vivió en el siglo XX y en el XXI , nuestros abuelos sobrevivientes que les faltaton tantas cosas,como sin....sin....sin....sin... (Claro, siempre y cuando la Humanidad llegue al siglo XXII pues ahora el ozono es un buraco tremendo en los agujeros de su capa protectora....hay bombas nucleares para destruir 50 veces La Tierra aunque con una sola alcance....hay cambio climático que crece para mal.....existe el ébola, la diabetes,el sida,las esquizofrenias ...todas ellas enfermedades incurables....."kamikazes" de varias nacionalidades no solo nipones....sectas prosuicidios...mutaciones somáticas y éticas....etc.)
Cordialmente
Alfredo Saez
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Elena Parajó, Montevideo
Hola Don Alfredo.
Por favor no conocía esa fase negativa suya. Todos los males juntos. Pero si tenemos montones de cosas buenas, pensemos que en otros momentos el mundo tuvo los mismos problemas climáticos que tenemos ahora. Hace dos semanas en la tv pasaron eso mismo, que existieron los mismos problemas, pero solamente que no fue problema de la capa de ozono , que si no fueron problemas del sol , que el sol rige el clima de la tierra y las variantes climáticas .Respecto a lo que dice mi tocaya (Elena Pírez) que tenemos tantas cosas, fantástico, pero creo que ahora vivimos presos por lo que tenemos. Antes, eran más libres, tenían menos pero vivían más felices. En mi familia mi abuelo tenia 10 hijos y se casaron todos. Tuvieron sus hijos y llegaban las fiestas y todos juntos marchábamos detrás de mi abuelo, todos amontonados en los pocos coches que había en toda la familia . Aquello era una fiesta.Hoy todos tenemos coches y cada uno sale por su lado, entonces no sé hasta qué punto es mejor tener tanto, porque somos guardianes de nuestras cosas y vivimos para mantenerlas, para cuidarlas, para que no nos roben . Yo creo que cada momento debe haber tenido una etapa buena o una mala.-
Elena Parajó
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De Alfredo Saez
Hola querida Elena:
Es bueno tener un optimismo reconfortante que es el que vibra en su ser,
pero también es de estimar una cuota dialéctica de pesimismo responsable hacia el riesgo, pues así ,creemos, siempre se ha resuelto la vida.No soy,como lo endilga desde el arranque, un "negativista".Y si lo soy, es dentro de un esquema donde hay bálsamos de optimismos equilibrantes para armonizar etologías individuales y que, ojalá, sean también colectivas en el marco de reflexiones holísticas.Mi ultima intervención sobre el asunto del que fui "maestro de ceremonias" es muy escueto pero,por favor, aprecie que no soy el constructor exclusivo (¡faltaría más!) de los males que se enumeran, agenda permanente de las Naciones Unidas y pueblos serios. Soy apenas una minúscula partícula pasajera del protoplasma universal....y con incierta culpabilidad, por ejemplo, del cambio climático, del efecto invernadero, de la desertificación, de las hambrunas del Africa subsahariana, del consumismo depredador y de andar tirando misiles por doquier en el planeta,como para ser agente intelectual de tantos males.Tanto pensar en positivo como en negativo -en sí mismos y con exclusividad que descarte al otro antagónico de juicio-no es virtud inmaculada ni perversión masoquista de la que alguien pueda hacer gala . Son, sin los adjetivos que le incluí a los conceptos de (+) y de (-) , las columnas del más fuerte fuste en la racionalidad humana. Optimsmso exultante es exponerse a la caída sin red protectora; pesimismo goloso a la alborada de la redención que mejore calidades.
Muy cordialmente
Alfredo Saez
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Omar Doglio, Montevideo
Estimado Alfredo:
Creo que no se entendió tu intención al plantear un tema bien interesante para quien busca sus ancestros. Comparto con Elena Piriz que en nuestra investigación debemos basarnos en la documentación que encontramos. Al fin y al cabo la Genealogía no es una isla, más bien está conectada con otras disciplinas y ciencias como la Historia, Antropología, etc.
Pero el centro del asunto era imaginarnos que pasaría si pudiéramos encontrarnos con ese ancestro del que encontramos documentación, que sentiríamos y que simpatía o antipatía nos provocaría. A este respecto siempre debemos tener en cuenta la época histórica, el lugar geográfico y otros factores para hacernos una idea de como vivían.
En este punto me viene a la memoria cuando localicé en el folio 14 vuelto del Padrón del Exodo de 1811a Marcos Pereyra e Ignacia Bedoya, ancestros de mi esposa que partieron de San José siguiendo a las fuerzas artiguistas y después del Exodo regresaron al mismo lugar. Los mismos viajaban sin carruajes y con 2 hijos varones y 3 hijas mujeres. Marcos Pereyra era natural de Buenos Aires y falleció en San José el 23 de setiembre de 1816 (Libro 2 de Difuntos de la Parroquia de San José de Mayor, folio 79 vuelto). Se casó el 12 de setiembre de 1804 en la Parroquia de San José (Libro 1 de Matrimonios, folio 27) con María Ignacia Bedoya, nacida el 12 de agosto de 1784 (Parroquia de San José, Libro 1 de Bautismos, folios 21 y 21 vuelto), hija de Gervasio Bedoya natural de Pergamino, Buenos Aires y de María Manuela Segueza natural de Montevideo. Ignacia falleció en San José el 25 de febrero de 1870 (Parroquia San José, Libro 5 de Difuntos, folio 181). Traté de ponerme en la piel de estas dos personas viajando por aquellos caminos inhóspitos, durmiendo a la intemperie, con niños pequeños ... y realmente no pude hacerme una idea de lo que deben haber sufrido. Sin embargo, no puedo dejar de admirarlos por la determinación de dejar la seguridad de su casa y seguir a las fuerzas revolucionarias de Artigas.
Como se ve cada ancestro que encontramos es una historia de vida, y no solo fechas y nombres. Al fin y al cabo la Genealogía es eso: la reconstrucción de nuestra historia familiar. Saludos,
Omar Doglio
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Querido Omar:
Estoy de acuerdo contigo.
Simplemente aclaro que toda ciencia social , disciplina o arte que defina su identificación con el sufijo "logía" (logos : conocimiento, estudio,etc.) , no debe conformarse exclusivamente que la visión objetiva, producto de las imprescindibles investigaciones diplomáticas, documentales por vías literarias, sean las exclusivas y determinantes, sino que se debe asumir, también, el encanto de las subjetividades, ya más dificíles de rastrear al plantarse en el sub terreno de las hipótesis emocionales. Sobre esa complementación, la que de repente para algunos tendría que ser más robusta en lo testimonial escrito, yo la quiero en mi visión singular con más equilibrios, menos distanciadas las partes, so riego aún de dejar de ser ciencia y disciplina académica , para transformarse en aperturas de "ensayística". Será por eso que nunca representaría un árbol genealógico con una conífera, del tipo del los arbolitos boreales de navidad. Cargan mucha nieve, pueden congelarse...y es bueno que se les ponga algún chirimbolo, sin abusar, para alimentar fantasías...
Un abrazo.
Alfredo Saez.
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Daiana Bustelo, Argentina
Daiana para "Gen-Uruguay, group"
Hace un par de días releyendo el hilo del mensaje enviado al grupo por Alfredo Saez con el Asunto: “Cavilación fantástica”, me dieron ganas de compartirlo con otro grupo de genealogía para despertar nuevas reflexiones.
De: ArgenGen@gruposyahoo.com.ar [mailto:ArgenGen@gruposyahoo.com.ar] En nombre de Patricia Marchena [gruposgen@gmail.com]
<<...Si en verdad, venciendo la dimensión tiempo, si pudiéramos tener un mágico encuentro con el familiar hallado ¿sentiríamos el vínculo amoroso que sí tuvimos en la búsqueda papelesca de los documentos fehacientes?>>(Planeamiento original de A.Saez)
¡Qué tema éste! Voy a
confesar que yo sí lo he pensado. Si este encuentro fuera posible.. ¿qué
sentiría? Seguramente, habrá tantas respuestas como individualidades.
Por ejemplo, y partiendo de lo más cercano: nuestros abuelos. No recuerdo
cuándo, se comentó en este mismo grupo que tenemos un 25% de carga genética
de cada uno. Este porcentaje, se va diluyendo a medida que retrocedemos en
el tiempo. Entonces cualquiera puede llegar a preguntarse ¿que tengo en
común con mi tatarabuelo, un inmigrante italiano/gallego/vasco/polaco... del
siglo XIX, al que por supuesto no conocí?
Creo que el afecto, se genera desde la convivencia y la comunión de
objetivos. Aprendemos a amar, porque nos aman; a cuidar porque nos cuidan; a
valorar porque nos valoran. En este caso, no podríamos hablar de "vínculo
amoroso". Muchos pensamos en la genealogía como "homenaje" a ésos que fueron
eslabón de nuestra misma cadena, y yo simplemente creo que la necesidad de
saber, parte de algo propio, único y exclusivo. Tal vez sea el "gen" que
palpita en nuestra sangre o una razón que no sabemos exactamente a qué
obedece. Pero ahí está.
No hablaría de vínculo amoroso, sino más bien de respeto. Por lo que
hicieron, cómo lo hicieron y para qué lo hicieron. Pero el afecto, también
se transmite cuando nuestros padres nos hablan con emoción de sus abuelos;
de lo que sufrieron o de lo felices que fueron; o lo valientes; o audaces;
o.... quiero mucho a mi suegra y no la conocí. Sé de la hermosa persona que
fue por sus otras nueras y ellas me transmitieron ese afecto, no sé si se
entiende.
Si pudiera encontrarme con mi tatarabuelo italiano, mi desconocido bisabuelo
irlandés o mi suegro judío, a mí me gustaría tener al menos una larga charla
con ellos, para conocerlos; más allá de nombres y fechas. No sé lo que
sentiría y tampoco tengo la seguridad de que siquiera me agraden... pero es
una linda fantasía. Es todo lo que puedo decir.
Saludos,
Patricia Marchena
desde Eilat, Israel
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Maria Cristina Briand ,Argentina.
A Gen Uruguay esta reflexión y especialmente a Alfredo, muchas gracias.
Estimado Alfredo, he sentido la satisfacción de encontrar a una persona que pueda manifestar las “cavilaciones” de las cuales percibo que muchos de nosotros somos portadores.
Desde mi humilde lugar, puedo contarte que hace poco tiempo comencé con el trabajo de investigación para reencontrarme con mis ancestros y sí, mis funcionalidades psíquicas propiciaron que inicie un diálogo sutil con ellos, a medida que los encontraba.
Decís que la realidad no es tan fantástica, pero nos puede llevar a fantasías; ahora bien, para mantenernos dentro de la realidad recurro al trabajo de un autor que puede esclarecernos este tema y es Didier Anzieu, el nos transmite: que la capacidad de fantasear es uno de los rasgos más importantes de nuestro “Yo”, y que solo la fantasías individuales pueden ser movilizadas en los grupos, volviendo funcional la comunicación en torno a dos grandes polos, la fantasía y la técnica, entendiendo la técnica como el sistema de percepción-conciencia y a la realización de la tarea; el vínculo inconciente resulta de la circulación fantasmática, ésta estimula e influye para que no nos desviemos de la realidad, siendo a su vez una actividad del preconciente.
Por otro lado, esta fantasía individual, en su acepción freudiana, es un guión imaginario representado por algunas personas, el sujeto generalmente es el espectador y no el actor, de aquí deriva que la fantasía tiene una organización grupal interna. El sujeto intenta realizar este guión en su conducta, en sus síntomas y en sus sueños nocturnos. Las posiciones que hace que ocupen los otros y él mismo son permutables.
Aquí es donde podemos apreciar que esta resonancia fantasmática es la que reagrupa a los integrantes de un grupo, en este caso específico a los grupos de genealogía.
Nos preguntamos, si pudiéramos tener un mágico encuentro con el familiar hallado ¿sentiríamos el vínculo amoroso que sí tuvimos en la búsqueda “papelesca” de los documentos fehacientes? Yo estimo que sí, si nos encontráramos con este familiar ya tendríamos una representación interna de él, lo conocemos mediante la documentación y lo transmitido, se va revelando de a poco su proceso de pensamiento, sus conductas, las cuales aceptamos, no solo las buenas sino también las erróneas, de esta forma aceptamos al sujeto en su totalidad y descubrimos que formamos parte.
Creo que si gozáramos más en la tarea investigativa solamente, seríamos portadores de conductas maníacas que nos conducen a una búsqueda sin sentido, sin embargo, si logramos articular nuestro pensar con nuestro sentir, el hacer (la investigación) sería el resultado que satisface nuestras necesidades y deseos.
Cordiales saludos,
María Cristina Briand
Buenos Aires - Argentina.
Josefina Sánchez.- Montevideo.
La verdad que es una gran pregunta ¿porque buscamos a nuestros ancestros???
1-¿Es una búsqueda que raya con una conducta maníaca?
2-¿Es un vicio?
3-¿Por qué queremos realmente saber quienes eran nuestros ancestros?
4-¿Estamos preparados a aceptar su historia, es decir "nuestra historia",que de ser mítica, pasa a ser real?
5- ¿Cómo me preguntan mis parientes, qué "ganás" sabiendo nuestros antepasados?
Creo que hay un poco de todo.
Tal vez , por mi preparación filosófica, necesito que el plano místico pase a ser realista.Es una necesidad.
Pero reconozco que también es un vicio. Cada vez que encuentro una respuesta a mis búsquedas mi alegría es inmensa. Es como si rescatara algo de mí que no sabía y no me importa si ese resultado no era lo esperado.Al revés , es ahí que entro en la "cavilación fantástica".¿Cómo habrá sido? ¿por qué habrá sido?.
Querría poder volver a 200 o 300 años atrás, pero nunca me olvido que la verdadera vida es ésta y hay que aceptarla.
Pero, quiero que mis hijos puedan vivir con su pasado, para aceptar el presente.
Siempre repito la frase de los baskos:"Somos porque fueron, serán porque somos".
Josefina Sánchez. Montevideo.
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