- El Último Día-
Aquel fue el último registro del lacrimógeno día
de una vida todavía en procesal construcción
que el futuro, con venda y bastón, la culminaría
...en Montevideo, lejana aún su metropolitana bahía.
- Próspera niñez peregrina la nuestra de mercedarios bandidos
con el Pelau… los Nogués…Luis…Cucho…Carlitos…
incluidos mis dos hermanos, gritos y ardientes sonidos,
odiando de facto, Jorge y Carloncho, quietud de monolitos.
- Los años nos crecieron muy febriles en nosotros
correteando por Mauá, zambullendo en Remeros,
con bailes iniciales del Praga despuntando ya celos de potros
que Eros energizaba con los audaces y robados besos primeros.
Seguíamos las cálidas murgas y los corsos en la Rambla,
gélidos los vientos de junio, fueguina ira de Judas y San Juan,
extremeña agenda lúdica en plenilunio ¡qué todo se ensambla!
Recuerdos gozosos de juvenilia. Ya nunca más se nos irán.
- El viejo Cronos, loco, no se detiene. Camina y camina.¡Peripatético!
La barra sí. Para morir, sustituida por nietos y “felices” jubilaciones.
Guachitos del alma, nos señalaron Montevideo, mundano rol profético:
Y cambiamos mercedarias travesuras… por lerdos paseos ¡con bastones!
***
Racconto de una verdad singular y colectiva. Vivíamos tan felices allá....y cambiamos por acullá. Pero nos adaptamos, salvo cuando la melancolía nos atrapa. O mejor, la nostalgia, que no es igual a la melancolía. Aquella algo duele cuando te toca. Es "algia" que quiere decir, sufrimiento....
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