jueves, 1 de mayo de 2008

Mis Fastidios.



La justicia y la verdad son dos puntos tan sutiles que nuestros instrumentos son demasiado romos para tocar en ellas exactamente. Si llegan a acercarse, rompen la punta y se apoyan en todo alrededor, más bien sobre lo falso que sobre lo verdadero .Pascal.



Hay hechos que me provocan fastidios No me animo a decir –quizás porque no lo sé- y sólo constato síntomas, si la etiología de las molestias hallan respuestas en los laberintos de la vida racional, la afectiva, o en una conmixtión de ambas.
Son aprensiones que arrecian cuando, por ejemplo, apreciando un partido de básquetbol, un árbitro frente a una misma incidencia pita a favor de un equipo y su gemelo para el otro. Alguno de los respectivos colegiales del silbato se equivocó; uno del dúo seguramente tenía razón. Subsistirá la duda de cúal, pero no que la profesionalidad de ambos queda en entredicho, debilitada. Aún más de llevarse la reflexión a extremos: no deberían existir los arbitrajes, admisibles forzadamente en la imposibilidad de encontrar fórmulas sucedáneas de evaluación de confrontaciones. Si los jugadores fuesen éticamente puros, ellos mismos deberían detener el juego y auto señalarse como responsables de una infracción, que llevaría el "fair play" a la quinta esencia de la virtualidad. Dista mucho todavía a la humanidad para alcanzar ese estado de perfección. Deberemos, mientras con paciencia e ingenuidad lo aguardamos, proseguir con los jueces de básquetbol tradicionales y formales.
En el fútbol pasa lo mismo. El árbitro de línea levanta la bandera remitiendo en el código señalero a su colega principal que se ha configurado un off-side, pero éste ¡cúantas veces ordena que siga el juego desestimando la sugerencia del compañero! Otra vez: ¿quién se equivocó? Dadlo por seguro que fue uno de los dos, perjudicando a fulano de los adversarios del partido.
El colmo ocurre en enfrentamientos de boxeo donde actúa un tribunal arbitral. Ha ocurrido en fallos innombrables, absurdos y fantásticos. Alguien marca en su tarjeta empate, otro victoria del boxeador "x" y el restante del "y".Es en tanto más habitual y común, un 2 a 1 a favor de tal pugilista…al que no obstante hubo que conducirlo en camilla hospitalaria debido a la paliza recibida, aunque haya llevado la bolsa al ganador su acomodado bolsillo.
El resultado de estos contenciosos inesperados no se agota, claro, en el mundo del deporte. También vulnera a diversas órbitas del entramado social promoviendo fastidios mayores. Lo atlético, en puridad, atañe al marco referencial de parcialidades que gustan de estas disciplinas lúdicas, pero no a quienes les son indiferentes las destrezas competitivas de la lid del músculo, sea anaeróbico o aeróbico.
Una sentencia de una Suprema Corte de Justicia para un mismo caso debería generar una única y por ende justa definición. Pero en las sociedades donde la jurisprudencia no es fuente de derecho, caso del Uruguay, cada maestrito con su librito. Bah!, quise decir, cada juez con su punta de vista, leal buen entender rodeado de sabidurías incubadas en cien anaqueles y escuelas doctorales de abogacía que vibran al son de gimnasias dialécticas. De nada importa, o relativamente poco, la influencia no jurisprudencial de la decisión anterior que tomó para autos análogos un colega de judicatura. Así, recientemente en el país, evasores de impuestos de una cadena de Pizzerías montevideanas, algunos jueces penales fallaron procesamientos con prisión y, otros, procesamientos con tareas gerenciales de bálsamo social a desarrollar en un establecimiento alimentario estatal.
A raíz de una norma impositiva fiscal que alcanza a los jubilados se ordenó por la Autoridad se les descontase desde julio del año anterior a los ancianos el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF).Titulares de un Interés directo y legítimo apelaron mediante la presentación de recursos de inconstitucionalidad de la disposición al entender que una jubilación no es renta. La Suprema Corte de Justicia laudó por 3 a 2 en primera instancia que la ley era inconstitucional quedando como cosa juzgada. Por ende se procedió a retornar a los recurrentes iniciales el dinero mal descontado. En el ínterin, con el tratamiento de otros recursos presentados a posterioridad de los primeros, se jubiló una integrante de la Suprema Corte de Justicia, nombrándose por consenso ipso facto por el Poder Legislativo el sustituto. Luego de zafarse la vacancia, siguieron tal correspondía los pronunciamientos. No obstante ahora el 3 a 2 se transformó como por arte de birirbirloque en un 2 a 3 y, por ende, el descuento a los rentistas jubilados quedó sentenciado definitivamente como constitucional para los casos particulares estudiados a posteriori a la tanda inaugural.
De ese contrabalance chocante, habrá jubilados con descuentos y sin descuentos. El principio de igualdad zozobra desde que algunos ciudadanos de idéntico statu jubilar serán paganinis y los otros no.
Provoca fastidio.Y sobre todo con un valor agregado que quizás se desestimó por factor ajeno y de incompetencia legal en el análisis a los señores Jueces, pero no en la opinión pública en general que maneja diferentes ponderaciones. La mayoría de los jubilados beneficiados para no quedar involucrados en la quita, son actuales procesados militares y civiles con delitos tipificados que se rotularon con repugnantes crímenes de sangre. En tanto, quienes no tienen las manos manchadas de horror, tuvieron la mala fortuna de encontrarse con otra conformación de la Corte que falló al revés de la primera integración de magistrados, viajando en el "segundo vuelo"de su tortura económica vital.
¡¿Como se arregla la colisión interpretativa entre la "primera" Suprema Corte de Justicia. y la "segunda"?!
En deportes no existe arreglo al padecimiento pues los fallos en la cancha son después inapelables en tribunales. Si el gol del delantero fue con la mano y el árbitro, pájaro protervo , diría el hincha popular con versos de Ruben, lo convalidó, gol será para siempre. Cosa juzgada. Irreversible.Firme.
La situación del Uruguay la puede mitigar el bi Poder Político Ejecutivo-Legislativo. En tanto, la entropía recalienta el sistema social de credibilidades justicieras, catalizando más importantes graduaciones que los fastidios deportivos germinados en la equivocación de un Juez al cobrar penal fuera del área. Aquí la cosa no es un jueguito de futbolistas, sino la afectación de recursos de sobrevivencia a edades provectas de quienes, por encontrarse en esa situación, conceden handicaps mientras el Gobierno les acota aún más sus déficits.

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