Equívocos huevos sin galladura, tan crueles como infames.
Esta es la historia de nuevos y reiterados domingo futboleros a partir del minuto 91 en cualquier lugar de Montevideo o de Buenos Aires. Es un relato de peligrosas gillipolleces gallináceas que en sus consecuencias resultan impunes y fatales como en el cuento de víctimas y victimarios de Horacio Quiroga, La Gallina Degollada. La muerte súbita no es solo una forma de resolver una final pasional y loca por una vuelta olímpica cholula en el Estadio Centenario, en la Bombonera del riachuelo o en el Monumental de Núñez.
Desde la más remota humanidad, y en el ejercicio de sus temores e ignorancias que había que sublimar para mejor acomodarse al medio hostil sin poseer extrema fuerza muscular, piel peluda, alas ni garras, menos pies palmípedos para nadar con propiedad, el hombre a la par de su evolución como especie arborícola, bajó al suelo abandonando los primarios troncos y ramas mayores, protectores de sus flaquezas deficitarias. Desarrolló en relación de causa y efecto su cerebro, el que por evolución resultó formidable instrumento adaptativo.
Producto del cambio, mejoró las habilidades manuales, confeccionó herramientas, domeñó al fuego y a ciertos animales en sucesos que están en el primer capítulo de cualquier libro de su prehistoria bípeda…que la actual es a cuatro ruedas neumáticas. Por eso el recuento pretérito puede ser obstado como la hache en el verbo ir. Pero vale la pena destacar que aquellos primates homínidos elaboraron no solo objetos y cosas sino que complementaron sus destrezas con la creatura de símbolos a los que se le asignaba un valor de real consideración y, por ende, verdaderos talismanes frente a ignorancias y miedos inhibitorios.
Así elaboraron sus totems, emblema defensor del grupo social y, a veces, hasta ancestro o progenitor que identificaban con algún ser de la zoología, incluyéndose aún en la selección catálogos extraídos de la botánica -tal los canadienses, libaneses y chipriotas- por resguardar a su interior la virtud fundamental de estas imagenologías para sobrevivir en medio de las acechanzas del paisaje, de los meteoros o de intimidantes seres vivos depredadores,con los milenios descontrolado y bélicamente desgarrador.
Hay cierta tendencia a creer que la mitología fue cuestión de tiempos muy lejanos, aunque no es así. Los totems están presentes contemporáneamente en los elementos del culto más solemne de las comunidades políticas,verbigracia en los pabellones, escudos y monedas nacionales. El águila es internacional y vuela desde los EE.UU, Méjico a Europa que, incluso, le ha puesta hasta dos cabezas en algunos estados, una mirando para allá y la otras para acá.
El león prolifera por doquier, rampante o así nomás, en cuatro patas, bicho muy baqueano que deja todo lo bravo y peligroso en responsabilidad de la hembra.En fin…y se las dan de “machos”.
Los uruguayos somos muy animalófilos y pusimos dos cuadrúpedos: un buey y un caballo.Y además muy meteorológicos en la adoración solar, pasión análoga a la de varios países, ellos según casos muy lunarejos y estelares como los musulmanes y su media luna, y estrellados que existen en multi cantidad, sea Israel, USA, Australia, Birmania,Corea del Norte,Cuba,Chile, Puerto Rico, Mauritania, Samoa, Filipinas,Ghana,Honduras,Liberia, Libia,Marruecos, Venezuela, Nueva Zelanda,Pakistan, Panamá, Siria, Somalía, Turquía,Tunicia, Camerún, Togo, Vietnam del Norte,Yemen, Senegal, Argelia,etc.
El sol es potencia, energía viva. La luna tiene algo que ver con la hégira nocturna del profeta Mahoma desde La Meca a Medina para iniciar la gran difusión del Islam inicialmente entre arábigos del desierto, con altísima tolerancia a veces y en otras con la yijhad.
El águila vuela muy alto, tiene buena vista,es garruda e impera en los cielos.Vale su condición de talismán para quien lo porte y se lo tome muy a pecho.
Brillan las estrellas en la noche y son inalcanzables para cualquier terrestre con ánimos belicosos y su lejanía es condición de salvación para el protegido.
Nobles son los árboles del Canadá y del Líbano, dominando los siglos con obras maestras.
Algunas aves gallináceas son también dignas del celo más admirable al grado de apoteosis augustamente totémicas. Allí está el Gallo francés, siempre vigilante y fiero en la riña, desde el amanecer a la noche, que cuando dejó de serlo en un instante histórico se fotografió con fondo de la Tour Eiffel el bigotito y las tropas aguileñas y cruceñas de un tal Gustavo Adolfo. Uganda venera a su vez al cresta roja. Y obviamente, los uruguayos lo instalamos orgullosos en la gallera del escudo policial.
Sin embargo en Argentina y Uruguay con deporte tan populista como el fútbol, las respectivas ciudadanías denostan a los gallináceos al punto que los identifican con un repudiable anti totem.Y el jugador o club que pierde, es una gallina al caer sin honores aparente ¡Tremenda confusión! L os gallináceos son bizarros y aguerridos en sus dos versiones sexuales, gallo y gallina.Perdiendo o ganando en el circo de la lid a muerte.
El error radica que los mismos que son “gallinas”, si rotan color de plumas jugando por la selección, son como Hulk y mutan repentinamente en heroicos “leones”. Hubo un León de Maracaná en el 50 uruguayo; y felinos fueron los argentinos en el 78 y en el 86 con las leoninas melenas de Kempes y Maradona, respectivamente
Pero en los gallineros argentinos y uruguayos, hay varias Cocardas Mundiales a nivel de clubes y selecciones que nunca las tendrán ciertas águilas, al momento carentes estadísticamente de cetros de reinados del balompié ecuménico. Pese a que los bravos “leones” rioplatenses hace tiempo no ganan, ya no a una gallina, ¡sino a nadie! Así que no vengan que solo unos son las gallinas de Montevideo y de Buenos Aires, porque en el corral están todos las aves que hacen co-có y ponen solo huevos estériles en el nidal, no en otro lugar que tenga arco y red. Llorando ki-ki-ri quí desde luengo tiempo ya, y sobre todo en San Felipe y Santiago, con los palos sostenes del dormir sin higiénicas profilaxis.
La confusión de erráticas gallináceas deja muertos, viudas y huérfanos concretos y verdaderos.Sin mitolgías, sí con obituarios. El gallinero no se inmuta.
Ha llegado la hora de cortarles las patas para que no puedan escarbar más. Los huevos sin galladura que ponen están malditos.Ellos también.
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